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'Petete', hay que atrapar los dólares de la soja...

'Petete' es el alias de Mercedes Marcó del Pont, presidente del Banco Central, que le conceden en los pasillos de la autoridad monetaria. ¿Por qué 'Petete'? Porque ella todo lo explica recurriendo a obviedades. Pareciera más una estudiante de Economía que una autoridad en las cuestiones monetarias, indispensable para ejercer el cargo que tiene. Lo más grave es que 'Petete' también la bautizaron los banqueros de Adeba que la bautizaron días atrás. En cuanto al siguiente texto fue preparado por la consultora Economía & Regiones, confundada por Rogelio Frigerio, nieto del Frigerio que 'Petete' dice que la inspiró a estudiar.

El nivel de actividad económica comenzó a desacelerarse paulatinamente en la primera mitad del año pasado y, más allá de las políticas que se apliquen, la desaceleración será la característica económica del 2012.

Este menor crecimiento responde desde el plano internacional a la dependencia con Brasil, que a partir de su menor nivel de actividad demanda menos exportaciones argentinas y por ende afecta negativamente nuestra demanda agregada y tasa de crecimiento.

El sector productor de manufacturas es el principal perjudicado por el menor dinamismo de la sexta economía del mundo, porque más del 60% de nuestras exportaciones a Brasil son de origen industrial.

En el plano doméstico se destacan la política de trabas a las importaciones y la mayor intervención cambiaria y financiera, que atentan contra el dinamismo de la tasa de crecimiento de la economía. Estas trabas afectan en forma negativa a la producción manufacturera, ya que el 80% de lo que se adquiere en el exterior se utiliza en los procesos productivos del sector industrial.

Dado que en el corto plazo es imposible que haya sustitución inmediata de importaciones, las mayores trabas se traducen en menos producción.

En pocas palabras, el menor crecimiento de Brasil y las trabas a las importaciones implican un doble impacto negativo para la industria argentina que inexorablemente experimentará una considerable pérdida de dinamismo a lo largo de este año y afectará negativamente la tasa de crecimiento del producto.

La mayor intervención cambiaria y financiera, así como las señales de una mayor estatización de la economía también afectan negativamente el nivel de actividad económica.

Las restricciones a girar dividendos y pagar royalties, sumado al avance del Estado sobre la economía impactan negativamente en la inversión privada y la demanda agregada.

La intervención y la segmentación del mercado cambiario convierten al dólar en un bien escaso e incentivan su demanda en el mercado negro y en el “contado con liqui”, alimentando la fuga de capitales y afectando negativamente al dinamismo del consumo, la inversión y el crecimiento.

Como atenuante, la cotización de la soja superando los US$ 500 por tonelada, y una sequía con efectos menores a los esperados, serían dos fenómenos positivos que amortiguan (sólo en parte) el impacto negativo del menor crecimiento de Brasil, y la mayor intervención del Estado en la economía.

Pero algunos datos observados en el primer bimestre de este año sugerirían que el proceso de enfriamiento del nivel de actividad continuaría.

En este sentido, se podría mencionar que en febrero, tanto la industria (-0.8%) como la construcción (-4.5%) cayeron en términos des estacionalizados y anualizados, por primera vez en más de 2 años y medio.

De acuerdo con nuestras estimaciones y según el índice ISAE E&R, la tasa de crecimiento interanual de la economía habría caído del 5.5% (octubre’ 11) y 5.1% (noviembre’ 11) al 3.6% en enero y febrero de 2012.

Sin embargo, no está claro aún si el nivel de actividad de la economía continuaría al ritmo de enero y febrero, se potenciaría o por el contrario, se suavizará en los próximos meses.

Justamente, lo que suceda en marzo / julio es clave en este sentido.

En este marco, existen 2 indicadores, resultado fiscal y brecha cambiaria, que correspondería monitorear de cerca para poder anticipar que sucederá con el nivel de actividad de aquí hacia fin de año.

En el corto plazo, la tasa de interés no está en esta bitácora.

Podría decirse que nuestra economía se desenvuelve con un sistema de tipo de cambio múltiple con fuerte segmentación de mercado:

> tipo de cambio oficial,

> tipo de cambio paralelo “blanco” (contado con liqui), y

> tipo de cambio paralelo “negro” (blue o cuevero).

El 1er. tipo de cambio es el de acceso más restringido.

