¿Por qué las inversiones que uno hace no dan el fruto esperado? ¿Por qué a pesar del esfuerzo en ahorrar, mes a mes, una parte de los ingresos, no logra consolidar un patrimonio que le dé tranquilidad para su retiro? ¿Por qué no le fue bien a pesar de que estuvo asesorado por un profesional? ¿Su asesor estará velando realmente por sus intereses? ¿O por los propios?
Es muy común que tanto los profesionales del mercado más avezados como los novatos se hagan estas preguntas y otras que apuntan a lo mismo: por qué las expectativas al comenzar el camino como inversionista no fueron satisfechas.
No existe una respuesta única ni exacta, pero es mucho más común de lo que la gente cree que quienes están en el mundo financiero cometan una serie de errores que son muy comunes en todos los países y en todos los tiempos, en la prosperidad y con bolsas alcistas o en medio de una crisis como la actual.
Tienen que ver, sobre todo, con conductas humanas. Hay que tener en cuenta que el acto de invertir dinero y poner en riesgo un capital en busca de un rédito es, por sobre todas las cosas, una acción humana que está atada a un sinnúmero de mecanismos psicológicos.
Según los expertos consultados por Inversor Global, para clarificar un poco más los problemas que se suscitaron durante la crisis, podría armarse un grupo con los siete errores más comunes que han cometido los inversionistas en todo el mundo a la hora de lanzarse a los mercados.
¿Por qué se elige repasar lo que no hay que hacer? ¿No es mejor releer lo que se debe hacer? Para empezar, no existe, sobre ello, una fórmula única y mágica.
De otra manera, uno no estaría aquí, sino probablemente en una playa con arenas blancas y aguas cristalinas, pasándola muy bien. Sin embargo, una parte de lo que hay que hacer consiste, sencillamente, en evitar cometer las mismas fallas, una y otra vez (tanto las propias como las ajenas).
Dicho de otro modo, algunos piensan que el gran secreto para obtener ganancias al invertir no radica tanto en obtener importantes aciertos sino, simplemente, en no cometer errores, como Steve MacDonald, director del Oxford Club, una red de inversionistas que a lo largo y ancho del mundo se dedica a intercambiar tips y datos sobre oportunidades. Así, realizó una recopilación de estos consejos donde habla de varios "pecados capitales", entre ellos el poner la mira en lo que puede pasar en el corto plazo.
1) Focalizarse en el corto plazo
"Mark Twain, una vez, narró una fabulosa historia de un chico de 17 años que dejaba su casa, y cuando volvió, años después, se encontró con que su padre era más sabio", cuenta Mac Donald. Es una realidad que la gente más joven no siempre sabe esperar, es por eso que el especialista reconoce que, quizás, este consejo sólo sea asequible por aquellos que tienen más de 25 años.
A la hora de invertir, el tiempo es el elemento más importante y, por ese motivo, el no saber manejarlo podría tener un efecto devastador sobre las operaciones realizadas.
"Por ridículo que suene, el inversionista promedio tiene un horizonte de tiempo de entre dos y seis semanas. Esto significa que si una inversión no comienza a rendir como él esperaba, se pone ansioso y usualmente sale. Éste es el más común y obvio desmanejo del tiempo", dice Mac Donald.
El experto hace una diferenciación entre hacer trading e invertir. Los traders "canjean" un más alto grado de riesgo por un período más corto en el cual cerrar el negocio.
Para Mac Donald, muchos brokers experimentados "dicen que un período de tres años es una buena perspectiva para tomar la decisión de comprar una acción pero, como mínimo, debería mirar un rango de 52 semanas (un año). Y para los fondos mutuos, el mínimo recomendado para tenerlos en cartera es de tres a cinco años", explica.
Por otra parte, Jay Yoder, autor de varios libros sobre inversiones y gerente del fondo Tuckerbrok Alternative Investments, sostiene que "si usted está ahorrando para retirarse en 30 años, lo que suceda en el mercado bursátil este año o el próximo no debería preocuparlo. Aun si usted está por jubilarse y anda por los 70, su expectativa de vida es de 15 ó 20 años y ni hablar si usted planea dejarle algunos activos a sus herederos, el horizonte es aún mayor. Muchos inversionistas están demasiado focalizados en el corto plazo".
