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Países que emitieron sin generar más inflación ni devaluaciones

 

¿Cómo hicieron Hungría, Polonia, Rumania, Turquía y otros países emergentes de Europa?


Por mal que le pese a muchos la fábula de la cigarra y la hormiga es quizás la lección más vigente a la hora de lamentar la necesidad de corregir desequilibrios macroeconómicos. La economía argentina viene de décadas conviviendo con idas y vueltas y acumulando desajustes. Lo que a la larga implica perder márgenes de maniobra (fiscal y monetario) ante cualquier eventualidad como lo fue la pandemia global. Los chilenos, por ejemplo, pudieron echar mano de los ahorros acumulados en los “endemoniados” fondos de pensiones. Otros países tenían superávit fiscal o un muy bajo nivel de déficit, y/o acceso a los mercados internacionales de deuda. Y otros pertenecían a clubes exclusivos como la UE, así contaban con un prestamista de última instancia con espaldas (BCE). Argentina, lamentablemente, no integra ninguno de estos grupos. Y así se dieron las cosas a la hora de lanzar estímulos y planes de asistencia. Por eso, más allá de las diferencias, es interesante la experiencia de las economías europeas emergentes que, según el Departamento de Europa del FMI, parecen haber “encontrado una nueva herramienta de política monetaria”. Se refieren a la compra de bonos públicos por parte de los bancos centrales.

Exitosos

El FMI reconoce que estas intervenciones le recuerdan a épocas de financiamiento monetario del gobierno, que a menudo fueron seguidas por una inflación creciente y depreciaciones de las monedas. “Sin embargo, las acciones exitosas de varios bancos centrales de Europa emergente para comprar bonos del gobierno durante la pandemia contrarrestaron esta historia”, afirma el organismo comandado por Kristalina Georgieva.

Fue en medio de la agitación de los mercados financieros al inicio de la pandemia, cuando los bancos centrales de Croacia, Hungría, Polonia, Rumania, Serbia y Turquía implementaron programas de compra de activos (APP), comprando bonos en moneda local emitidos por los gobiernos, pero también por el sector privado (en el caso húngaro).

Una investigación del FMI (“Asset Purchase Programs in European Emerging Markets” de William Lindquist, Nadeem Ilahi y Jaewoo Lee) sugiere que las compras de activos en Europa emergente contribuyeron a aliviar la disfunción del mercado financiero, sin signos de efectos desestabilizadores. La escala y duración limitadas de estos APP fue consistente con sus objetivos, que eran mitigar la disfunción del mercado financiero, proporcionar liquidez y reparar los mecanismos de transmisión de la política monetaria.

Esto distingue a estos APP de la flexibilización cuantitativa empleada por los bancos centrales de economías avanzadas, cuyo objetivo era proporcionar un estímulo adicional en el contexto de tasas de interés oficiales en el límite inferior efectivo o cerca de él. De hecho, los APP en Europa emergente se implementaron principalmente junto con la relajación de la política monetaria convencional o incluso precedieron a ella. Por ejemplo, el programa de compra de activos de Rumania esencialmente concluyó durante el verano de 2020, pero la tasa de interés de política solo alcanzó su mínimo de 1,25% en enero de 2021.

Según los expertos del FMI, no se encontró evidencia de que los anuncios de APP condujeron a una relajación de las presiones de liquidez del mercado de bonos y una reversión en el aumento de los diferenciales de plazo, ni tampoco que estos APP hayan provocado presiones cambiarias (esto puede reflejar su duración y alcance en su mayoría limitados). “En países donde las APP fueron más extensas o prolongadas, las acciones de los bancos centrales para absorber la liquidez adicional creada por estas compras también pueden haber jugado un papel en la minimización del impacto en los tipos de cambio”, señala el estudio.

Preocupación

Si bien los APP en la Europa emergente tuvieron éxito durante la pandemia y ahora parecen ser parte del conjunto de herramientas,”menos claras son las condiciones en las que utilizarlas en el futuro”. En parte, su uso puede depender de circunstancias globales. Por eso es importante reconocer que la flexibilización casi universal de las políticas monetarias durante la pandemia creó condiciones más favorables para que los mercados emergentes emplearan tales herramientas. “Queda por ver si los mercados emergentes podrían emplear los APP en respuesta a shocks idiosincrásicos sin desencadenar reacciones como la depreciación de la moneda”. ”Los fundamentos del país también son importantes. Una preocupación acerca de los APP en los emergentes es que podrían fomentar la dominancia fiscal si ayudan a respaldar los déficits que no se pueden financiar por medios convencionales. Es probable que un sólido historial de estabilidad macroeconómica e instituciones económicas creíbles mitiguen las preocupaciones sobre la dominancia fiscal”. “Con este fin, la estructura y la disciplina proporcionadas por la pertenencia a la UE hacen que estos riesgos sean menos graves, lo que podría mejorar el alcance futuro de los APP en estos países”, sostiene el estudio.



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