Resumen
• La calificación actual de Argentina ya incorpora tanto las implicancias positivas de una carga de deuda decreciente en términos de PBI como los elevados niveles inflacionarios y el acceso limitado a fuentes de financiamiento.
• Por lo tanto, estamos afirmando las calificaciones asignadas a la República de Argentina en ‘B’ (escala global) y ‘raAA’ (escala nacional para Argentina).
• La perspectiva es estable.
Acción de Calificación
Buenos Aires, 12 de septiembre de 2011.- Standard & Poor’s Ratings Services afirmó hoy las calificaciones soberanas asignadas a la República de Argentina en ‘B’ (escala global, moneda local y extranjera) y ‘raAA’ (escala nacional para Argentina). La tendencia de las calificaciones es estable. Al mismo tiempo, mantuvimos nuestra calificación de transferencia y convertibilidad de ‘B’ de Argentina.
Fundamentos
Las calificaciones de Argentina reflejan el limitado acceso del gobierno a fuentes de financiamiento, las incertidumbres respecto de su política económica que contribuyen a una inflación de doble dígito, y la rigidez del gasto público. Por otro lado, las calificaciones están respaldadas por el superávit - hoy en descenso - en la cuenta corriente de la balanza de pagos, una fuerte disponibilidad de reservas internacionales, la disponibilidad de mano de obra capacitada y la relativa diversificación de la economía.
Argentina está reduciendo exitosamente sus niveles de deuda con un nivel de deuda neta del gobierno general que se espera alcance el 38% del PBI hacia fines de 2011—muy por debajo del 75% reportado a fines de 2005. Esta mejora es, en parte, resultado de los bajos déficits fiscales y del impacto de la elevada inflación en el PBI nominal como denominador del cociente en cuestión. Por otro lado, la política de financiar los vencimientos de deuda de mercado con entidades del sector público reduce el riesgo de refinanciación. Algunas estimaciones indican que entre 40% y 50% del total de la deuda del gobierno argentino está hoy en manos de agencias gubernamentales.
A pesar de que la deuda y las necesidades de financiación están en descenso, la estrategia de financiación de Argentina sigue limitada por la falta de acceso a los mercados de capitales locales y globales. Si bien en 2010 se realizó un esfuerzo para extender el alcance de la oferta de reestructuración de deuda de 2005, aún no es claro si el acceso a los mercados de capitales podría generar riesgos legales. Adicionalmente, el gobierno sigue en incumplimiento con los acreedores del Club París, lo que limita la capacidad de Argentina para acceder a créditos de entidades bilaterales. Aunque se han llevado a cabo negociaciones durante más de un año, no hay señales de un acuerdo inminente.
No pareciera haber hoy grandes interrogantes acerca del resultado de las elecciones presidenciales a llevarse a cabo en octubre de 2011 después de que la actual presidente Cristina Fernández de Kirchner obtuviera un triunfo categórico en las elecciones primarias abiertas desarrolladas el 14 de agosto. Se prevé, entonces, una victoria de Fernández de Kirchner en la primera ronda de las elecciones, y la única incertidumbre que prevalece en este momento es si el gobierno logrará una mayoría en ambas cámaras del Congreso, cuestión que tendría implicancias significativas en la implementación de la agenda del gobierno bajo la nueva administración que inicia el 10 de diciembre de 2011.
Los resultados del partido gobernante en las elecciones primarias ciertamente estuvieron influenciados por el impacto que el crecimiento económico está teniendo en el empleo y en el poder adquisitivo de una parte importante de la población, a pesar de que prevalecen altos niveles de inflación, estimados por consultores privados y agencias de estadísticas de las provincias en una tasa anual cercana a un 25%. Se espera que el PBI per cápita de Argentina crezca en 5,5% en 2011 y 3,0% en 2012, respaldado por la combinación de una sólida demanda interna y externa. La demanda interna fue impulsada en años recientes por incrementos salariales por encima de la inflación, junto con políticas monetarias y fiscales expansivas. Además, los precios récord de productos agrícolas y la demanda constante de productos manufacturados desde Brasil aún ofrecen un entorno favorable extraordinario para la Argentina, a pesar de la mayor incertidumbre y la prevaleciente volatilidad en los países desarrollados. Si bien la creación de empleos ha sido sólida, la sustentabilidad de las políticas actuales no es clara, en nuestra opinión, debido al efecto distorsivo ocasionado por la alta inflación y su impacto en la competitividad de la Argentina a medida que se aprecia el tipo de cambio real.
La calificación en moneda local está igualada con la calificación en moneda extranjera debido al historial de incumplimiento en moneda local conjuntamente con el de moneda extranjera. Nuestra evaluación de Transferencia y Convertibilidad está igualada a la calificación en moneda extranjera del soberano. Esto refleja que en nuestra opinión la probabilidad de que el soberano restrinja el acceso a las divisas necesarias para que emisores no soberanos basados en Argentina puedan cubrir su servicio de deuda es similar a la probabilidad de que el soberano incumpla con sus obligaciones en moneda extranjera. El gobierno presenta una tendencia intervencionista y puede, en nuestra opinión, en un escenario negativo, usar restricciones al acceso de divisas necesarias para el servicio de deuda.
Tendencia
La tendencia estable de las calificaciones de Argentina pondera los próximos desafíos fiscales y alternativas de financiación restringidas contra el sólido desempeño externo y una economía diversificada. Las políticas de gobierno dirigidas a mejorar la transparencia en la implementación de una política económica sustentable podrían llevar a un alza. Por otro lado, un enfoque más radical a la administración económica, que genere alteraciones en el ritmo de la actividad económica o un empeoramiento significativo de las posiciones externas o fiscales podrían llevar a una baja. De manera similar, las expectativas de las operaciones de administración de pasivos que podrían interpretarse como un canje asimilable a un evento de incumplimiento (distressed exchanges) de acuerdo con la metodología de Standard & Poor’s podría tener un impacto negativo en la calificación.
Standard & Poor’s afirma la calificación de Argentina en ‘B’; la tendencia es estable
septiembre 12, 2011