Una de las batallas más difíciles que tiene el Gobierno es irreduciendo la tasa de inflación, que sigue sin dar tregua. En lasemana se conoció el dato de octubre y el número no fue para nadabueno: aumento del 5,4% con una fuerte alza en el rubro"alimentos y bebidas", el que golpea de lleno la población de menorpoder adquisitivo.
Si bien este año el aumento de precios acumulado podría ser elmás alto desde 1991, en pasillos oficiales ya perciben una luz alfinal del túnel. "Lo que vimos en octubre fue muy alto pero estabadentro de lo previsto. Lo importante es que ese fue un dato delpasado. Para este mes estamos viendo un ritmo de crecimiento delos precios muchísimo menor", explican fuentes oficiales.
Es más, si bien en el Gobierno ya no tienen objetivos de inflación(después del fracaso con respecto a publicar expectativas o metasincumplibles) se permiten cierto grado de pronóstico.
Optimismo oficial
Es vox populi que los aumentos de los primeros 15 días denoviembre estarían yendo a un ritmo mensual del 2,7% según los"indicadores de alta frecuencia". "Da la impresión de que,eventualmente, entre noviembre y diciembre veremosincrementos por debajo del 3%", se juega un importantefuncionario del elenco oficial.
De esta manera, el ritmo de aumento del IPC debería volver aniveles similares de los primeros cinco meses del año, cuando seveían números en torno al 2,5% mensual.
Incluso cuentan que la desaceleración en la suba de los precios quese está viendo en este mes los sorprendió gratamente, porque"están dando mejor de lo que pensábamos".
Hacia el futuro somos más optimistas que en el pasado. Creemosque si bien el número de octubre es claramente preocupante, sólorefleja una condición pasada", afirman.
Claro que en el equipo económico saben que aún queda muchocamino por recorrer. La tranquilidad del tipo de cambio ayudó a notirar más leña al fuego pero la apreciación del peso no hará que losprecios bajen. Además, la misma dinámica de la recesión hace queel IPC sea indefectiblemente más bajo.
- El dólar ya no es más el principal motor del alza de los precios ygran parte del passthrough ya ocurrió, con lo cual no deberíaquedar demasiado ajuste adicional.
- Pero la baja del billete sólo ayuda a los bienes transables, o sea losque son 100% exportables. Por eso es difícil que el dólar a la baja leponga un techo a los precios.
- El resto de los precios no bajarán porque el dólar haya caído. Entodo caso, lo que puede suceder es que el ritmo de ajuste haciaarriba sea menor que antes.
"Cuando las variables nominales se tranquilizan, los precios no vana la baja. Pero sí se ve en la frecuencia del ajuste. Ajusta menos ono reajusta a la misma velocidad que antes. Por eso no esperamosver caídas a pesar de que el dólar en términos nominales y realesestá a la baja, más bien ajustan menos", explican fuentes oficiales.
Además del efecto del dólar, en Casa Rosada saben que podríahaber un impacto mayor en el IPC durante enero, por larecomposición de los salarios (vía reapertura de paritarias), elbono obligatorio de $5.000 a todos los empleados, el pago delmedio aguinaldo y los demás beneficios a jubilaciones y planessociales.
Incluso a pesar de estas recomposiciones, creen que el aumento delos precios tenderá a ser "sustancialmente menor" a lo que seviene. "Sabemos que la inflación no la vamos a bajar a cero de undía para otro, va a ir cayendo paulatinamente. Esto es un proceso", agregan.
Nuevas bandas
Parte del escenario menos inflacionario que -imaginan en pasillosoficiales- tendrá la economía argentina se plasmará en laactualización de las "bandas de no intervención" del dólar quetiene Banco Central. En diciembre, la mesa chica de Guido Sandleris decidirá el ajuste que hasta ahora venía siendo de una actualización diaria a un ritmo de 3% mensual.
El Central publicará ese mes que las "bandas del dólar" se moverána un ritmo inferior a ese 3% actual. El número surgirá de lasexpectativas de precios del REM (la encuesta del Central a lasconsultoras y bancos de la City) y de cómo estén los números de"alta frecuencia". En el mercado se especula que el BCRA pecará deconservador y pondrá un ajuste en torno al 2% mensual.
Sea como fuera, y a pesar de la expectativa oficial, este año será undolor de cabeza en materia inflacionaria. Si bien ya no hay unobjetivo para 2018, el FMI prevé en sus proyecciones que seencuentre en 40%, algo que parece de difícil cumplimiento dado loya acumulado durante lo que va del año (39,5%).
Según la consultora AMC, cerrará entre 48% y 49%, incluso en unescenario de desaceleración. "No obstante, ahora las miradas estánpuestas en la inflación del 2019, la cual en nuestra opinión puedemostrar una desaceleración pero a costa de una tasa de sacrificioelevada en términos de actividad. Es por eso que nuestraproyección se encuentra en 29% pero con una caída del productode al menos 2%", afirma.
Y desde Grupo SBS recortaron su pronóstico para este año a 50% (desde 51,5%). Asimismo, remarcan que los riesgos al escenariolucen balanceados, con una muy alta alza de precios mayoristasque debiera encontrar cierta contención en una recesión másprofunda de lo esperada. "Seguimos esperando una fuertedesinflación en 2019, por lo que mantenemos nuestra proyecciónen 32%", señalan.
Finalmente, otras estimaciones de precios para 2019 todavíamuestran que la batalla será compleja para el Gobierno y si bienpodrá bajar la inflación desde los niveles máximos del 2018, todavía quedar mucho camino por recorrer.
Por ejemplo, desde , mientras que el consenso de Latin Focus (laencuesta entre varios actores del mercado) anticipa un 28% deincremento.
iprofesional