Por supuesto, los autores citados viven en los Estados Unidos, un país que aunque está ubicado en medio de una enorme crisis financiera y económica, ve cómo su moneda se fortalece, paradójicamente, cada vez más.
Este consejo referido al horizonte temporal, también hay que saber llevarlo a la práctica en la Argentina, un país que podría declararse como el más volátil del mundo. Con crisis económicas y financieras más o menos cada siete años, es un lugar donde el concepto de "largo plazo" muchas veces no coincide con la misma definición en los llamados países del Primer Mundo.
De todas formas, los expertos locales coinciden en la cuestión de fondo. Hay que saber esperar que las inversiones rindan sus réditos y no focalizarse únicamente en el corto plazo.
2) Evitar los consejos de los que trabajan por una comisión
Lo que sigue es el extracto de una columna que Robert Kiyosaki, el autor de Padre rico, padre pobre, publicó hace unas semanas en su columna habitual del sitio Yahoo! Finance.
"¿Cuán ingenuos creen que somos los llamados expertos financieros? Bueno, obviamente, mucha gente es ingenua porque millones siguen escuchando los mismos viejos consejos, una y otra vez.
¿Qué es lo que está mal para aquellos dando su consejo y los que lo siguen? Ahora que los mercados se han desplomado, trillones se perdieron, los llamados expertos siguen hablando como loros, diciendo una y otra vez ‘hay que diversificar el portafolio’.
¿No se dan cuenta de que el mercado ha cambiado? ¿No se dan cuenta de que la economía global se está contrayendo y no expandiéndose? ¿No se dan cuenta de que su consejo es malo, sin importar si la economía crece o se achica? ¿No se da cuenta el público en general de que la mayoría de los "expertos" no son inversores profesionales, sino vendedores o periodistas especializados? Gente que gana su dinero vía comisión o un sueldo. Hasta a esa gente que maneja los grandes bancos de inversión se les paga vía comisión o por un sueldo. No son inversores, son empleados trabajando para bancos.
Entonces, mi consejo es, sea cauteloso de quien toma el consejo, y eso me incluye a mí. ‘Mi guía, después de todo, no funciona para el 80 por ciento de la gente. Mi sugerencia no es buena para aquellos que trabajan por un sueldo o una comisión, tampoco para aquellos que ahorran dinero en un banco o en una cuenta de retiro.
Mi consejo es para entrepreneurs o inversionistas profesionales. Yo tuve un trabajo real por sólo cuatro años, yo cobré sueldo por ese corto período y no tengo una cuenta de retiro. Si mis negocios o inversiones no son rentables, entonces no puedo comer. Y me gusta comer".
Cuidado con los consejos del oficial de cuentas
¿Qué quiere decir Kiyosaki con su consejo? (algo que hay que tomar con pinzas, porque lo que dice es justamente descreer de los que nos dan consejos). Mirar oportunidades que paguen mensual o trimestralmente, sin importar las subas o bajas del mercado, si la economía crece o está en recesión. Y dejar de escuchar a quienes el excéntrico Kiyosaki llama "pseudos expertos financieros".
El autor de varios best sellers sobre educación financiera deja algunos tips para tener en cuenta.
* Kiyosaki aprendió su filosofía de inversión jugando al Monopolio a los 9 años, y a los 26 empezó a hacerlo con la realidad. Es decir, comenzó a hacer sus inversiones en el mercado inmobiliario. Hoy, su esposa y él tienen 1.400 propiedades generando una renta mensual. "El mercado inmobiliario deprimido de hoy es la mejor oportunidad para empezar a comprar, aun cuando el crédito es escaso", afirma.
* En unos pocos años va a haber hiperinflación (N. de la R.: en los Estados Unidos, hiperinflación no significan tasas exorbitantes como las que se conocen en Latinoamérica en tiempos de crisis) como consecuencia de los trillones de dólares que la Reserva Federal está imprimiendo para parar la deflación. Esto destruirá el valor de muchos activos, el oro y la plata se convertirán en refugio.
* De todas formas, aclara que no está recomendando comprar oro, plata o propiedades. Lo que hace rica a una persona no son sus activos sino su cerebro y la inteligencia financiera, dice Kiyosaki. De manera que hay que proteger al cerebro y ponerlo a salvo de los malos consejos.
