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Alejandro Neme sobre el plan de ampliación de transporte eléctrico: “Hay que volver al modelo COM con pagos de avance de obra”

Alejandro Neme, Director Vocal desde Julio 2017 del Comité de Administración Fiduciaria (CAF) del Fondo Fiduciario del Plan de Transporte Eléctrico Federal (FFTEF) en representación de las Provincias nucleadas en el Consejo Federal de Energía Eléctrica (CFEE), analizó en una entrevista para Energía Estratégica los desafíos que presenta el plan de transmisión de energía eléctrica.


¿Qué retos presenta el sector?
Cuando se produjeron las privatizaciones de los 90′, el sistema de transporte de energía eléctrica presentaba un alto grado de capacidad remanente. La falta de señales adecuadas de la ley 24.065 para la expansión a los actores privados, en los que se delegó esa responsabilidad, consumió en esa década prácticamente toda esa capacidad.
Luego, entre 2003 y 2015, la gran expansión de los Planes Federales I y II concertados entre la Nación y las Provincias que instaló unos 7.000 km de líneas en 500 kV, y un poco más de 3.500 nuevos  megavatios de transformación de 500 kV a tensiones menores (220 kV y 132 kV), avanzando notablemente en el anillado del sistema y en la construcción de estaciones transformadoras a tensiones de transporte troncal y distribución en casi todo el país. Esto, a la vez que realizó numerosas obras de subtransmisión en 132 kV en la mayoría de provincias o regiones eléctricas del país.
¿Dio resultados?
Permitió solucionar ese déficit y contener la gran expansión de la demanda registrada en esos años de gran crecimiento económico promedio, dejando además capacidad remanente en 2015. Esa capacidad está siendo ocupada en muchos casos por varios de los proyectos adjudicados de energías Renovables por la administración anterior, en tanto que otros también adjudicados pueden tener inconvenientes para ingresar por falta de capacidad de transporte. Ha sido una verdadera irresponsabilidad que el Estado comprometa contratos Take or Pay sin sujetar ello a la existencia previa de capacidad de transmisión, a la vez que paralizar durante casi 4 años las obras en construcción y no iniciar otras obras que permitieran cumplir esos compromisos. Todo ello estimo deberá ser renegociado.
¿Y hoy cómo es la situación del sistema?
En parte la respuesta está en lo que acabo de responder. El sistema quedó nuevamente comprometido, en un marco de recesión casi permanente durante el macrismo por la política de expansión de renovables a costa de la capacidad remanente del sistema y, hundiendo, como en los 90, los costos de expansión de la red que habían pagado el Estado y la demanda.
¿Hay un plan definido en alta tensión? 
Existen propuestas de numerosas obras que se van construyendo dinámicamente con el transcurso del tiempo que permiten armar un plan, además de las que se plantearon ya como segundas y terceras prioridades al momento de la elaboración de los Planes Federales I y II hace mucho tiempo, y que van adquiriendo preponderancia con el crecimiento de la demanda. En la mayoría de ellas vamos a encontrar alto consenso de su necesidad técnica. Depende de la política de cada administración qué criterio y cuáles se van a priorizar.
¿Entonces estaría listo?
El problema no es armar el plan, las obras están casi todas estudiadas y evaluadas, sino que el tema es definir las prioridades en función del desarrollo integral del país. Fundamentalmente el problema radica en cómo se va a financiar, con un mercado de crédito por ahora inexistente, de manera que el costo para la demanda sea el menor posible.
