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Hola, bienvenido a una nueva entrega del newsletter de los editores de El Cronista. Soy Walter Brown, jefe de Redacción, y me propongo acercarte la información, análisis y opinión de los integrantes de nuestro cuerpo editorial para tratar de entender de dónde venimos y, fundamentalmente, hacia dónde vamos en uno de los momentos más oscuros de la humanidad. La guerra que se libra en Ucrania muestra, en definitiva, una de las peores caras que ofrece el ser humano a la hora de dirimir sus diferencias y hacer pesar sus ambiciones, en este caso las de Rusia por sobre una ex república soviética que brega con sectores separatistas y proyecta su ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. La invasión rusa en territorio ucraniano devuelve escenas dramáticas y de angustia a las que el mundo sigue a la distancia, en medio del conflicto de intereses que despierta para muchas naciones europeas avanzar más allá de sanciones económicas sobre una potencia mundial de la cual, en mayor parte, dependen en materia energética, situación que sacude a los mercados hasta transformarse en un problema que abarca a la propia Argentina, más allá de que una mejora en la cotización de los granos permita compensar la caída prevista en la cosecha. Sobre todo en tiempos en que por estas tierras libramos nuestras propias batallas internas que tienen en la primera línea al binomio presidencial y el ministro de Economía, Martín Guzmán, en un combate cuerpo a cuerpo por definir la letra final del acuerdo con el FMI, que incluyó un escarceo por la suba del 20% en las tarifas energéticas cuyas consecuencias encuentran una conexión con el conflicto bélico en el Viejo Continente, como nos cuenta más abajo Elizabeth Peger. Una conexión que, como señala en esta edición Juan Compte, tiene su principal vía de contacto en el sector energético y que creció con la promesa de inversiones rusas en la Argentina, lo cual despertó, por ejemplo, la ilusión de una importante empresa local ávida de concretar nuevos negocios que, ahora, podrían ser víctimas colaterales de la sinrazón. Y es que la guerra, que también tiene su arista cibernética explicada en este envío por Sebastián de Toma, pone a la provisión de gas y electricidad en el centro de la disputa y la suba del precio desata nuevos temores en una Argentina con necesidades energéticas y bajos recursos, como nos cuenta Mariana Shaalo a la hora de analizar las sanciones económicas que se plantean para la administración de Vladímir Putin. Veamos de qué se trata... ---------o--------- En medio de la guerraPor ELIZABETH PEGER, editora de Economía, Política y Opinión ![]() La guerra está entre nosotros. No es un escenario lejano y no refiere a la invasión rusa a territorio ucraniano. Más táctica y con el armamento político más pesado, el sustantivo podría describir muy bien la escalada en la disputa que divide a la cúspide del poder en el Frente de Todos. La avanzada bélica de Vladímir Putin sumó nuevos condimentos que agudizan los problemas económicos que ya enfrenta la Argentina y caldeó más aún las diferencias por la estrategia diplomática que sacuden la relación entre Alberto Fernández y su vicepresidenta. Pero los términos definitivos del acuerdo con el FMI, que vuelven a colocar en el centro de la escena la disputa crucial que libra desde su génesis la coalición oficialista por el sentido de su proyecto económico, constituyen el basamento clave para explicar la batalla que se libra puertas adentro del Gobierno. El Presidente se siente contra las cuerdas. Y el tiempo lo apremia más que nunca. Su discurso en la apertura de sesiones del Congreso el próximo martes marca el límite que se autoimpuso para oficializar la letra chica del entendimiento con el Fondo. Por eso la presión de toda la Casa Rosada se disparó en las últimas horas sobre las espaldas de Martín Guzmán. Alberto y sus hombres más cercanos saben que sería un bochorno su presentación parlamentaria sin el acuerdo. Pero la negociación, más hacia adentro que con el organismo internacional, parece cada día más cuesta arriba. El aumento de tarifas que se fijará este año alimenta los cortocircuitos internos. Por la exigencia planteada desde el Instituto Patria, el Gobierno propuso al Fondo un esquema consistente en una suba promedio de 20% en las tarifas de luz y gas y avanzar a la par con el proyecto de segmentación de manera de garantizar un ahorro en subsidios del 0,6% del PBI para poder cumplir la meta de recorte del déficit que reclama el organismo. Pero el staff del FMI juzgó como demasiado pobre esa meta y exigió un reajuste del 60% en las tarifas. Guzmán contraofertó el jueves con una propuesta de 40%, pero sin pasar el filtro de Cristina Kirchner, que envió a toda su tropa a desautorizar públicamente las gestiones del ministro y ratificó su límite del 20%. La Vicepresidenta se silencia en público, pero ordena y ejecuta desde la intimidad de su burbuja.La dinámica de traiciones, sospechas y acusaciones a la que sucumbe el FdT multiplican la desconfianza del entorno de Kristalina Georgieva. Allí reina la incertidumbre y las dudas sobre si Guzmán logrará