El título de la columna de hoy puede parecer ofensivo, pero les aseguro que es muy útil para gran cantidad de gente que busca mejorar su salud financiera y fortalecer su economía. Cuando se habla de fracasos, hay quienes reaccionan aceptando sus errores y quienes se rebelan ante la crítica. Algunos se enojan con razón, porque, a pesar de los vaivenes de la economía argentina, saben llevar una vida próspera. Otros reaccionan mal desde la ceguera que nos les permite advertir que el camino que transitan los lleva directo al abismo.
Hoy vamos a estudiar juntos los motivos por los cuales las relaciones personales con el dinero pueden volverse un infierno y agregar estrés y problemas severos a nuestras vidas. El objetivo es de prevención o de cura, dependiendo de la fase en la que se encuentre el lector. Debemos eludir o salir a tiempo de ese camino y elegir el de la solidez financiera.
Como lo hacemos habitualmente al tratar estos temas, nos focalizaremos en los pilares de las finanzas personales: ingresos, gastos, ahorro e inversión, exponiendo las razones primordiales por las que se suele fracasar en cada uno de estos campos.
El fracaso de tus ingresos
Podríamos haber comenzado por los gastos, el ahorro o la inversión, pero lo cierto es que sin ingresos todo lo demás no existe: el ingreso es la piedra angular de nuestras finanzas personales.
El fracaso de tus ingresos es muy traicionero porque la sociedad te hace creer que está todo bien y que, si bien no sos millonario, tenés lo que muchos desearían: cobrás un sueldo del 1 al 5 de cada mes, contás con obra social, aportes jubilatorios, vacaciones y aguinaldo. Si cuestionás tu situación, te preguntarán ofuscados: ¿Qué más se puede pedir en los tiempos que corren?
Sin embargo, este supuesto éxito de la vida cotidiana se convierte rápidamente en un rotundo fracaso cuando, debido a situaciones como las actuales, tu ingreso y los beneficios mencionados se reducen a cero al quedar desempleado, poniendo en jaque tus finanzas personales.
Mucha gente lo sabe y evita contar con una única fuente de ingresos. Con el correr de los meses y los años, destinaron parte de su energía a desarrollar múltiples fuentes de ingresos. ¿Cómo se logra esto? Con inversiones, proyectos personales alternativos mediante Internet (palabras claves: automatización, productos intangibles sin servicio de posventa, suscripción) y convirtiendo sus pasivos en activos.
Aprovechando el mínimo de dos horas libres diarias que antes no tenías y ahora sí gracias al teletrabajo, podés concentrarte en crear estas múltiples fuentes de ingresos para alejar la posibilidad de fracaso en tu vida financiera. Una crisis puede llevarte puesto si tenés una única fuente de ingresos, pero difícil que te derribe si tenés varias.
El fracaso de tus gastos
Para evitar fracasar en este campo, te recomiendo realizar el siguiente análisis sobre cada erogación de dinero que vas a hacer:
- ¿Se trata de un gasto o una inversión? En el gasto se consume lo comprado casi en el momento. En la inversión, gastamos ahora para beneficiarnos más adelante.
- ¿Qué impacto tiene este gasto en nuestras finanzas personales? Debemos analizar con precisión cómo repercute esa erogación puntual en nuestro presupuesto mensual. Conviene asignar un techo para los gastos y un piso para las inversiones mensuales. Fijarnos esos límites máximos y mínimos puede servirnos para autodisciplinarnos en la dieta financiera.
- ¿Hay premio por esperar para consumir? Supongamos que nuestro potencial gasto superó las dos instancias anteriores. Ahora debemos averiguar si no existe una recompensa por postergar esa compra que estamos por hacer. A veces nos tienta un producto simplemente porque está de oferta, sin pensar qué utilidad cierta le vamos a dar.
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