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La inflación presiona el cepo cambiario

 Más allá de los condicionantes generados por el acuerdo con el FMI, Argentina necesita acumular dólares para estabilizar su economía.

El dato de inflación de abril va a confirmar una inflación mensual promedio del 5% durante los primeros cuatro meses del año, mayor al 4% registrado el año pasado cuando también hubo una aceleración en el crecimiento de los precios producto de la salida de la pandemia. Esta vez la causa es el shock es externo ocasionado por la guerra entre Rusia y Ucrania, cuyos efectos se amplificaron por los desequilibrios propios de nuestra economía.

La mayor velocidad en la perdida de poder de compra de los pesos vuelve a presionar sobre la dolarización de los ahorros de las familias y los excesos de liquidez de las empresas. Un efecto que se refuerza por la incertidumbre de que, a pesar de términos del intercambio en niveles record, durante los primeros cuatro meses el Banco Central apenas pudo comprar US$ 115 millones. En mayo el saldo es más favorable, y durante la primera semana ya tuvo un saldo favorable de US$ 520 millones.

Si bien en el primer trimestre del año se logró la acumulación de reservas netas que demandaba el acuerdo con el FMI, el Gobierno está obligado a hacer modificaciones en la política económica. Y entre ellas esperamos un endurecimiento del cepo cambiario. Veamos porqué.

Las importaciones de bienes siguen en niveles muy elevados a pesar de las limitaciones que sufren algunos sectores para abastecerse de bienes e insumos desde el exterior. En marzo alcanzaron los US$ 6.170 millones, valor similar al de agosto del año pasado, los más altos desde el 2013.

Ajustar las importaciones

El Gobierno tiene dos formas de ajustar las importaciones, un aumento importante en la depreciación del peso o profundizar el cepo cambiario. Producto del fuerte aumento de los precios durante el primer cuatrimestre (+22,8%) la primera opción no es viable.

En consecuencia, eso implica profundizar el cepo cambiario y buscar respetar un techo de 7,5% a las importaciones que puso el BCRA, sobre todo viendo la dinámica durante el primer trimestre (+36,3%). Para cumplir la meta establecida por el Banco Central el promedio de importaciones mensual para los próximos meses debería ubicarse alrededor US$ 5.800 millones.

¿Hasta qué nivel necesita profundizar el cepo cambiario el Gobierno? Para contestar esta pregunta realizamos una simulación con nuestro modelo de consistencia macroeconómica.

El gráfico muestra en la línea azul la relación entre el nivel de importaciones y el producto correspondiente a sectores de bienes transables (principalmente agro, minería, comercio e industria manufacturera). Podemos observar que entre el 2014 y el 2015 el requerimiento unitario de importaciones cayó a pesar de la apreciación cambiaria (-8,5%). Eso fue posible a través de un férreo control de importaciones en la aduana mediante licencias no automáticas y declaraciones juradas anticipadas. La tendencia se revirtió desde el tercer trimestre de 2015 hasta el cuarto trimestre de 2017, cuando la fuerte devaluación (+96%) y el estancamiento de la actividad (+1%) desincentivaron las importaciones (+13%). Sin embargo, desde el 2020 las compras al exterior respecto al nivel de producción de bienes transables tienen una tendencia creciente.

Ahora bien, en el gráfico figuran los dos escenarios que simulamos. El primer escenario (línea roja punteada) implica que continúen creciendo las importaciones de bienes respecto al producto de los sectores transables según lo hicieron durante el primer trimestre del año.

Analytica (1)

Mientras en el segundo escenario (línea amarilla punteada) se revierte esa relación hasta el porcentaje que garantiza el cumplimiento de la meta del BCRA para el valor anual de las importaciones. De seguir esa política el Gobierno puede ahorrarse US$ 4.000 millones respecto al primer escenario. Y como se observa en el gráfico no es necesario que profundice el cepo cambiario a los niveles del 2014-2015.

Es importante recordar que durante la profundización del cepo entre el 2014-2015, en 4 de 5 trimestres en los cuales se redujeron las importaciones el PIB cayó.

El sector “transable” representa al menos 45% del PIB pero los sectores contenidos en el sector “no transable” (servicios financieros, salud, educación, servicios públicos, etcétera) suelen ser bastante acíclicos y en su gran mayoría dependen fuertemente del gasto público.

Por lo tanto, evitar una fuerte profundización del cepo es clave caso contrario difícilmente un ajuste en la producción de transables pueda ser compensada por la dinámica del sector no transable. Entre otras cosas, porque el gasto público debe seguir un sendero decreciente para cumplir con el acuerdo con el FMI.

Más allá de los condicionantes generados por el acuerdo con el FMI, Argentina necesita acumular dólares para estabilizar su economía. Es evidente que el nivel actual de importaciones no es consistente con ese objetivo. La solución menos costosa sería que el Gobierno logre revertir las expectativas para impulsar el ingreso de dólares para inversiones y frenar al mismo tiempo la dolarización tanto a través de importaciones como de demanda de dólares financieros. Hoy un camino que parece imposible.

Por lo tanto, hacia adelante lo más probable es un endurecimiento del cepo cambiario. Más allá de que en el acuerdo con el FMI se comprometió a su reducción

Fuente: El Economista