cumplir con las metas fijadas en el acuerdo con el organismo. La guerra entre Rusia y Ucrania realimentó esos temores. El aumento de los precios internacionales del petróleo y especialmente de GNL que la Argentina importa suponen multiplicar por tres el déficit energético de 2021: u$s 4000 millones que deberán financiarse con subsidios o tarifas. Es cierto que también la escena bélica llevó a niveles récord el precio de los granos que se exportan, pero a lo sumo ese beneficio solo logrará compensar las pérdidas por la menor cosecha. Y en un contexto de fortalecimiento del dólar y salida de inversiones de las economías emergentes hacia refugios de mayor seguridad, las condiciones para cumplir con la reducción del rojo fiscal supondrán un esfuerzo más importante para un gobierno debilitado por su propia interna. La guerra también está entre nosotros. ---------o--------- Conexión argentinaPor JUAN COMPTE, editor de Negocios ![]() Que la invasión de Rusia a Ucrania tendrá efectos en la economía global es casi una obviedad. Que impactará en la industria energética, en especial, en el mercado de gas, también: la tierra de los Zares es la mayor fuente de ese fluido en el mundo. La estatal Gazprom, de hecho, es la bandera de esa opulencia, uno de los pilares que sostuvo el dominio que ejerce en el Kremlin Vladímir Putin desde hace más de dos décadas. La ofensiva bélica hacia lo que fue el hogar de la antigua Rus de Kiev, cuna común de rusos, ucranianos y bielorrusos, provocó reacciones inmediatas adversas contra Gazprom, el mayor productor de gas del planeta. En algún caso, simbólica, como la decisión del diario alemán Bild, que bloqueó la marca del gigante ruso, sponsor del Schalke 04. En cada foto que publicó el jueves sobre el equipo de Gelsenkirchen, sobreimprimió sobre la camiseta de sus jugadores la inscripción: "Libertad para Ucrania". Ese mismo día, el club decidió rescindir el contrato con su auspiciante. Existe una conexión "Gelsenkirchen-Schalke- Cerca de un año atrás, casi de casualidad, se difundió en Facebook una foto de Horacio Turri, director ejecutivo de Exploración y Producción (E&P) de Pampa Energía, con Sergey Derkach, encargado de negocios de la Federación Rusa en el país. El motivo, la firma de un memorándum de entendimiento "para analizar oportunidades de negocios y alternativas de inversión con Gazprom International, filial de Gazprom", se limitó a informar la empresa, mayor generador de energía eléctrica del país, con recientes -y crecientes- apuestas por el gas de Vaca Muerta."Es muy temprano para dar detalles porque estamos en una etapa inicial. La excelente noticia es que una compañía internacional como Gazprom desea dedicarle tiempo a analizar oportunidades de inversión en la Argentina", le explicó un par de meses después Gustavo Mariani, el CEO de Pampa, a sus accionistas. "Estamos compartiendo información; ayudándolos a entender las nuevas oportunidades que vemos en el mercado argentino del gas natural", agregó. "Pero estamos en una fase inicial de la conversación. Hasta ahora, sólo se firmó un acuerdo de confidencialidad", cerró el tema. Aclaró que Gazprom fue la primera compañía internacional que se acercó a Pampa, que el año pasado, para participar del Plan Gas.Ar., comprometió una inversión de u$s 250 millones en cuatro años para elevar la producción de sus yacimientos en Vaca Muerta. Consultadas, voces cercanas a la torre de Maipú 1 aseguran que el intercambio con Gazprom no avanzó mucho más de eso. Que, paradójicamente, se enfrió gradualmente con el correr de los meses. El ataque ruso a Ucrania -y sus sanciones y consecuencias- podría congelarlo, con probable amenaza de extinción. Pero, por ahora, son especulaciones. En un par de semanas, Pampa, cuyas acciones cotizan en Wall Street, anunciará sus resultados de 2021. Y esa podría ser una de las preguntas de los siempre aprensivos inversores en el call. ---------o--------- La guerra por otros mediosPor SEBASTIÁN DE TOMA, editor de Apertura Al momento de escribir estas líneas -viernes por la tarde-, las ciudades ucranianas son atacadas por fuerzas rusas. Pero los ataques por aire y por tierra no son los únicos que sufrieron, dado que fueron blanco de una feroz campaña de ciberataques. Puntualmente, varias páginas web de bancos y departamentos gubernamentales ucranianos se cayeron el primer día de los ataques. Esto ya había sucedido la semana anterior al inicio de las hostilidades por parte de Rusia, y tanto Ucrania como los Estados Unidos indicaron que la primera era la culpable. Los ciberataques pueden ir in crescendo y puede ocurrir que paralicen la infraestructura del país y afectar los servicios de agua, electricidad y telecomunicaciones, lo que debilitaría aún más a Ucrania en su intento de hacer frente a la agresión militar rusa. Guerra modernaLos ciberataques se encuadran en las categorías de ataque tradicionales de sabotaje, espionaje y subversión. Con un detalle a favor: es fácil evadir la responsabilidad. Y Rusia viene trabajando esta cuestión desde su retirada de Georgia en 2008, cuando el presidente Vladímir Putin dirigió un esfuerzo para modernizar el ejército ruso e incorporar estrategias