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La próxima decisión de la Fed ha sido la causa de las caídas, no China Carlos Montero

Las turbulencias extremas de los mercados financieros en agosto dieron lugar a un aumento de la volatilidad de los mercados de renta variable hasta niveles que se han superado en pocas ocasiones desde 2008. Esto es lo que afirma el analista Gavyn Davies en el Finantial Times.

No está claro si estos episodios de volatilidad ya han acabado (de hecho no, pues la volatilidad en septiembre sigue estando en niveles muy elevados). Para aclarar el escenario en el que nos movemos lo primero que hay que averiguar es lo que causó la crisis actual. Davies intenta aclarar esta incógnita:

La respuesta obvia es China. La respuesta de las autoridades chinas a la burbuja del mercado de valores, y la manera en que se manejó la devaluación del renminbi, plantearon preguntas acerca de la credibilidad de su política, que se sumaron a la preocupación existente sobre el riesgo de aterrizaje forzoso en su economía. La conclusión de que China estaba cerca de un shock fue el principal motor de las turbulencias financieras a nivel global, lo que afectaría a los precios de las materias primas y a las exportaciones de muchas economías emergentes vinculadas.

Sería absurdo negar que China haya tenido un papel importante en la crisis de agosto de 2015. ¿Pero ha sido el único factor involucrado? Después de todo, la tasa de crecimiento de China no parece haber disminuido mucho. Por otra parte, las simulaciones econométricas estándar del impacto de un shock de la demanda de China en las principales economías desarrolladas sugieren que los efectos no serían muy grandes, y ciertamente no lo suficientemente grandes como para explicar la magnitud de la caída de los precios mundiales de la renta variable, o la reacción de los mercados de bonos.

Cabe la posibilidad de que las malas noticias de China provocaran un repentino aumento de la aversión al riesgo entre los inversores globales que exacerbaron las caídas. También es posible que los mercados estuvieran respondiendo al hecho de que la Reserva Federal aparentemente haya decidido elevar los tipos de interés en EE.UU. antes de final de año, independientemente de las nuevas fuerzas deflacionarias que han surgido por los acontecimientos en China.

En interesante análisis econométrico publicado por Fulcrum se sugiere que la percepción de una política monetaria adversa puede haber sido importante a la hora de explicar las turbulencias financieras.

En el estudio de Fulcrum se identifican cuatro shocks diferentes (de política monetaria, de demanda agregada, de suministro global y de aversión al riesgo), y el efecto que tendrían sobre los mercados financieros. El resultado es el siguiente:

Interpretando la tabla anterior, un shock en la política monetaria, por ejemplo, tendría un impacto negativo sobre los precios de las acciones, positivo sobre la rentabilidad de los bonos, reduciría el punto de equilibrio de la inflación esperada y no tendría efecto sobre los diferenciales de crédito.

Posteriormente Fulcrum estima un sistema de ecuaciones (VAR estructural) que les permite explicar cualquier movimiento en los precios de los activos en base a los diferentes shocks que están afectando al sistema.

En el caso concreto del precio de las acciones de EE.UU. (aunque podemos extrapolarlas a gran parte del resto de mercados de valores desarrollados), las conclusiones del estudio son las siguientes:

- El comportamiento de la renta variable de EE.UU. desde mediados de 2014 se ha visto afectada positivamente por una disminución de la aversión al riesgo (probablemente impulsada por una caída en el riesgo de una grave crisis de la zona euro y por la flexibilización cuantitativa del BCE), y un shock positivo de la oferta agregada por la caída en los precios del petróleo.

- Por el contrario, se ha visto afectada negativamente por la cercanía del inicio de ajuste monetario de la Fed, y más recientemente por un shock negativo de una demanda menor por parte de China o en la economía nacional estadounidense.

- Estos efectos se anulan más o menos el uno al otro hasta mayo de 2015, a partir del cual los efectos negativos han comenzado superar a los positivos.

- La fuerte caída de los precios de las acciones desde junio de 2015 ha sido impulsada principalmente por un shock de ajuste monetario, más que por un shock de demanda negativa de China o en otros lugares.

- En septiembre el shock monetario se ha reducido ligeramente a medida que los discursos de la Fed han reducido las expectativas de una subida en septiembre.

Aunque esta metodología no es infalible, hay evidencias de que parece ser acertada. El aumento de los rendimientos de los bonos reales y la disminución de las tasas implícitas de inflación es un claro indicativo de la percepción de ajuste monetario, y que los indicadores de las condiciones financieras globales se han endurecido claramente.

Es razonable por tanto señalar estas razones como la explicación de las recientes caídas de la renta variable.