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Domecq: "Nadie quiere devaluar, pero la que devalúa es la macroeconomía"

 

El director de la consultora Invecq cree que un salto cambiario es casi inevitable, pero que se puede hacer en forma ordenada.

Economista, director de la consultora Invecq y docente en la Universidad del CEMA, Esteban Domecq considera que el escenario más probable para 2020 es un intermedio entre el deseo del Gobierno y lo que anticipan sus colegas más pesimistas. Sin embargo, advierte que es necesario un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y un programa consistente para que Argentina no vuelva a transitar una mega-crisis.

Periodista: Cuando la Argentina devaluó en 2002 el traslado a precios fue limitado, ¿qué sucedería hoy ante un eventual salto cambiario?

Esteban Domecq: La situación es diferente. Es mucho más parecida a la del 1975-1976 o a la de 1988-1989. En esos escenarios teníamos devaluación permanente, una economía sobre monetizada, con divergencia fiscal y todo eso, a pesar de la contracción económica, se iba a precios. Pensemos que tanto Kicillof en 2014 como Sturzenegger en 2018 tenían reservas netas, que es la gran diferencia respecto de ahora, y aún así se les fue el dólar. A Cambiemos el tipo de cambio se le multiplicó por tres, pese a que tenía u$s30 mil millones de reservas netas. Ahora hay 0. Y hoy el nivel de monetización es similar al del primer trimestre de 2018, por lo que hay mucho excedente de pesos. El riesgo es que si cae la demanda de dinero como en aquel momento el dólar no multiplicaría por 3, multiplicaría por 10 y podríamos terminar en un escenario de híper estanflación.

P.: ¿Prevé eso para 2021?

E.D.: No. Hay tres escenarios posibles. Por un lado, uno de control, que es el que busca el Gobierno. En sí el Gobierno armó un puente hasta diciembre, en el que deben aprovechar para recomponer reservas y que la brecha ceda hasta, por lo menos, el 50%. Luego hay un segundo puente hasta marzo, en el cual se debería negociar un acuerdo con el FMI y luego con el Club de París, ya que Argentina tiene vencimientos por u$s10 mil millones con organismos internacionales para el año que viene. Si sale bien esa estrategia, Argentina el año que viene podría recuperarse 5 o 6 puntos, con 45% de inflación. A ese escenario le asigno entre un 5% y un 10% de probabilidades. Si fracasa el objetivo del Gobierno hay un escenario alternativo, el segundo mejor, y para mí es el más probable, y es uno de descompresión, con devaluación ordenada. Para eso se necesita un orden, un programa consistente, un equipo coordinado y acuerdo con el FMI. Ahí podría haber una recuperación de 5% o 6%, pero con 50% o 60% de inflación. Y a este escenario yo le asigno 50% o 60% de probabilidad. Pero también hay un 30% o 40% de probabilidad de un escenario negativo, en el que se van las variables nominales fuera de control y puede haber una inflación de 80%, 120% o 150%, con un dólar mucho más alto.

P.: ¿Se puede evitar la devaluación?

E.D.: Para mí es inevitable. La pregunta es cuánto, cuándo y en el marco de qué. Yo le creo al Gobierno cuando dice que no quiere devaluar: nadie quiere devaluar. Macri no quería devaluar, Cristina tampoco, Duhalde tampoco. La que te devalúa es la macroeconomía, porque tenés una anomalía, un desequilibrio.

P.: Que Guzmán haya tomado las riendas de la economía, ¿mejora las expectativas?

E.D.: Tengo dudas. Hay una coalición política muy heterogénea. La confianza empieza con lo que pasa con el frente político y luego derrama en el equipo. Después, si hay equipos más o menos fuertes o unificados, puede mejorar o agravar este cuadro de crisis de confianza. Pero yo no creo que este empoderamiento del ministro de Economía pueda ser una bisagra en términos de recuperación de confianza. Lo que sí puede mejorar es este viraje que se está viendo, cuando dicen “vamos a financiar menos con emisión”, “vamos a tratar de reducir el déficit de los últimos meses de este año”, “vamos a reducir la monetización del año que viene”, “vamos a acelerar la negociación con el Fondo”. Esas medidas sí implican tratar de resolver el problema de fondo. En el programa pre-pandemia vimos un equipo económico que entraba con cierta moderación macroeconómica, con cierta prudencia fiscal. Pero el covid los sacó del eje.

P.: ¿Qué postura tiene respecto de un desdoblamiento?

E.D.: Como medida transitoria, en el marco de tirar un puente hacia un nuevo programa económico, puede llegar a funcionar. Como medida permanente no la aconsejo, porque no resuelve las distorsiones. Genera problemas de incentivos. Pero hoy la Argentina ya tiene implementado un desdoblamiento múltiple implícito. Y esa multiplicidad está generando una distorsión enorme en el comercio exterior: las importaciones en septiembre crecieron interanualmente, a pesar de la brutal crisis económica. Hoy los exportadores se están parando arriba de los granos. Y los exportadores de servicios se están yendo de la Argentina a filiales en Uruguay, Chile o donde sea.

P.: ¿Le preocupa la intervención del BCRA y la ANSeS en los mercados de bonos para bajar el CCL y el MEP?

P.D. La pregunta es en qué cuantía venden. Que genera un daño patrimonial a las finanzas públicas, no hay dudas. Además vemos un riesgo-país oscilando en la zona de 1.400 puntos, por lo que los valores de los bonos están en zona de default y creo que esta estrategia, en parte, agrava la situación. La pregunta es si esto sirve para transitar este primer puente. Si efectivamente vendieron pocos bonos puede haber servido, porque el deterioro patrimonial es bajo y el riesgo-país eventualmente mejorará. Cuando hay una urgencia, y hoy la urgencia es la brecha, hay que hacer todo para paliarla. Si las medidas fueron para eso, están bien temporalmente, siempre y cuando se resuelva el fondo.

P.: ¿Es positivo afrontar el déficit utilizando el mercado de capitales y no con más emisión?

E.D.: Lo que están haciendo es evitar que se siga comprometiendo el frente monetario. Pero en un mercado de capitales tan chico hay poco espacio para que puedan financiarse las necesidades del Tesoro. Es muy difícil que esta estrategia no termine en un crowding out y en una suba de las tasas de interés, porque va a haber una puja del sector privado y el público por un mercado muy finito y muy chico. Eso Brasil y Chile lo hacen, pero con un mercado de capitales mucho más grande.

P.: ¿Ayuda el triunfo de Biden?

E.D.: Es marginal, porque las diferencias entre republicanos y demócratas son leves. Es azul contra celeste, no blanco contra negro como en Argentina. Sí es cierto que el tema más complejo de la economía mundial para los próximos años va a ser EE.UU. vs. China y la postura de Trump hubiese generado más ruido para el comercio. Pero también Trump tenía una mirada más regional que Biden. Al margen de esto, respecto del frente externo soy muy optimista. Van a crecer nuestro socios comerciales, lo que significa más exportaciones, sobre todo industriales. Los commodities están al alza y pueden subir más el año que viene. Y el escenario de hiper liquidez va a durar hasta 2022 por lo menos. El mundo va a jugar para la Argentina.



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