Conflicto de intereses
Otra opinión en línea con lo que afirma Kiyosaki, es la de Juan Manuel Maza, asesor de inversiones en los Estados Unidos, quien se refiere al conflicto de intereses en el que a veces incurre un broker o una entidad financiera que debe proteger los activos del cliente, y al mismo tiempo, venderle un producto para maximizar sus ganancias personales y las de la empresa para la cual trabaja.
"Uno de los aspectos más complicados, una vez estructurada mi intención como inversionista, es ser entendido y respetado por las instituciones – apunta Maza -. Teóricamente, el broker o gestor de una institución debe conocer al cliente, entender su nivel de riesgo, comprenderlo perfectamente y buscar su interés por encima de los intereses propios e institucionales (obligación fiduciaria). La naturaleza humana es diferente y, en realidad, brokers e instituciones viven de comisiones y el interés propio predomina en las decisiones".
Por su parte, el especialista destaca que "las compañías deciden vender productos, los brokers deben vender con rapidez aquellos instrumentos que les dan más comisiones y la realidad de estas relaciones es que el cliente, muchas veces, es el instrumento de las ganancias de instituciones, es la víctima de una relación no adecuada".
Maza opina que la relación broker-inversionista "no es la más conveniente para este último, salvo que tenga una idea acabada de las operaciones que desea concretar". El seguir los consejos de los bancos e instituciones de compra de productos es algo asimismo que "tiene riesgo añadido" que es importante evitar. "No indico que tengan malas intenciones, sólo que las presiones del mundo institucional son muy fuertes", concluye Maza.
Asesores de inversión
Existen dos clases de asesores de inversión, los que cobran un fee o comisión en cada producto que venden, lo cual crea un lazo parecido a la relación con los brokers. Los otros son aquellos que cobran un porcentaje por la gestión del patrimonio. Maza ubica al costo promedio del mercado entre el 1,5 y el 2 por ciento para los Estados Unidos.
"Éstos, en principio están liberados de presiones externas y su deseo es sólo hacer crecer las carteras y buscar lo mejor para el cliente. Esta forma de asesoramiento, a mi juicio, es la idónea para el nuevo inversor", apunta el especialista.
Es importante recalcar que el asesor de inversiones no es un profesional que compra y vende, sino que se trata de lo más cercano a un doctor en el terreno económico y personal.
"El asesor debe conocer la psicología del inversionista, su situación familiar y profesional, con qué seguros de vida cuenta, su estructura económica global, bienes, aspectos fiscales, herencias y su impacto en los impuestos – explica Maza -. En otras palabras, debe tener un cuadro financiero completo antes de entrar en el aspecto práctico de la construcción de una inversión".
Para el experto, lo más recomendable es analizar la situación de cada uno periódicamente. Con las siguientes preguntas: ¿Mi vida financiera está en aquella situación que me planteé? ¿Dónde quiero estar? ¿Informo a mi asesor financiero de mis cambios personales que pueden hacer variar las estrategias? Además de que las inversiones vayan bien, ¿los otros aspectos de mi vida financiera están cubiertos y atendidos de acuerdo a mis intenciones?
"De igual manera que la persona tiene un médico que atiende su salud corporal, debemos tener un asesor que revise nuestra salud financiera que también nos proporcionará larga vida, felicidad y prosperidad", asegura.
El caso de los bonistas italianos
Un caso muy conocido en la Argentina es el de los italianos que compraron títulos de la deuda pública argentina entre 1999 y 2001, antes de que el país declarara la cesación de pagos.
El resultado de estas inversiones fue que, en general, estas personas, jubilados o futuros jubilados que tenían lazos afectivos con la Argentina porque sus parientes estaban radicados allí o porque simplemente recordaban el viejo relato del país como "Granero del mundo", se quedaron sin nada.
Esto ocurrió, en especial, porque una buena parte del medio millón de damnificados (aproximadamente) decidió no adherir al canje que llevó adelante Néstor Kirchner y Roberto Lavagna en 2005, por el cual se pagó a los bonistas tan sólo 25 centavos por cada dólar adeudado.
Algunos de ellos decidieron hacerle juicio a los bancos italianos de los que eran clientes. Estas entidades les habían ofrecido "un producto muy rentable" sin darles mucho detalle sobre el riesgo de los títulos públicos argentinos.
Las instituciones financieras no los asesoraron correctamente sobre los riesgos de invertir en un país que arrastraba una recesión severa y se encontraba desde hacía años en situación de déficit fiscal.
