Un acuerdo imprescindible para asegurar la estabilidad cambiaria en un año electoral puede dejar condicionado el futuro de la industria, atadas las manos al próximo Gobierno y lesionadas las relaciones bilaterales con Brasil. La gira de Cristina Kirchner por China puso la foto que ilustra el Convenio Marco de Cooperación en Materia Económica y de Inversiones que se negoció en 2014. Pero las implicancias de ese acuerdo tan amplio como laxo se harán sentir en el largo plazo.
1 Industria
El convenio marco abre las puertas para la concreción de inversiones chinas en la Argentina, con la particularidad de que los proyectos que son financiados por el gigante asiático no tienen limitaciones de "compre nacional", lo que abre la puerta a la importación indiscriminada de bienes que podría proveer la industria local. El gobierno recibió ayer a la UIA para intentar bajar la tensión que generó en la entidad empresaria el acuerdo que sólo defiende el titular de la Asociación de Industiales Metalúrgicos, Juan Carlos Lascurain, de estrecho diálogo con el Gobierno. "Los mismos socios de la entidad protestan por el acuerdo, porque son los más perjudicados", dicen en los pasillos del edificio de Avenida de Mayo. Para los industriales, la construcción de las represas en Santa Cruz, financiadas por China, es una muestra de cómo funcionarán las inversiones. En el caso de las hidroeléctricas, el socio argentino Electroingeniería proveerá la obra civil, que es la más simple de realizar y que menos calificación y tecnología requiere. Pero los chinos traerán toda la ingeniería y hasta el personal para que la opere. "Pescarmona podría proveer esas turbinas, pero vendrán de China", no se cansan de repetir en la UIA.
2 Empleo
El acuerdo pondrá en riesgo puestos de trabajo locales por dos razones. La primera es que habilita -como no lo hizo ningún otro país en la región- el otorgamiento de visas de trabajo con condiciones preferenciales para los chinos. El inversor que venga a la Argentina no sólo traerá el dinero: junto con los fondos vendrán las máquinas y hasta los empleados. Pero esta parte está limitada a empleados de alta calificación y tiene como objetivo proveer el personal capacitado para operar la maquinaria que llegue al país para concretar una obra. Sin embargo, el punto más preocupante para algunos sectores gremiales y que motivó al líder de la Uocra, Gerardo Martínez, a que envíe una carta a todos los diputados nacionales para que no le den sanción en el Congreso al tratado ya votado en el Senado, es el impacto por la pérdida de actividad. "La compra de materiales y bienes que se realizan en la Argentina va a generar una pérdida de negocios locales y eso afectará el empleo, especialmente el industrial", explica una fuente gremial. "Los trenes que se compraron a China son una muestra. Ellos nos dieron el financiamiento y mandaron hasta los durmientes, que se podían fabricar acá perfectamente, con empleo argentino", agrega.
3 Brasil
Para los industriales del principal socio comercial de la Argentina, el acuerdo con China también es un problema. El empresario Pedro Luiz Passos, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial (IEDI) y consejero del gigante de la cosmética Natura, fue vocero de un malestar que dejó trascender la poderosa Federación de Industriales de San Pablo. "La Argentina ignoró su sociedad histórica con Brasil, mediada por el Mercosur", dijo Passos. Brasil tiene como principal destino de sus exportaciones industriales a la Argentina y, en un contexto de profundo malestar por las trabas que ha impuesto a esas ventas el cepo cambiario, se suma la posibilidad de que se flexibilicen las normas de importación de China. Según un informe del IEDI, desde 2008 el coloso asiático incrementó las ventas al Mercosur un 78% y para los industriales de Brasil y de la Argentina eso no es más que una muestra de las ventas de sus empresas que son reemplazadas por importaciones asiáticas. En el mismo sentido, el documento emitido por la UIA marca que mientras los bloques de países desarrollados tienen un comercio interno que supera el 50%, en América del Sur y Central esa tasa es de apenas el 26%.
4 Reservas
La principal razón del apuro por acordar con China es la necesidad de dólares que tiene la Argentina. No sólo por las inversiones que llegarán al país sino por la vía más directa y urgente del acuerdo entre los dos bancos centrales, que permite desembolsar préstamos de corto plazo en yuanes que engrosaron las reservas. Los desembolsos ya suman u$s 3.300 millones y para el ex funcionario del Central y economista de Empiria, Francisco Gismondi, son algo así como "pan para hoy y hambre para mañana". "Por un lado, lo que se esté usando de esos préstamos para pagar deuda a China habrá que reembolsarlo en los próximos doce meses, por lo que el mismo dinero que sirvió para engrosar las reservas a fin del 2014 las hará flaquear en diciembre de este año". Además, "el mecanismo incentiva a importar más de China que de otros países, porque los dólares se deben cuidar más que los yuanes en el Central, por lo que entre liberar el pago de una importación de China y una de otro país, tendrá las de ganar la asiática. "Ese fue un elemento central a la hora de negociar el swap para los chinos: poder financiar sus propias exportaciones", remarca Gismondi.
5 Herencia
Si bien el convenio es el marco general, todos los acuerdos sectoriales que se firman bajo este paraguas a lo largo del año representarán una herencia que condicionará al próximo Gobierno, que deberá respetar las concesiones firmadas y tendrá las manos atadas hasta 2020. Pero además, toda la deuda que tome el Central con su par chino tendrá un vencimiento en un plazo máximo de un año. Eso significa que la gestión que asuma el 10 de diciembre se encontrará con que el dinero que le dejen en las arcas del Banco Central se verá menguado por la cancelación de los vencimientos que habrá con China. No será más que correr velo y mostrar la verdad de las debilitadas cuentas de la entidad monetaria. / 3D
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