Argentina tiene la prima de riesgo soberana más alta del planeta Tierra. Con una prima a cinco años de 2.000 puntos básicos, Grecia sólo cotiza a 448, o sea, 5 veces menos. Esto es una clara exageración y bastaría con un par de señales pro-mercado para que el riesgo país baje rápido, abaratando el costo de financiamiento. Este hecho es clave para un país que se está quedando sin dólares y necesita recomponer su stock de capital.
Podemos alarmarnos al ver que Argentina paga 10 veces las primas de riesgo de sus vecinos o mirar la tabla con un ojo especulativo y ver en ella una enorme oportunidad. Ciertamente, esta tabla no es apta para cardíacos o pesimistas.
El riesgo país argentino a 5 años cotizado en el mercado de CDS es más de diez veces el de Chile, Colombia, Perú, Uruguay o Brasil. El BODEN 15 exhibe una yield cercana a 9%, el BONAR 17 rinde 11,50%, por lo tanto, Argentina a dos años rinde un 10%, aproximadamente.
Sin embrago, las yields en dólares de nuestros vecinos a dos años rondan el 1%. Entonces, Argentina a dos años tiene una prima de 900 puntos básicos de riesgo superior, lo cual es enorme.
Brasil puede financiarse a dos años al 1,2% anual mientras que Argentina podría hacerlo al estrepitoso 10% anual. Antes de encarar un proceso de endeudamiento sistemático, Argentina necesita bajar su agobiante prima de riesgo, de lo contrario, la nueva deuda se tornaría insostenible.
Pero, además, una prima de riesgo tan elevada también afecta a la inversión real castigando valores presentes en forma muy significativa. Supongamos un proyecto de inversión que paga una suma única a diez años de 100 dólares. Si dicho proyecto se evaluase en Chile valdría 67 dólares (4% anual), mientras que si el mismo se valuase en Argentina (a un 10% anual y soy muy generoso) valdría 38 dólares o sea un 43% menos: no hay proyecto de inversión que sobreviva al actual riesgo argentino. Una percepción tan elevada del riesgo termina siendo un claro enemigo del crecimiento sostenido.
Argentina requerirá de inversiones de largo plazo para reconstruir su stock de capital y, en especial, para resolver la crisis energética. En un escenario de déficit fiscal con necesidades de inversión, el endeudamiento externo es la única alternativa posible.
Pero no sólo es necesario que a Argentina le abran la puerta al financiamiento, sino que el peaje a pagar no sea agobiante. Para que endeudarse sea sostenible se debería generar una significativa caída en el riesgo país, la cual dependerá de las medidas que se tomen en los próximos años.
¿Cómo se baja la prima de riesgo? Argentina necesita seducir a los mercados internacionales con un plan creíble y sostenible. Comenzar con un plan anti-inflacionario que ataque la emisión monetaria y el déficit fiscal, acordar con el Club de París y cerrar definitivamente el problema de los hold-outs serían logros altamente valorados por la comunidad internacional.
Urge también dejar de cotizar como junk en los mercados de deuda (por junk se entiende bonos de baja calidad crediticia y por lo tanto alta yield).
El acuerdo Repsol/YPF ha sido bienvenido en Wall Street, quien a su vez es el principal jugador en determinar el precio de los bonos argentinos y sus yields. Estos señores sólo buscan la próxima gran historieta y tengo la sensación de que están ávidos de encontrar en Argentina una promesa hacia la quasi-ortodoxia que les dé una excusa para comprar bonos baratos y hacerlos subir para luego vendérselos a otros.
Si Argentina siguiese el camino quasi-ortodoxo iniciado post-devaluación, Wall Street podría comenzar a recomendar Argentina generando colapso de yields y reduciendo el peaje para volver a endeudarnos. Wall Street es seducible en la medida que articulemos la historieta correcta.
Conclusión: Argentina tiene un claro juego de póker para jugar con Wall Street, está en nosotros hacerlo…
Por Germán Fermo