Al tipo de cambio “contado con liqui” acceden los inversores más sofisticados y de mayor volumen.

Por otro lado, al dólar “blue” acceden los agentes económicos menos sofisticados y de menor envergadura.

Esta segmentación del mercado cambiario anula el rol compensador de mercado de la tasa de interés, que se vuelve irrelevante para contener la salida de capitales.

La tasa de interés es incapaz de arbitrar expectativas de depreciación de tipos de cambio que reflejan condiciones de oferta y demanda de mercados múltiples y segmentados.

Además, hay que considerar que la tasa de interés dejó de reflejar las expectativas de depreciación.

Hoy en día la tasa de interés está mucho más determinada por la fuerza de la política monetaria expansiva, que financia al déficit fiscal, y por las condiciones de liquidez del sistema financiero, que es mayoritariamente transaccional (los depósitos a plazo no llegan a la mitad del total).

En este sentido, vemos un comportamiento consistente entre todas las variables en los primeros meses de 2012.

El déficit fiscal se deterioró, el financiamiento del BCRA aumentó (la liquidez continuó elevada) y la brecha cambiaria aumentó. Por ende, el enfriamiento del nivel de actividad se aceleró.

En los dos primeros meses de 2012 el resultado fiscal del SPN se deterioró un 60% con respecto al mismo período del año pasado.

A su vez, el financiamiento del Central al sector público también aumentó, alcanzando $ 3.450 millones en los 30 días de marzo.

Paralelamente, en marzo 2012 el esfuerzo esterilizador del BCRA disminuyó en relación a enero y febrero pasado.

Con una perspectiva económica más incierta, el crecimiento de los préstamos del sector financiero al sector privado cayó a
la mitad.

Teniendo en cuenta que esta desaceleración se produjo a un ritmo notablemente mayor que el de los depósitos, la liquidez del sistema financiero no se redujo; por el contrario aumentó.

Por ello, no hay que esperar en el corto plazo una suba de la tasa de interés (como sucedió en noviembre pasado) que estabilice la demanda de pesos y el aumento de los tipos de cambio paralelos.

Este cóctel de deterioro fiscal, expansión monetaria y elevada liquidez alimentó a los mercados cambiarios paralelos.

En la actualidad el dólar “contado con liqui” asciende a $ 5.3; mientras que el dólar “blue” y el dólar oficial ascienden a $ 4.9 y $ 4.4 respectivamente.

Que el dólar “blue” cotice por debajo del “contado con liqui” revela que la corrida contra el peso se da en el sector formal y principalmente en el tramo mayorista.

En este marco podría haber 2 escenarios.

Por un lado, si continuara la dinámica de los últimos meses, habría un incremento significativo de la brecha cambiaria.

El aumento de la brecha cambiaria implicaría que los dólares que entran por la liquidación de la cosecha gruesa “se estarían yendo” mayormente a la ventanilla de la fuga de capitales, acelerando el enfriamiento del nivel de actividad.

Este escenario negativo podría potenciarse en la medida que el BCRA emita más pesos (para financiar al Tesoro) y más férreas sean las trabas a las importaciones.

A mayor expansión monetaria y más trabas a las importaciones, más presión inflacionaria y menos nivel de actividad.

En este escenario, la tasa de crecimiento se desvanecería hacia fin de año, sólo quedaría el crecimiento estadístico (1.4%) y el PBI aumentaría tan sólo alrededor de 1.9% en 2012.

La estanflación estaría más cerca.

Por el contrario, si la brecha cambiaria no aumenta significativamente, el enfriamiento del nivel de actividad se suavizaría y la tasa de crecimiento anual se ubicaría en torno al 3.9% anual en 2012; alejándose el fantasma de la estanflación.

Este escenario sería posible si los dólares que “entran” por la liquidación de la cosecha gruesa no salen todos por la “ventanilla de la fuga de capitales”; alimentando las cotizaciones paralelas.
En otras palabras, este escenario sería posible si parte de los dólares de la liquidación de la cosecha gruesa se “quedan” en pesos, e ingresan a los canales formales de la economía, financiando consumo e inversión.

Sin lugar a duda, una política fiscal más prudente y un BCRA inyectando menos liquidez contribuirían a que la brecha cambiaria se suavizara y el enfriamiento del nivel de actividad económica se mitigara.


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