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¿Va a bajar la inflación?

La inflación es un fenómeno monetario… ¿o fiscal?
Los argentinos estamos viviendo nuevamente una década perdida.

Si tomamos los datos del proyecto de presupuesto enviado al Congreso, el PBI per cápita en términos reales del año 2020 va a estar 2,7% por debajo del que alcanzamos en el año 2010.

Si la comparación se hace entre 2018 y 2011 el deterioro es aún más alarmante. En los últimos 7 años el descenso de nuestra riqueza per cápita fue de 10%.

Razonablemente, la gente está cansada y ninguna opción política parece generar mucho entusiasmo.

Ahora bien, si indagamos en las causas de esta debacle, la inflación aparece primera de la lista.

En el mundo, los Bancos Centrales coinciden en que lo mejor que pueden hacer para apuntalar el crecimiento económico es mantener una inflación baja y estable. En nuestro país, en los últimos 10 años la inflación promedió el 28,5% anual.

Imposible.

Con este panorama, nos preguntamos: ¿bajará esta vez?

Tras la salida de Luis Caputo del Banco Central, y con el nuevo acuerdo con el FMI firmado por las autoridades argentinas, Guido Sandleris presentó un nuevo esquema de política monetaria.

Las claves de este programa son dos. En primer lugar, se establece un virtual congelamiento de la base monetaria hasta junio de 2019.

En segundo lugar, se imponen límites máximos y mínimos para el dólar, con el objetivo de mantener al tipo de cambio real estable. Así, de acá a diciembre el dólar podrá flotar libremente, pero solo entre los $ 34 y $ 44, ajustados en un 3% cada mes.

Como se observa, el programa es de transición, ya que no sabemos qué pasará con las “bandas” de flotación a partir de diciembre, y tampoco sabemos qué ocurrirá con la regla de emisión monetaria luego de junio del año que viene.

Ahora bien, parece claro que la transición apunta en primer lugar a recuperar la credibilidad perdida y cambiar las expectativas. En este marco, que el Banco Central no imprima más dinero es una buena idea. Después de todo, todo economista serio reconoce que la inflación es un fenómeno monetario y que sin exceso de dinero, no es posible que haya inflación.

En términos de credibilidad, el anuncio también luce interesante, ya que cualquiera puede ingresar en la página del BCRA para ver si efectivamente esta regla se está cumpliendo, o no.




En el gráfico de arriba se observa cómo varía diariamente la base monetaria. La línea roja es el promedio móvil de los últimos 20 días. Aún es temprano para ver un cambio, pero sí ya puede observarse cómo, a partir de mediados de septiembre, la pendiente de la curva comienza a aplanarse.

Si la regla efectivamente se cumple, uno debería ver una línea roja horizontal hasta junio del año próximo.

Respecto de las bandas cambiarias, podemos decir que también apuntan a lo mismo. Es decir, a generar expectativas positivas sobre la inflación. Es que en la medida que la gente forma sus expectativas teniendo en cuenta los movimientos del dólar, es bueno que éste se mueva, pero “no tanto”.

La estrategia de bandas ajustables se utilizó en otros países en el pasado. De acuerdo con un trabajo presentado por Felipe Morandé y Klaus Schmidt-Hebbel en 1999:

“Entre 1984 y septiembre de 1999, la política de tipo de cambio de Chile se basó en una banda de tipo de cambio móvil. El objetivo de la banda era proporcionar a los mercados orientación sobre la tendencia deseable del tipo de cambio real y reducir la volatilidad excesiva del tipo de cambio.”

Algo similar ocurrió en Israel. Entre 1992 y 1996, el Banco Central de ese país sumó a sus “metas de inflación” una banda para el tipo de cambio, logrando reducir la inflación desde los alrededores del 18% anual al 10%.

Así que teniendo en cuenta la relación emisión-inflación, y los casos de éxito de las bandas cambiarias en la historia, hay motivos para ser optimistas con el futuro de la inflación.

No obstante, esto no es todo.

La teoría fiscal del nivel de precios
A la mirada optimista de la inflación habría que contraponerle una teoría que va ganando adeptos en el país.

La teoría en cuestión es la Teoría Fiscal del Nivel de Precios que plantea, en resumidas cuentas, que sin un ajuste que equilibre las cuentas públicas de aquí y para el futuro, no habrá solución para la inflación.

De acuerdo con esta mirada, en la medida que el fisco no se ajuste, a la larga habrá uno de estos dos eventos:

a) O bien el tesoro queda al borde de la crisis de deuda, por lo que a la autoridad monetaria no le queda otra alternativa que salir a su rescate emitiendo pesos,

b) o bien el público –producto de las dudas sobre la sostenibilidad fiscal- huye de todo título emitido por el gobierno, incluyendo, claro, del dinero que emite la autoridad monetaria.


Así que ya sea porque en algún momento la cantidad de dinero vuelve a crecer con fuerza, o porque la demanda de dinero se cae de manera súbita, reaparece la inflación.

El gobierno parece haber tomado nota también de este tema. De hecho, ha enviado al congreso un presupuesto que busca alcanzar, al menos, el déficit primario 0%.

¿Será suficiente?

Para ir cerrando, el plan del Banco Central luce razonable y, en la medida que la inflación es un fenómeno monetario, tendrá éxito para reducir la inflación el año que viene.

Sin embargo, si apuntamos a resolver este problema de manera definitiva, es imperioso que se resuelva la situación fiscal.

Saludos,

Iván Carrino

Para CONTRAECONOMÍA