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¿Por qué Silicon Valley es el centro de la tecnología global?

 Más allá de la abundancia de recursos financieros y conocimientos tecnológicos, actitudes como el optimismo o la aceptación del fracaso están en el subsuelo del ecosistema.

Carlos Arturo Guisarre

Descubrir cómo el Valle de Santa Clara, en California (Estados Unidos), llegó a convertirse en la década de los 1980 en el actual Silicon Valley y por qué sigue siendo hoy el polo tecnológico más importante del mundo no es una tarea fácil.

Pero un tour intensivo por la zona, con visitas a las sedes de gigantes como Google, HP, Oracle o Linkedin, universidades como Stanford y reuniones con emprendedores, ejecutivos de firmas tecnológicas y directivos de capital riesgo sí permite hacerse una idea de cuáles son las actitudes necesarias para que cuaje y se fortalezca un modelo como el de Silicon Valley.

El deseo de aprender constantemente es uno de los factores de éxito de la zona, que disfruta de una oferta universitaria de primer nivel. Nadie discute que sin la Universidad de Stanford -entre sus profesores hay ahora 21 premios Nobel- no habría sido posible el boom de Silicon Valley.

En Palo Alto, una placa instalada junto al famoso garaje en el que Bill Hewlett y David Packard pusieron los cimientos de HP, en 1939, sitúa a un profesor de Stanford, Frederick Terman, como padre intelectual de Silicon Valley. El Profesor Terman animó a los estudiantes a que montaran una start up de electrónica en la costa oeste en lugar de enrolarse en compañías ya consolidadas en el este de EEUU, como ocurría hasta entonces.

Otro de los puntos clave es que son optimistas sobre ellos mismos y sobre los demás. La única cosa que les preocupa es la falta de tiempo. No parecen estar especialmente inquietos por la sequía que azota a California, y ni siquiera ante el riesgo de que se produzca una nueva burbuja tecnológica, como la que estalló en el año 2000.

La percepción del fracaso empresarial es un signo distintivo de la zona. Incluso algunos inversores llegan a poner en valor el fracaso como una experiencia útil para quien pone en marcha negocios.

Como el tiempo escasea, actuar con rapidez es otra de las premisas del área. Además, la presión de la competencia obliga a moverse a gran velocidad. En Silicon Valley se escucha a menudo que los emprendedores y sus equipos quieren cambiar el mundo y contribuir a una mayor calidad de vida.

Frente a las reticencias a compartir conocimientos que se dan, emprendedores y ejecutivos atribuyen el boom tecnológico a un actitud mucho más colaborativa y abierta. La innovación y la creatividad son ingredientes básicos de la realidad del valle, y las empresas los fomentan.

En Silicon Valley tienen claro que las start up están llamadas a crecer y a internacionalizarse desde su fundación.

El mestizaje entre razas y culturas aparece como otra de las claves del éxito. El 30 % de los ingenieros que trabajan en Silicon Valley han nacido fuera de EE. UU.



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