cibernéticas. Desde entonces, los ataques cibernéticos sancionados por el Estado han estado a la vanguardia de la estrategia bélica rusa. La Dirección Principal de Inteligencia rusa (GRU) suele orquestar estos ataques, que consisten habitualmente del uso de malware (software malicioso) personalizado para atacar el hardware y el software que sustenta los sistemas y la infraestructura de un país objetivo. Uno de los últimos ataques a Ucrania fue un ataque de denegación de servicio distribuido (DDoS). Según el ministro ucraniano de Transformación Digital de este país, Mykhailo Fedorov, varios sitios web gubernamentales y bancarios ucranianos quedaron fuera de servicio. Los ataques DDoS utilizan bots para inundar un servicio en línea, abrumándolo hasta que se colapsa, impidiendo el acceso a los usuarios legítimos. También se ha encontrado un software destructivo de "borrado de datos" que circula por cientos de computadoras en Ucrania, según los informes, y las sospechas recaen -obviamente- sobre Rusia.Sin ir más lejos, el pasado 15 de febrero, la policía cibernética ucraniana dijo que los ciudadanos estaban recibiendo mensajes de texto falsos que decían que los cajeros automáticos se habían desconectado (aunque esto no se confirmó). Muchos ciudadanos se apresuraron a retirar dinero, lo que causó pánico e incertidumbre. Un ataque que viene de larga dataEn diciembre de 2015, el GRU atacó las redes de sistemas de control industrial de Ucrania con un malware destructivo. Esto provocó cortes de energía en la región occidental de Ivano-Frankivsk. Unos 700.000 hogares se quedaron sin electricidad durante unas seis horas. Esto volvió a ocurrir en diciembre de 2016. Rusia desarrolló un malware personalizado llamado CrashOverride para atacar la red eléctrica de Ucrania. Se estima que una quinta parte de la capacidad total de energía de Kiev se cortó durante aproximadamente una hora. Más recientemente, las autoridades estadounidenses acusaron a seis oficiales del GRU ruso en 2020 de desplegar el ransomware NotPetya. Este ransomware afectó a redes informáticas de todo el mundo, dirigiéndose a hospitales e instalaciones médicas de Estados Unidos, y costando más de mil millones de dólares en pérdidas. NotPetya también se utilizó contra ministerios del gobierno ucraniano, bancos y empresas energéticas, entre otras víctimas. El Departamento de Justicia de Estados Unidos lo calificó como "uno de los programas maliciosos más destructivos del mundo hasta la fecha". Otro ciberataque patrocinado por Rusia tuvo lugar en enero de 2021 y tuvo como objetivo los servidores de Microsoft Exchange. El ataque proporcionó a los hackers acceso a cuentas de correo electrónico y redes asociadas en todo el mundo, incluso en Ucrania, los Estados Unidos y Australia. Las grandes potencias enviaron ciberayuda a Ucrania. Específicamente, seis países de la Unión Europea (Lituania, Países Bajos, Polonia, Estonia, Rumanía y Croacia) están enviando expertos en ciberseguridad para ayudar a Ucrania a hacer frente a estas amenazas. Y Australia también se ha comprometido a prestar asistencia en materia de ciberseguridad al gobierno ucraniano. ---------o--------- Es la energía, estúpidoPor MARIANA SHAALO, subeditora de Finanzas y Mercados ![]() Hay una necesidad que hoy atraviesa tanto a la economía mundial como a la argentina y es la energía. Desde un punto de vista global, los precios vienen subiendo ya desde el año pasado y la guerra desatada tras la invasión rusa no hace más que poner más presión a un factor que ya viene apretando los bolsillos de los consumidores en todo el mundo. "Es la economía, estúpido". La frase inmortalizada durante la campaña que llevó a Bill Clinton a la presidencia de Estados Unidos, bien podría explicar lo que está ocurriendo a nivel global y local. Siendo aún más concreta, puedo modificar la palabra economía por energía. Si miramos la disyuntiva en la que está inmersa Europa a la hora de decidir si pone en marcha la denominada "opción nuclear", que implica retirar a Rusia del sistema internacional SWIFT, es clave entender el rol que ocupa el gas ruso en la matriz energética del viejo continente así como también el efecto inmediato que podría tener en sus economías si de un día para el otro deja de llegar ese insumo básico. Para dar una cifra contundente: los gasoductos que maneja Rusia proporcionan hasta el 40% del consumo europeo de gas. No hay forma de suplir ese insumo de buenas a primeras y la decisión de castigar a Rusia eliminando a sus bancos del SWIFT, como anunciaron ayer Europa y Estados Unidos, tendría un efecto inmediato en el Viejo Continente mientras que la falta de divisas en el país que comanda Vladímir Putin podría sobrellevarse mejor en el corto plazo. Por otro lado, cuando miramos la economía argentina, el panorama energético tampoco es mejor. A pesar que la producción de gas creció en 2021, el 24% se importa en invierno. Este año, se espera que el costo llegue por lo menos a cuadriplicarse debido al alza de la demanda internacional pero también local, lo que traerá pérdida de reservas del BCRA y menores posibilidades de reducir los subsidios sin recurrir a tarifazos. cronista |