La economía global se está complicando, advierte el FMI. En ese contexto, no hay tiempo para las veleidades de la Argentina pseudolibertaria.
La agenda de la Argentina no es la del FMI. 'Aterrizaje suave' sigue siendo el concepto elegido pese a que la inflación postpandemia preocupa. La inflación de los servicios, en el 1er. Mundo, complica la normalización de la política monetaria, que no ha ocurrido.
Pierre-Olivier Gourinchas, consejero de Kristalina Georgieva, advierte qué le preocupa al FMI, que no es la Argentina, obviamente (KO al ego 'argento'): "USA muestra cada vez más signos de enfriamiento, especialmente en el mercado laboral, después de un sólido 2023. La zona del euro, por su parte, está lista para recuperarse después de un desempeño casi plano el año pasado. Las economías emergentes de Asia siguen siendo el principal motor de la economía mundial. El crecimiento en India y China se ha revisado al alza y representa casi la mitad del crecimiento mundial. Sin embargo, las perspectivas para los próximos 5 años siguen siendo débiles, en gran medida debido a la pérdida de impulso en Asia emergente. Para 2029, se proyecta que el crecimiento en China se moderará al 3,3%, muy por debajo de su ritmo actual."
Gourinchas explica que la inflación es un problema para el 1er. Mundo por la perspectiva de tasa de interés ascendente. No es menor el dato para la Argentina, que debe iniciar la renegociación de vencimientos externos en semanas más:
"(...) los nuevos desafíos de desinflación en las economías avanzadas podrían obligar a los bancos centrales, incluida la Reserva Federal, a mantener los costos de endeudamiento elevados durante más tiempo, lo que pondría en riesgo el crecimiento general, con una mayor presión alcista sobre el dólar y efectos indirectos perjudiciales para las economías emergentes y en desarrollo.
Cada vez hay más evidencia empírica, incluida alguna de la nuestra (N. de la R.: el FMI), que apunta a la importancia de los shocks inflacionarios globales "generales" —principalmente los precios de la energía y los alimentos— como impulsores del aumento de la inflación y su posterior caída en una amplia gama de países. La buena noticia es que, a medida que se fueron aliviando los shocks generales, la inflación se redujo sin que se produjera una recesión. (...)".
Es una gran lección para la Argentina pseudolibertaria: se puede bajar la inflación sin recesión. Es más: es lo que corresponde para no licuar la gobernabilidad que precisan las instituciones para mantener su legitimidad popular.
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