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Ser el próximo Messi, ¿depende de los genes?

Muchos sueñan con ser el próximo Messi, o la futura Pareto, sin embargo las aptitudes físicas para alcanzar esa meta dependen no sólo del esfuerzo y la práctica constante para llegar a ser un deportista de élite, la genética resulta en este caso un factor determinante a la hora de lograr el objetivo.

 

El entrenamiento físico, la nutrición, el apoyo tecnológico y también nuestros genes, son factores clave sobre el rendimiento deportivo. "El organismo recurre a los hidratos y las grasas como fuente principal de energía, junto con la utilización de oxígeno. La genética influye en la eficacia con la que procesamos los nutrientes y obtenemos energía, y a esta capacidad se la denomina rendimiento energético", explica Marcelo Martí, científico y Director de Investigación de Bitgenia. Nuestros genes pueden entonces influir en la forma en que obtenemos energía de los nutrientes, y afectar directamente nuestra capacidad atlética.

 

Asimismo, conocer la composición genética nos orienta sobre cuál es la actividad física más adecuada para nuestro cuerpo. "Los músculos se componen de tres tipos principales de fibras, fibras de contracción lenta, intermedias y de contracción rápida. El tipo de fibra muscular viene determinado por nuestros genes y conocer el predominio de fibra en cada persona nos permite obtener una ventaja relativa a la hora de practicar ciertos deportes", asegura Martí.

 

Las personas que posean un alto porcentaje de fibras lentas podrían tener mejor desempeño en actividades vinculadas con la resistencia, como por ejemplo, triatlón, running, o natación de aguas abiertas. Asimismo, quienes posean mayor predominio de fibras intermedias tendrán capacidad aeróbica suficiente para resistir a la fatiga durante varios minutos, esto les brinda mayor aptitud para los deportes de esfuerzo intermitente o de conjunto, como puede ser el hockey, rugby, fútbol y básquet. En cambio, aquellos con mayor predominio de fibras rápidas es óptimo para la realización de actividades breves y explosivas vinculadas con la velocidad como, por ejemplo, carreras de velocidad, pruebas de atletismo o lanzamientos y levantamiento de pesas.

 

Las lesiones deportivas, un mal genético

 

Las lesiones más frecuentes, tanto en la vida diaria como durante la actividad física, son las que afectan a los ligamentos y tendones: como el ligamento cruzado anterior, tendón de Aquiles o los tendones del manguito rotador. En este sentido, el científico de Bitgenia explica que: "el riesgo de sufrir estas lesiones está determinado por factores ambientales (como la actividad que se realiza, el nivel de entrenamiento, la nutrición) y factores genéticos que se asocian a diferencias en la composición y flexibilidad de ligamentos y tendones. Hay variantes genéticas que generan mayor riesgo de rupturas de ligamentos, especialmente el ligamento cruzado anterior en la rodilla". Conocer esta información es importante porque permite personalizar el entrenamiento en base a la composición genética, e implementar conductas preventivas para reducir el riesgo de lesiones.

 

El gen COL1A1 está involucrado en generar el colágeno tipo 1, que es la forma de colágeno más abundante en el cuerpo humano. El colágeno es una familia de proteínas que fortalecen y dan soporte a varios tejidos del cuerpo, incluyendo huesos, cartílagos, tendones y piel. Variaciones en el gen COL1A1 regulan nuestro riesgo de ruptura de tendones. Por eso, gracias a un análisis de ADN, podemos saber si estamos en riesgo, anticipar las lesiones y prevenir con los ejercicios adecuados. "Es muy importante evitar movimientos repetitivos y bruscos, y elongar al menos 30 segundos cada grupo muscular después de entrenar", sugiere el especialista.

 

Otra lesión muy común es la rotura del tendón de aquiles. Es el tendón de mayor longitud y uno de los más potentes del organismo, conecta el músculo de la pantorrilla al hueso del talón del pie, permitiendo la flexión plantar. Esta patología suele estar provocada por un uso excesivo y es una lesión relativamente frecuente en los deportes que requieren correr y saltar. "La tensión repetida sobre el tendón hace que se produzcan daños microscópicos. Sin embargo, hay variantes genéticas que nos vuelven propensos a tener esta lesión. La metaloproteinasa de matriz 3 (MMP3) es un mediador de la remodelación de la matriz extracelular y un locus de susceptibilidad propuesto en el perfil genético de las lesiones musculoesqueléticas de los tejidos blandos. Las variantes dentro del gen MMP3 están asociadas con lesiones del tendón de Aquiles", concluye Martí.

 

Un mayor conocimiento de nuestras fortalezas y debilidades corporales, nos permite anticipar enfermedades y prevenir lesiones para alcanzar una vida plena y saludable.