De hecho, con ese dinamismo de la planificación, la última administración publicó días antes de dejar el Gobierno, luego de 4 años de pasividad absoluta ante esta problemática, un plan denominado Transportar I, que lo único que hicieron es recopilar obras ya planteadas por el sistema de actores público y privados desde hace tiempo. En la mayoría de las obras propuestas, por ejemplo, en las obras que requiere urgentemente el AMBA, hay acuerdos técnicos y de oportunidad y conveniencia que sólo podrían sufrir  pequeñas modificaciones o alternativas, pero siempre con el mismo objetivo: resolver el déficit de transporte que pone en riesgo la calidad y seguridad del abastecimiento a esta principal área de consumo.
Pareciera que hay consenso entre las líneas a construir…
Sí repito, en general. Pero hay otras obras que deberán reverse o postergarse en función de la política energética integral que lleve adelante el Gobierno de Alberto Fernández, que requiere por la situación actual de profunda crisis socioeconómica, priorizar el abastecimiento de energía eléctrica y de gas al más bajo costo posible.
¿Avanzó el Gobierno anterior en la ampliación del plan de transporte? 
Desde 2015 a 2019 no solamente se paralizaron grandes obras en construcción del Fondo Fiduciario de Transporte Eléctrico Federal (FFTEF) administrado por el CAF, sino que además no se construyó un solo nuevo km en 500 kV, ni nueva transformación en ese nivel y los avances en obras regionales en 132 kV fueron muy escasos.
El CFEE, siguiendo la tradición de los exitosos Planes Federales, realizó en 2017 un relevamiento de obras necesarias en todo el país, provincia por provincia, en 500 y 132 kV, que no tuvo la menor atención de las autoridades de la Secretaría.
Como sola excepción se licitó e inició en 2018 la Línea 500 kV San Juan-Rodeo/Iglesia por impulso de esa Provincia y en sociedad 50/50 con el CAF, obra pendiente del Plan Federal I. También en el segundo semestre 2019 y con el aporte exclusivo de las Provincias, el CAF logró reanudar las 4 obras en 500 kV paralizadas desde 2016.
¿Cuáles líneas de alta tensión debieran ser prioritarias?
Creo que no habrá disensos en priorizar las obras del AMBA. Respecto del resto de las obras necesarias hay que ver qué líneas estratégicas se definen en función de la política energética integral del país que se está definiendo en esta nueva Administración. Yo no me siento con autoridad para extenderme sobre eso sin que haya definiciones previas de l Secretario de Energía, Segio Lanziani, y del Subsecretario de Energía Eléctrica, Osvaldo Arrúa.
Hay que tener en cuenta por otra parte que oportunamente deberán estar listas las LAT para evacuar la generación de las centrales Kirchner y Cepernik ( yo las he seguido llamando así) actualmente en construcción.
¿Esta propuesta incluye desarrollar energías renovables?
En mi opinión, la expansión de las renovables tendrá su nicho en módulos más pequeños que puedan conectarse en función de las capacidades remanentes de los sistemas de tensión 132 o menores, y no ya en megaproyectos como los que hemos visto licitar y adjudicar en estos años.
¿Y cuál esquema de construcción se debiera trabajar? 
Si te referís a COM puro, o sea que el constructor financia la obra, y cobra en anualidades a partir de la habilitación comercial,  o el COM con cobros según el avance de la obra, creo que por las mismas razones por la que no funcionó el modelo  PPP, y los escasos casos en que funcionó el COM puro, esto es, por el elevado costo financiero,  hay que volver por ahora  al modelo de COM con pagos de avance de obra, o algo mixto pero que no vuelque sobre el constructor todo el peso del financiamiento.
¿Por qué no funcionó el programa PPP?
En primer lugar, la PPP es un sistema muy caro para la economía argentina, que no cuenta con un mercado de crédito de largo plazo a tasas competitivas. Afortunadamente no avanzó en el sector eléctrico este mecanismo, porque hubiera significado mucha más deuda a pagar por los argentinos.
Esa es la razón por la que no funcionó ni creo que funcione aquí por muchos años.  Es mucho más económica y conveniente la financiación de la banca multilateral, o acuerdos bilaterales país-país, combinadas eventualmente con pase total o parcial a la demanda de obras finalizadas.




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