La
incomprensible expedición a Angola exhibe la falta de rumbo de un gobierno que
ya da sobradas muestras de desgaste, pese a que formalmente no supera los 6
meses de su actual gestión.
Por cierto, la Argentina debe fomentar
las relaciones comerciales con la mayor cantidad de países del mundo. Sin
embargo, la pompa de esta visita, su espectacularidad, la presencia protagónica
de la Jefa de
Estado a la cabeza de la delegación, parecieran indicar que se procuró darle un
relieve especial.
Es en ese marco en el que cabe preguntarse qué
réditos obtuvo nuestro país. Los económicos serían muy modestos. No se conocen
grandes negocios que se hayan anudado, a menos que le atribuyamos tal carácter
a un par de vacas, galletitas, mayonesa y golosinas, por citar a algunos de los
productos ofrecidos. Eso sí, exhibimos orgullosamente el “know how” de “La Salada ”, ese ámbito donde, principalmente,
se comercian mercaderías adulteradas o de dudosa procedencia y falsificaciones de prendas de marca, todo
ello al amparo de una mano de obra esclava y con elusión de las normas
vigentes, particularmente las tributarias y laborales.
Sólo algún impacto muy fuerte en el plano
económico podría haber justificado esta súbita amistad con un régimen
dictatorial, cuyo presidente, José dos Santos, lleva 32 años en el poder, sin libertad
efectiva de prensa, con una oposición meramente testimonial y perseguida y con gravísimas
denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Paraíso de la corrupción, la familia presidencial
controla las principales empresas del país, particularmente las vinculadas con
el petróleo y los diamantes, las riquezas principales del país. Miseria,
desnutrición y analfabetismo completan el desolador panorama.
Las lacónicas y paupérrimas respuestas del
atribulado canciller Héctor Timerman ante las preguntas del periodista Jorge
Lanata son extraordinariamente elocuentes. La Argentina no sabe, no
quiere saber, lo que pasa en Angola. El gobierno que así se manifiesta es el
que se disfraza de campeón de los derechos humanos. Lamentable.
Las imágenes de la presidente hablando como una
animadora o una rematadora ante no se sabe quién, imitando a un pollo, o
repitiendo lo que le decía al oído Guillermo Moreno son de un patetismo y de
una chabacanería que es innecesario comentar. Como decimos los abogados,
"res ipsa loquitur": la cosa habla por sí misma.
Otras imágenes son aún más penosas: las de unos
chiquitos angoleños, que seguramente carecen de los bienes más elementales, a
los que se les regalaron medias con la leyenda "Clarín miente". ¿Cómo
debemos calificar ese acto de aprovechamiento indigno de la pobreza de un país
extranjero en beneficio de una campaña política local, en la que el Estado
emplea todos sus recursos para hostigar a un medio periodístico que no se le
subordina?
En el origen de nuestra Organización Nacional,
nuestro modelo constitucional fueron los Estados Unidos. Más adelante, por
muchos años, el modelo cultural fue Francia. En ambos casos, eran de los países
más avanzados del mundo. Hoy parece que nuestro espejo es Angola. ¿Qué pasó en
el medio?
EL LEGADO DE MAYO DE 1810
Celebramos hoy la fecha que hemos adoptado como el
punto de partida de nuestra historia patria, por ser el momento en que se constituyó
la Primera Junta
de Gobierno, pero, en realidad, es realmente el 22 de mayo el día que comenzó
el grito libertario, cuando el pueblo se constituyó en Cabildo Abierto, el cual
decidió hacer cesar la autoridad del Virrey Cisneros y sustituirla por un gobierno electo por ese órgano, como
depositario de una embrionaria soberanía popular.
Retumban aún hoy en las paredes de nuestra
historia las palabras de Cornelio Saavedra cuando, al emitir su voto en tal
sentido, dijo: "Y que no quepan dudas de que es el pueblo el que confiere
la autoridad o mando".
Esa sabia reflexión debería ser siempre recordada
por los funcionarios. Ellos son simples mandatarios, que cumplen una función transitoria
en el marco de la
Constitución y las leyes.
El Cabildo Abierto es una bella metáfora de la
democracia que queremos: transparente, participativa, con debates a la luz del
día.
Estemos muy alertas, porque nuevos Cisneros
acechan siempre cuando los pueblos se dejan ganar por la apatía.
Celebremos el día de la Patria con emoción y honremos
a quienes nos legaron, con enorme esfuerzo y en muchos casos con el sacrificio
de sus vidas, un país independiente y libre.
(*) El autor es abogado y periodista