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La crisis es peor que en 2008: El sistema bancario es una bomba de relojería

 El presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó tras el anuncio de la subida de los tipos de interés del FOMC que la situación del sector bancario estadounidense era segura y resistente. Pero apenas dos horas después, las acciones de PacWest se desplomaban un 50% después de que la directiva dejara caer que la supervivencia de la entidad financiera pendía de un hilo.

Una señal de que el banco central estadounidense está malinterpretando la situación o de que las calmadas declaraciones de su presidente no son más que palabras vacías. Independientemente de cuál de las dos hipótesis se acerque más a la realidad, Estados Unidos tiene un enorme problema, como explica Michael Snyder.

Calcula en su reciente artículo que la actual crisis bancaria deja en pañales a todo lo ocurrido durante la crisis financiera de 2008. Los 25 bancos que tuvieron que cerrar sus puertas definitivamente tenían activos por valor de 373.600 millones de dólares por entonces. En la crisis actual, que según Snyder claramente está empezando, los tres bancos estadounidenses que han quebrado hasta ahora tenían activos por valor de 532.000 millones de dólares.

Snyder está convencido de que la consolidación del sector bancario está lejos de terminar. Su tesis cuenta con el apoyo del vicepresidente de Berkshire Hathaway (NYSE:BRKa), Charlie Munger. Munger ha dicho al Financial Times que muchos bancos estadounidenses cargan con una enorme montaña de "préstamos dudosos". Estos préstamos se utilizaron para construir bienes inmuebles comerciales durante los últimos 10 años que ya nadie necesita, y todos estos préstamos, que en su día estaban disponibles para obtener dinero barato, están a punto de convertirse en una financiación de seguimiento inasequible.

Snyder está totalmente de acuerdo:

"El desplome de los precios de los inmuebles comerciales, en particular, amenaza con desencadenar un masivo tsunami de impagos...".

Así pues, los bancos no sólo tendrán que ajustar sus balances a medida que los bienes inmuebles pignorados como garantía pierden valor rápidamente, sino que también tendrán que hacer frente a impagos cada vez mayores.

Para los bancos "demasiado grandes para quebrar" será un buen negocio, podrán elegir entre los competidores más pequeños y el resto simplemente será liquidado.

Lo único que puede evitar ahora un fiasco mayor sería un recorte de tipos de la Fed. Pero parece que esto estuviera cada vez más lejos. El informe sobre el mercado laboral estadounidense mensual no dio señales de desaceleración el viernes, con la creación de 253.000 nuevos puestos de trabajo. La inflación salarial superior a las previsiones que hablaban de un 4,4%, también limita las esperanzas de un descenso de la inflación.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, trató repetidamente de explicar a los participantes del mercado en su rueda de prensa que el descenso de la inflación durará mucho más.

Pero nadie está convencido de ello. Los problemas que se avecinan en el mercado financiero parecen demasiado urgentes, por lo que los inversores siguen aumentando sus compras de activos de riesgo a la caza de rendimiento, creyendo que la Fed acudirá al rescate con recortes masivos de los tipos de interés. Continuamente se retiran miles de millones de dólares de los bancos, que fluyen hacia los fondos del mercado monetario a un tipo de interés del 5%. Así, los problemas del sector bancario se agravan cada vez más. Michale Snyder escribe:

"En última instancia, creo que vamos a ver una ola de consolidación en el sector bancario como nunca antes habíamos visto.

Todavía estamos al principio de esta crisis. Lo peor aún está por llegar.

Tardarán un tiempo en caer todas las fichas del dominó, pero cada vez que cae una, indica que el reloj corre y al sistema financiero estadounidense se le acaba el tiempo”.




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