Sin embargo, en su afán de colocar bonos entre sus propios clientes, entidades como el Banco Popular o la filial de Venecia del Deutsche Bank se "olvidaron" de advertir sobre los riesgos subyacentes en esa colocación.
Al menos, a las mencionadas entidades, la Justicia italiana las condenó a resarcir a bonistas que adquirieron los títulos en cuestión por el mal asesoramiento que les proveyeron.
Se trata de un típico caso donde el asesor de inversiones dejó de buscar lo mejor para su cliente porque pensó, primero, en la comisión que iba a cobrar al hacerle comprar esos productos, en este caso, bonos de la deuda pública del Estado argentino.
Una encuesta sobre el perfil del tenedor de bonos italiano arrojó que el 70% tenía más de 60 años y el 91% ignoraba la existencia de los títulos argentinos, en tanto el 88,7% los adquirió aconsejado por su banco. Es decir, se trató de un mal asesoramiento a clientes con muy pocos conocimientos financieros.
3) Los gurúes financieros son sólo seres humanos
La anécdota la contó Ben Stein, quien es un reconocido comentarista de temas financieros. Formado como economista y abogado, también es un actor no demasiado reconocido por esta región, que participó en exitosas series de televisión como Seinfield.
A su vez, escribe una columna quincenal sobre economía y finanzas para el New York Times y aparece semanalmente en Fox News comentando sobre estos temas. También es autor de numerosos libros sobre finanzas personales: Cómo arruinar tu vida financiera o Moneypower: cómo se puede usar la inflación para hacerse rico.
Hace unos meses, Stein estaba en un programa de cable debatiendo la situación de Merrill Lynch, la acción del banco de inversión venía muy castigada y a él le parecía que ya había sido demasiado.
"Dije que creía que Merrill era una firma sólida y que el precio de su acción revelaba un pesimismo no realista, al precio de ese día, dije que Merrill era una ganga", afirma Stein.
¿Qué sucedió? Pocos días después, el banco tuvo que ser absorbido por el Bank of America en un intento por evitar un nuevo colapso como el de Lehman Brothers. "Estaba claro que metí la pata", reconoció palabras más, palabras menos.
Del otro lado del panel, discutía los argumentos contrarios Peter Schiff, otro gurú de temas financieros en los Estados Unidos. "Me la pasé (tras su mal consejo) recibiendo mails de seguidores de Schiff, los cuales al final terminé por borrar, sin siquiera leer", dijo Stein.
Poco tiempo después, vio un reporte del Wall Street Journal con los rendimientos del fondo que manejaba Schiff en la zona de Asia-Pacífico. El resultado era que estaba haciéndoles perder mucha plata a sus seguidores que invirtieron en ese fondo.
Las carteras de Schiff llevaban pérdidas de más del 50%. Esto, en parte, debido a malas apuestas en commodities y acciones de economías en desarrollo y largas apuestas contra el dólar.
La conclusión a la que llegó Stein es que "no hay que mirar a los gurúes para buscar milagros. Seguramente, ellos podrán acertar alguna vez. Pero los mercados son tan impredecibles y complejos que el futuro es simplemente desconocido en cualquier período corto".
"Warren Buffett es, por lejos, el tipo más listo en finanzas que alguna vez haya conocido. Aun así, Buffett cometió errores muy serios al invertir fuertemente en acciones de bancos – destaca el especialista -. Él, también, hizo una apuesta desastrosamente mala (aunque a la larga, creo, le terminará dando réditos) al vender un inmenso put en el mercado de acciones, apostando a que volverá a sus máximos de 2007 en los próximos siete años".
Finalmente, Stein termina diciendo que asume que "Peter Schiff es un hombre honesto y capaz, pero no es Superman. Es sólo un hombre.
4) Elegir activos que les hubiera gustado comprar hace un año y pensar que el mercado seguirá igual
En un artículo escrito para el portal Money Web, bajo el título For Mental Mistakes to avoid now (Cuatro errores mentales para evitar ya), Jonathan Clements marca a éste como uno de los errores comunes en los cuales suelen caer los inversionistas.
Fue el caso de muchos argentinos que colocaron su dinero en el mercado inmobiliario en 2007, por ejemplo; sobre todo, en zonas donde el precio del metro cuadrado no paró de subir desde que comenzó la recuperación económica luego de la crisis, allá por el cuarto trimestre de 2002.
