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Que espera de los resultados corporativos

 Los principales mercados han caído notablemente, con muchas empresas volviendo a lucir ratios, como el price-earnings, en niveles interesantes. Ahora la pregunta es ¿estos se sostendrán en el tiempo o cambiarán próximamente?

2022 viene siendo un año muy difícil para el mundo, y esto se ve reflejado en los mercados internacionales. Con la guerra entre Rusia y Ucrania, el petróleo y el gas se encuentran en niveles que únicamente fueron superados durante la crisis del 2008. Lo mismo sucede con gran parte de los productos agrícolas. Al mismo tiempo, la economía más grande del planeta sufre sus mayores niveles de inflación de los últimos 40 años, producto no solo del conflicto bélico, sino también de los grandes estímulos monetarios otorgados durante la pandemia.

Así, la Reserva Federal (Fed) se vio obligada a terminar con la política expansiva que venía llevando a cabo desde su última gran crisis, que culminó en una tasa de referencia que rozaba el cero. En este contexto, los principales mercados han caído notablemente, con muchas empresas volviendo a lucir ratios, como el price-earnings, en niveles interesantes. Ahora la pregunta es ¿estos ratios se sostendrán en el tiempo o cambiarán próximamente?

La realidad es que, en los últimos años, hemos visto valuaciones que han demostrado ser ridículas

Se han estimado crecimientos inalcanzables en la práctica para muchas empresas, gracias a unas tasas de interés tan bajas que permitían, no solo que los flujos descontados prácticamente no se alteren, sino también suponer que las empresas se endeudarían considerablemente con un costo cercano a cero en busca de crecer aceleradamente.

Particularmente, desde 2020, donde los confinamientos fomentaron un vuelco hacia la adopción de soluciones provistas por empresas tecnológicas generando un fuerte progreso en los ingresos de estas, las valuaciones se dispararon debido a estos supuestos extraordinarios. De esta forma, ratios price-earnings por encima de 100x hablaban más del potencial de los negocios que de la actualidad de los mismos, aunque eran sin duda insostenibles.

Sin embargo, hoy en día, la situación no es la misma. Una inflación interanual que ha alcanzado el 8,6% en mayo, su nivel más alto desde diciembre de 1981, pero que ya venía avisando de su aceleración desde meses antes, ha llevado a la FED a realizar sucesivas subas de tasas que ya ubican a la tasa de 10 años alrededor del 3%. Con el pasar de los meses, la incertidumbre llevó a que índices como el Dow Jones Industrial Average, el S&P 500 y el Nasdaq Composite hayan caído alrededor de -6%, -20% y -29% respectivamente en lo que va del año. Más preocupantemente, la palabra recesión se repite con mayor frecuencia con el pasar de los días.  

Y la frágil situación no se limita únicamente a los Estados Unidos

Europa no sólo se encuentra con niveles inflacionarios muy elevados, sino que además se halla a merced de una Rusia que ha sido su gran proveedora de energía en los últimos años, por lo que continuará sintiendo la presión de los commodities energéticos.

China, a causa de su política de covid cero, sigue realizando confinamientos forzados en algunas ciudades afectando su recuperación. Además, con el tambaleo de Evergrande, se teme que la crisis del gigante inmobiliario afecte los mercados financieros asiáticos y los internacionales.

Aún así, con el mundo gritando crisis por doquier, hemos finalizado la presentación de resultados del primer trimestre del año con pocos sobresaltos en los estados contables. Sí, hubo papeles que ajustaron estrepitosamente su precio debido a penosas proyecciones a futuro, como en el caso de Netflix que desde su última presentación de resultados perdió casi el 50% de su valuación, pero si miramos la imagen general vemos que aproximadamente el 79% de las empresas del S&P500 superaron las estimaciones de ganancias por acción para el primer trimestre del añ. Lo curioso también es que, de cara al resto de 2022, las estimaciones ponen un crecimiento de las ganancias por encima del 10%, como si los problemas nombrados y los riesgos de recesión no existieran.

Acciones a la baja

Entonces, volviendo a la pregunta inicial, con precios de acciones a la baja y estimaciones de ganancias por acción al alza, ¿podríamos esperar que los ratios de valuación continúen poniéndose cada vez más atractivos? En principio sí, pero una buena parte de los analistas ya esperan que las consecuencias de la inflación, la guerra, la caída en la confianza del consumidor y la potencial recesión se empiecen a ver en los estados de resultados corporativos.

De hecho, si bien para el 2022 se espera un incremento en las ganancias como el mencionado, para el segundo trimestre del año hubo un ajuste sobre las expectativas. De marzo a junio, las expectativas sobre las GPA del 2T22 cayeron 1,1%.

Con este dato en mente, la nueva incógnita sería: ¿si el crecimiento proyectado es menor al esperado, nuestros ratios de valuación empeorarán? La respuesta es que no necesariamente. Sí lo harán los ratios conocidos como forward ratios, pero no los trailing ratios.

La diferencia entre los primeros y los segundos es que los últimos únicamente miran el pasado de la compañía y no se basan en proyecciones. Por ende, a los forward ratios sí los afectaría una caída en las tasas de crecimiento, porque caerían las proyecciones de ganancias, pero los trailing ratios no se verían afectados a no ser que las ganancias sean menores a las del pasado. En otras palabras, a no ser que haya decrecimiento, los ratios no empeorarán y las valuaciones seguirán siendo interesantes.

Cedears

En ese sentido, actualmente vemos una abundante cantidad de papeles en el panel de CEDEARs en niveles de valuación atractivos utilizando únicamente historia pasada. Habiendo llegado hasta julio, y con la actual volatilidad del dólar, quizás sea una buena jugada esperar las publicaciones pertinentes antes de tomar cualquier posición, pero es una buena práctica tener los papeles en vista para simplemente actualizar los últimos números y saber si siguen por buen camino o si descarrilaron. Algo a tener en cuenta es que si una compañía no logra alcanzar el nivel de desarrollo que se le proyecta, no necesariamente debemos descartarla.

Por el contrario, si poseyera trailing ratios de nuestro agrado, ante esta ocasión, una mejor oportunidad podría aparecer dado que es muy probable que su precio se comprima. En síntesis, en períodos de gran volatilidad, acertar al futuro es una tarea complicada, por lo que apoyarse en la performance pasada para tomar decisiones puede ser una idea más conservadora. Así es que los trailing ratios pueden ser una buena guía para decidir sobre el destino de nuestro capital.

Fuente: PPI