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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad


LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

La favorable aceptación que entre la población habría tenido, según algunos sondeos, la decisión de expropiar YPF, contrasta con la escéptica reacción de los mercados financieros. Así, a la implementación de las trabas a la compra de dólares, la prohibición al giro de utilidades, el cierre de las importaciones y a la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central para financiar al Tesoro, se sumó un factor adicional de tensiones en la última semana, el cual volvió a alterar los nervios de los operadores financieros.
Como era de esperarse, la noticia de la expropiación golpeó con dureza la cotización bursátil de YPF, que se derrumbó un 32% en Buenos Aires, a pesar recortar parcialmente la pérdida el día jueves. Asimismo, la cotización de Repsol cayó 16,5%, en línea con lo ocurrido en Madrid y Nueva York, junto con una rebaja en su calificación, que la acercó al status de “bono basura”.
Pero las acciones de YPF no fueron las únicas que cayeron. En la última semana, las acciones de las compañías energéticas locales experimentaron bajas de dos dígitos, encabezadas por Metrogas, Edenor y Central Puerto (con mermas superiores al 20%). Los bancos locales con casas matrices en España también presentaron bajas, en torno al 8%, mientras que el Merval disminuyó 6%.
Otra variable afectada fue el valor del dólar. Tras el anuncio oficial se observó una mayor avidez de los inversores por posicionarse en dólares, tanto en el país como en el exterior, evitando los controles impuestos por el gobierno. El dólar “contado con liquidación”, usado para posicionarse en dólares fuera del país, cerró el jueves en $/USD 5,41, con una brecha de 23% con el tipo de cambio oficial. El dólar informal (o “blue”) también superó los $/USD 5.
Otros activos sacudidos por la noticia fueron los títulos públicos. Los bonos en pesos de más largo plazo fueron los más afectados, cayendo, incluso, los bonos en dólares (considerados hasta hace poco una inversión segura y rentable). Como resultado, el riesgo país de Argentina superó los 1.000 puntos básicos (pbs), situando a la plaza doméstica como la más riesgosa de la región, por encima de Venezuela (992 pbs).
En adelante, si bien los valores de las acciones, el dólar y los títulos públicos podrían experimentar un rebote técnico (ya sea por oportunidades de compra de inversores privados o una intervención oficial en los mercados), la volatilidad promete estar a la orden del día, previéndose discrepancias en la performance de los distintos activos financieros.
En el caso de YPF y otras firmas energéticas, difícilmente se recuperen los valores accionarios anteriores a la expropiación, pese a que inversores especulativos puedan ver oportunidades de compra. En cuanto a los títulos públicos, no puede descartarse un rebote (sobre todo en los de más corto plazo), en función de la baja probabilidad de default derivada de la capacidad de pago del gobierno y el reducido peso de la deuda pública. En el caso del dólar, es probable una intervención del gobierno para achicar la brecha entre la cotización oficial y paralela, procurando evitar una retroalimentación de la demanda o la presión sobre los precios internos (aunque difícilmente eso ayude aplacar la avidez por divisas).
Con todo, en los próximos días habrá que monitorear si lo observado hasta aquí se trató de una sobre-reacción temporaria ante una noticia que incomoda a cualquier inversor cuyos activos se encuentran, de una forma u otra, bajo el radar del Ejecutivo Nacional. O si, por el contrario, la expropiación genera un salto discreto y permanente en la percepción del riesgo de los inversores (reales y financieros).
En este sentido, la verdadera preocupación del nuevo escenario se vincula al impacto sobre la tasa de inversión. En definitiva, el consumo depende de la evolución del empleo y de los salarios, los cuales, a la larga, dependen de la tasa de inversión. Cuando se miran los datos, esta variable ya mostraba una retracción desde fines de 2011, cuando comienza la sucesión de medidas de regulación comercial, cambiaria y financiera. Si bien el aumento de la brecha cambiaria y del rendimiento de los bonos (riesgo país) no explica unívocamente la performance de la inversión, el clima de mayor incertidumbre capturado por los precios de los activos financieros podría terminar afectando a la inversión real. Esta es la verdadera variable a monitorear para medir el impacto de las nuevas reglas de juego sobre cuestiones cruciales como el ritmo de creación de empleo y la inflación.