Estas personas pagaron las sumas más altas de un mercado donde el metro cuadrado en zonas premium superó todos los valores históricos y llegó a cotizar a 5.000 dólares, como es el caso de Puerto Madero. Claro, el razonamiento, en aquel entonces, no estaba mal.
El país, tras la crisis de 2001-2002 había asistido a un mercado inmobiliario creciente. Quien no compró en 2003 y se animó en 2004 hizo negocio, lo mismo quien entró en 2005 y 2006. Fue muy común, por esos años, ver casos de gente que tenía el dinero pero aguardaba porque pensaba que los precios iban a dejar de subir, y al final, lo que terminaban pagando eran precios más caros, un año y medio después.
Por ejemplo, es el caso de Martín Castillo, un profesional que compró su departamento de tres ambientes en Palermo por 58.000 dólares en mayo de 2004. "Un año antes podría haber adquirido el mismo inmueble por 10.000 dólares menos, que fue la suma aproximada que ahorré en el último año. Es decir, todo lo que ahorré se lo llevó la suba de precios del mercado y, 12 meses después, estaba en el mismo lugar en términos de poder adquisitivo de mi futuro departamento", sintetiza.
Esto motivó a muchos a seguir comprando y comprando a pesar de que en los últimos tiempos algunos precios dejaron de tener una relación con la situación económica del país, según muchos economistas.
Pero quienes realmente hoy lo pensarían dos veces, antes de entrar en los ladrillos, fueron quienes compraron en 2007. Este grupo asistió a un "parate" que tuvo el mercado; primero, gracias al conflicto con el campo durante el primer semestre de 2008 y, en la segunda parte del año, por el tsunami financiero mundial que se desató con la caída de Lehman Brothers y que potenció una crisis que, hasta ese momento, no parecía "llegar a estas playas" (¿se acuerda de la teoría del "desacople"?).
Hoy, si bien los precios no han bajado mucho, a los inversionistas de sitios como Puerto Madero se les hace muy difícil que les convaliden lo que piden, tanto para revender las propiedades que adquirieron en boca de pozo, como para alquilarlas.
Pero no tiene que desalentarse si cometió este tipo de error. Primero, porque los expertos coinciden. Caro o barato, en la Argentina, un país con una inestabilidad muy fuerte en cuanto al valor de su moneda en el largo plazo, tener una propiedad, siempre tiene un valor agregado en términos de resguardo.
Pero hay otro dato que quizás le sirva de consuelo: ¿Sabe quien está en su mismo grupo? Nada menos que Warren Buffett. En efecto, el segundo hombre más rico del mundo reconoció hace poco, en su habitual carta a los accionistas de su compañía Berkshire Hathaway que conduce desde hace décadas, que había "metido la pata" al subirse a la fiebre del petróleo.
Concretamente, el empresario colocó millones en acciones de la petrolera ConocoPhilips en momentos en que los precios del petróleo y el gas estaban cerca de sus máximos.
Buffett hizo un mea culpa por no haber anticipado la dramática caída del precio del crudo en los últimos meses. "Aún creo que las chances son buenas de que el petróleo se venda mucho más alto que los precios actuales, pero por ahora, me he equivocado", reconoce el llamado Oráculo de Omaha (a quien, como se ve, esta vez le falló la bola de cristal).
Por cierto, el error no le resultó gratuito, las malas inversiones como la de ConocoPhilips lograron que registrara su peor balance en los 44 años que lleva manejando los fondos de Berkshire.
Otra falla que cometió Buffet fue la compra de dos pequeños bancos irlandeses que "parecían baratos" en ese entonces, justo antes de la debacle financiera. En su carta a los inversores, dijo que el público del tenis hubiera llamado a estas apuestas "errores no forzados".
5) Mantener una inversión aun cuando las circunstancias han cambiado. No aceptar que perdió y aferrarse a un activo con la esperanza de que recupere su precio original
Esto es muy común cuando el mercado cambia su tendencia y entra en lo que se conoce como un bear market. Los precios empiezan a caer, y muchos se paralizan y esperan a que vuelvan a subir, ilusionándose con cualquier rebote técnico. Muchas veces, psicológicamente, un inversionista desestima los datos de la realidad porque se aferra a la esperanza de que todo vuelva a su precio anterior.
