Volkswagen AG se prepara para designar a Matthias Müller,presidente ejecutivo de su filial Porsche, al frente de todo el grupo y ha pedido las renuncias de varios de sus principales ingenieros para combatir el escándalo en torno a las emisiones de sus autos, que se ha propagado de Estados Unidos a Europa.
Las medidas tienen lugar un día después de que el presidente ejecutivo,
Martin Winterkorn, renunció por una crisis que le ha costado a la automotriz alemana casi un tercio de su capitalización bursátil. Se prevé que el ascenso de Müller sea ratificado el viernes en una reunión de la junta directiva, según fuentes al tanto.
Müller, de 62 años, tendrá la tarea de conducir a la mayor automotriz de Europa a través de un laberinto de investigaciones y demandas judiciales que probablemente la afectarán durante años.
La Comisión Europea instó el jueves a los gobiernos del bloque a implementar evaluaciones más realistas de autos nuevos y pidió que se investigue el uso de dispositivos para burlar las pruebas de emisiones.
La declaración se produjo luego de que expertos de la Unión Europea habían advertido desde hace tiempo sobre tales dispositivos y las diferencias en las pruebas de laboratorio y en las carreteras. De todos modos, el llamado de la comisión a que se adopten medidas fue la primera señal concreta de que las automotrices afrontarán estándares más rigurosos después del escándalo de VW.
“Debemos tener un panorama completo de cuántos vehículos certificados en la UE fueron acondicionados con dispositivos manipuladores”, dijo la comisión, señalando que eran ilegales bajo la ley del bloque.
Müller, que alguna vez fue aprendiz de fabricante de herramientas, también deberá asumir el volante de una empresa con un tamaño y una influencia gigantescos. Lo que empezó hace 78 años como un proyecto para fabricar los Escarabajos de bajo costo en Wolfsburgo, Alemania, se ha convertido en un imperio global que vende 10 millones de autos al año, ensamblados en más de 100 fábricas en todo el mundo, y emplea a más de medio millón de personas. Müller supervisará una empresa con una facturación anual de 200.000 millones de euros cuyo portafolio incluye desde autos baratos como los Skoda checos y marcas masivas como VW y la española SEAT, hasta vehículos de lujo como los Bentley y Audi, y autos deportivos como Porsche, Lamborghini y Bugatti.
La semana pasada, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) reveló que el fabricante había admitido que utilizó un software en algunos de sus modelos diésel de VW y Audi para superar las pruebas de emisiones en ese país. VW informó el martes que el programa estaba instalado en hasta 11 millones de vehículos en todo el mundo, redujo su previsión de ganancias y anunció que destinará 6.500 millones de euros (US$7.270 millones) a cubrir costos vinculados con el problema.
La crisis es una victoria amarga para Ferdinand Piëch, el heredero del inventor del Escarabajo, Ferdinand Porsche. Piëch se había visto obligado a presentar en abril su renuncia a la presidencia de la junta de la compañía tras un fallido intento de destituir a Winterkorn.
“Irónicamente, Piëch finalmente consigue lo que buscaba, un nuevo presidente ejecutivo. Desafortunadamente, necesitó un costoso catalizador externo”, dice Arndt Ellinghorst, analista de la firma de investigación at Evercore ISI. Agrega que Müller es una “buena elección” más allá de que probablemente sea una figura de transición mientras otros candidatos internos demuestren con el tiempo su valía para tomar las riendas en el futuro.
“Nuestra compañía fue deshonesta con la EPA, la Junta de Recursos del Aire de California, y con todos ustedes”, dijo Michael Horn, jefe de las operaciones estadounidenses de VW, a clientes y concesionarios en Nueva York el martes. “Nos equivocamos”.
Esta semana, los principales accionistas y líderes sindicales en la junta directiva forzaron a Winterkorn a dar un paso al costado. Personas al tanto dijeron que la empresa ha pedido a tres de los ingenieros de mayor rango que también presenten su renuncia.
No queda claro cuáles pueden haber sido los vínculos de los tres ingenieros con la crisis de emisiones, pero todos estuvieron involucrados en el desarrollo de los motores de VW.
En un reflejo del nerviosismo que se ha generado en la industria automotriz, los inversionistas vendieron acciones de la alemana
BMW AG el jueves después de que la revista local Auto Bild informó que una prueba en carretera realizada por Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT, por sus siglas en inglés) de uno de sus todoterrenos diésel mostró emisiones más altas que en el laboratorio. La publicación afirmó que el BMW X3 xDrive 20d emitió más de 11 veces la cantidad de óxido de nitrógeno permitido por la UE bajo condiciones estandarizadas. Representantes del ICCT no estuvieron disponibles para comentar.
BMW dijo que no había manipulado los resultados de las pruebas. Agregó que no tenía conocimiento de la prueba mencionada por Auto Bild, pero que muchos de sus modelos diésel habían superado pruebas del ICCT. Las acciones de la automotriz cayeron 5,2% en Fráncfort.
El nuevo informe se da a conocer después de que la reputación de BMW se había visto beneficiada en medio del escándalo de VW.
Investigadores de la Universidad de Virginia Occidental que llevaron a cabo la investigación que llamó la atención de los reguladores estadounidenses hacia VW compararon modelos diésel de ambas automotrices en pruebas en carretera en California. En esas evaluaciones, las emisiones del todoterreno BMW X5 fueron iguales o menores a lo generado en las pruebas de laboratorio, según las conclusiones de los investigadores. No obstante, dos modelos de VW, un Jetta y un Passat, excedieron con holgura los niveles de emisiones de las pruebas de laboratorio.
Grupos ambientales anteriormente han señalado discrepancias en las emisiones entre las pruebas de laboratorio y en la carretera, pero el asunto se ha vuelto más delicado para los inversionistas y los compradores de vehículos tras las acusaciones de la EPA contra Volkswagen.
Winterkorn intentó gobernar el imperio de VW de forma vertical, creando en Wolfsburgo una congestión que hizo que la empresa fuera lenta e incapaz de responder con rapidez a cambios de tendencias en la tecnología y los mercados regionales, dicen analistas.
Müller deberá reorganizar la empresa, hacerla más receptiva y también limitar el riesgo de otra crisis de gran envergadura implementando nuevas estructuras.
“Si tienes una estructura complicada en la que es difícil monitorear el comportamiento, es particularmente probable que sea un problema”, afirma Zacharias Sautner, especialista en gobierno corporativo de la Escuela de Finanzas y Gestión de Fráncfort.
WSJ EN ESPAÑOL