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Ante el Papa y el FMI, Guzmán descartó la "austeridad fiscal" y pidió cooperación a bonistas

El ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificó este miércoles el compromiso del Gobierno por "hacer un esfuerzo y resolver el tema de la deuda de la manera más ordenada" y explicó que la iniciativa no aplicará austeridad fiscal y que Argentina tuvo que redefinir sus "prioridades".
"No funciona aplicar austeridad fiscal para pagar deuda en una situación de deuda insostenible; al contrario, hace la situación peor, por lo que debemos cambiar ese camino que el país transitaba", sostuvo el funcionario en el seminario "Nuevas Formas de Solidaridad", organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales en el Vaticano.
En ese sentido, Guzmán agregó que el Gobierno "redefinió prioridades y decidió hacer un esfuerzo para resolver esta situación de la manera más ordenada".
"La manera en que este Gobierno se acerca al tema es interesante porque estuvimos pensando durante años cómo aproximarnos a esta situación dada la complejidad del panorama internacional y ahora lo estamos poniendo en práctica", dijo el economista.
El ministro evaluó que "está claro que las cosas no están funcionando bien en términos globales: la inequidad está aumentando y llevó a tensiones sociales y políticas y tenemos un sistema de reglas que impide la innovación".
"El mismo sistema de reglas que hace muy difícil a países que sufren problemas de demanda, en los que las deudas se vuelven insostenibles, y, por último, estamos dañando nuestro planeta y está claro que debe haber un cambio en las reglas de la economía global, esto tiene que ver con el desbalance de poder y el uso poco saludable del poder", añadió.

"El problema es que cuando las cosas salen mal, no hay esquema formal que diga específicamente cuándo es el momento en que el deudor debe dejar de hacer las transferencias al acreedor, no hay un esquema formal para resolver esta situación de una manera ordenada", criticó.
Guzmán señaló también que "la arquitectura financiera internacional para la resolución de crisis de deuda soberana es altamente deficiente", ya que "hay una protección para los acreedores en caso de que las cosas salgan mal".
Ese panorama "trae mucho sufrimiento" porque "lleva mucho tiempo a los países en crisis empezar a abarcar el problema y retornar al crecimiento", consideró Guzmán.
"Ese contexto aumenta el desempleo, la pobreza y la desigualdad; la evidencia es abrumadora y esto es lo que sucede. Hubo mucha discusión en los últimos años en foros internacionales pero no avances muy grandes", concluyó el ministro.
 

 

Guiño del Papa Francisco a la estrategia argentina para reestructurar la deuda


El Papa dijo que la deuda pública contraída en no pocos casos para impulsar el desarrollo económico de un país puede constituirse en un factor que daña y perjudica el tejido social cuando termina orientada hacia otras finalidades, como la especulación financiera o el financiamiento de la fuga de capitales.
Durante el mismo evento, el Papa Francisco dio un espaldarazo a la estrategia argentina para reestructurar su deuda externa al pedir ante las máximas autoridades del FMI que no se exija a los países que salden sus pasivos con "sacrificios insoportables" para sus pueblos. 
Las exigencias morales de San Juan Pablo Segundo en 1991 resultan asombrosamente actuales hoy, dijo el líder de la Iglesia Católica y citó: "Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito en cambio exigir o pretender su pago cuando este vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras".
 
Por su parte, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, afirmó que los países deben tender hacia nuevas "prioridades para la economía" global, entre las que mencionó un crecimiento inclusivo, integración internacional justa y acción climática sostenible.
Georgieva disertó en el Seminario "Nuevas Formas de Solidaridad" organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales en el Vaticano, del que participaron el Papa Francisco y el ministro de Economía argentino, Martín Guzmán.

Con su discurso centrado en América Latina, Georgieva dijo que esta región ha progresado significativamente en la reducción de la desigualdad excesiva y señaló que las recientes manifestaciones sociales como las ocurridas en Ecuador, Chile y Colombia son "un poderoso recordatorio de que todos los países pueden hacer más".La funcionaria internacional dijo que espera "con ansias" que los líderes mundiales se decidan a dar la discusión sobre cómo se pueden "levantar sombras y traer más luz" sobre la economía mundial, con un eje central: reducir la desigualdad.
"No es casualidad que el descontento estalló en lugares donde la brecha entre ricos y pobres es demasiado alta, y donde el crecimiento es demasiado bajo para ofrecer mejores oportunidades para aquellos que más los necesitan", analizó.
De hecho, agregó, muchos de los que se consideran "clase media" se sienten cada vez más temerosos de que su situación personal pueda revertirse, de que puedan estar regresando a las "sombras de la pobreza".
"Si los países latinoamericanos van a enfrentar estos desafíos, deberán fomentar una cultura de solidaridad más fuerte, una que reconstruya la confianza y reconozca el sentido de dignidad que viene con buenos empleos, servicios públicos confiables y redes de seguridad más fuertes", sostuvo la directora gerente del FMI.
En ese sentido dijo que la mejor manera de fomentar la solidaridad es reducir la desigualdad de oportunidades.
"Eso significa invertir en las personas, no solo gastando más en escuelas y capacitación, sino también mejorando la calidad de la educación y el acceso al aprendizaje. No solo expandiendo los programas sociales, sino asignando el gasto de manera más efectiva para llegar a los más vulnerables", afirmó.


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