La productividad laboral sube o baja según el cristal con el que se la mire
“Una primera lectura de las cuentas nacionales del 2012 indica que pese a disminuir sensiblemente el ritmo de crecimiento de la economía se mantuvo elevado el rendimiento del factor trabajo y eso impulsó la tasa relativa de creación de empleos. Otra, más ajustada a la percepción de los centros académicos y consultoras privadas, revela el fenómeno inverso. La caída de la inversión bruta interna avala esta visión alternativa”, muestra una nueva investigación del Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales.
De los datos originales brindados por el INDEC surge que en el último año la brusca desaceleración del ritmo de crecimiento de la actividad agregada, en una magnitud muy superior a la que sufrió el promedio del mundo, no afectó la productividad del trabajo. Se mantuvo en el nivel más alto del quinquenio. Mientras que la elasticidad empleo-PBI volvió a elevarse por tercer año consecutivo, aunque sin llegar a las relaciones pico observadas en 2007 y 2008.
“Y pese a que la política de Gobierno se concentró en intentar impulsar la actividad productiva, los datos de empleo registrado dieron cuenta de que el sector más activo en materia laboral fue el de los servicios, ya que en forma agregada expandió 2,6% la nómina de personal en contraste con un paupérrimo 0,2% del conjunto de los productores de bienes”, indica el informe privado.
IDELAS-UCES considera que “esa dinámica luce consistente con la variación de la productividad laboral, definida de modo simplificado por la relación entre el aumento del PBI y la suba del empleo en blanco. Se elevó 1,6% en el primer caso y se contrajo 2,1% en el segundo, en comparación con los índices del año previo, reflejando con nitidez el efecto del excesivo aliento de la política económica del consumo interno en detrimento de la inversión productiva y de las exportaciones”.
Pero un cálculo alternativo, a partir de la reestimación del PBI, tras deflactar la rama productora de servicios por la variación del índice de precios implícito en el cálculo del valor agregado por el sector público, al observar la casa de altos estudios que está inflado, determinó que si bien acusó una desaceleración similar a los 7 puntos porcentuales que mostró la serie original, los 6,3 pp que arrojó el ejercicio se diferencian que surgió del paso de una economía que crecía 3,9% en 2011 a otra que se contrajo 2,4 por ciento.
Semejante giro determinó que “la productividad laboral promedio de todos los sectores en lugar de crecer un modesto 0,2%, como indica la serie original, se deterioró 4,1%, al caer la correspondiente a las denominadas actividades sin chimenea 5,8”, indica el trabajo privado.
En este caso, las ramas que sufrieron los mayores retrocesos fueron las correspondientes al mercado inmobiliario y del turismo, con 10,2% y 10,8% interanual, respectivamente, seguidas por la del transporte, almacenamiento y comunicaciones 9,3% y los servicios sociales y personales 7,3%. En menor medida bajó el rendimiento del trabajo en el comercio 2,8%; administración pública 2,4% y los servicios de enseñanza y salud 3,8 por ciento.
“La pesificación forzosa de la actividad inmobiliaria que dispuso el Gobierno a partir del segundo semestre de 2012, junto con el aumento del denominado costo argentino, al no acompañar la suba de la paridad cambiaria el ritmo de suba de los costos internos de las empresas, explican en gran medida el receso general, al afectar dinámica que mostraban esos sectores y debilitar severamente la competitividad no sólo de los productores de bienes sino también de servicios, como los vinculados con el turismo y los profesionales”, concluye el análisis de IDELAS-UCES.