Un caso muy común podría ser cuando muchos argentinos adquirieron dólares a casi cuatro pesos a mediados de 2002. Vieron cómo el dólar empezó a caer durante varios años y, en el mismo lapso, los precios internos empezaron a subir, con lo cual, la moneda norteamericana no sólo perdió su valor nominal, sino que sufrió un deterioro mucho mayor en términos reales. En 2004, el dólar ya había perforado el piso de los 3 pesos y se encaminaba a perforar los 2,50 pesos.
La mejor jugada hubiera sido vender esos dólares, aun con una pérdida, y colocarlos en un plazo fijo para luego recomprar esos mismos dólares, en 2007, por caso, aún en una cotización cercana a los 3 pesos.
Sin embargo, a nadie le gusta vender los dólares que compró a 4 por tan sólo 3 pesos, y muchos se aferraron a la idea de que el billete verde, tarde o temprano, siempre tiende a subir en la Argentina.
Y si bien hoy esa máxima parece ser correcta, aun quienes mantuvieron sus divisas estadounidenses y gozaron de la suba de los últimos tiempos sufrieron una pérdida mucho más importante por no haberse pasado a pesos en su momento.
"No vivo en un mundo de fantasías con la esperanza de que los mercados se corrijan por sí solos en cinco años. No persisto en colocar dinero en un emprendimiento que arroja pérdidas como un plan de retiro lleno de acciones, bonos y fondos mutuos. No vivo de falsas promesas", explica Robert Kiyosaki, quien afirma que si sus inversiones no dan ganancia, entonces no come.
Ahora bien, esta máxima también tiene una relación con el primero de los errores consignados en esta nota. ¿Cómo puede uno advertir si está tratando de ser paciente (como se aconseja en el primer punto) o si está incurriendo en esta conducta de aferrarse a lo que ya debería haber vendido hace tiempo?
Nadie tiene la bola de cristal. Pero aquí se hace hincapié en esa conducta tan fácil de percibir – si uno hace un examen honesto de autoconciencia – de que está ignorando señales más que elocuentes que un activo ya debería haber sido liquidado. Eso es radicalmente distinto a no venderlo porque el rendimiento que arrojó fue muy pobre o ligeramente negativo.
6) Dejar que las emociones interfieran en las decisiones de inversión
Es un viejo debate en el mundo financiero. ¿Cuánto hay de racional y cuánto de emocional en una decisión? En el fondo, todos los errores se pueden sintetizar en esta conducta.
Pero el punto aquí es otro, tiene que ver con dejarse guiar por las modas o los titulares de los diarios. Cuando se produce un boom, y todos hablan de él (por ejemplo, las acciones de Google hasta hace poco), es difícil no querer subirse a semejante tren. Pero muchas veces, lo que sucede es que se está poniendo dinero fresco en un activo que ya está muy apreciado.
Uno de los consejos que se dan, usualmente, para evitar subirse a las euforias es invertir una suma fija de dinero cada mes. Otro caso en que dominan las emociones es cuando un inversionista se "queda a vivir" en una acción que estuvo subiendo mucho durante un largo período, sin vender para realizar sus ganancias. O, también, sucede esto con aquellos ex empleados que tienen papeles de las compañías donde trabajaron.
Pero volviendo al tema de las acciones o sectores que se "ponen de moda", nada más gráfico para ilustrar la irracionalidad que repasar lo que sucedió durante la fiebre de las puntocom, a finales del siglo pasado y comienzos del presente.
Es fácil recordar los excesos, con sólo repasar algunas operaciones que hoy parecerían ridículas, como cuando el portal America Online compró al gigante Time Warner, que entre otras operaciones es dueña de la cadena CNN.
Pocos años después, con el crash de las puntocom y las constantes pérdidas de la compañía, se terminó yendo Steve Case, la cabeza de AOL cuando se anunció la fusión, al igual que muchos de sus directivos.
AOL-Time Warner, hoy, es una firma donde las divisiones más importantes son las de la empresa que construyó Ted Turner y donde el sector de Internet es sólo una pata del negocio.
En la Argentina, el caso más conocido fue el de Patagon.com, un portal por el cual el Banco Santander llegó a pagar casi 700 millones de dólares por una porción mayoritaria.
En aquel momento, algunos de los socios agarraron el cash y se compraron extensos campos en la provincia de Buenos Aires (hicieron un gran negocio), otros se quedaron hasta que el buque se hundió.
El caso más emblemático fue el de Wenceslao Casares, un verdadero emprendedor que hoy sigue intentando el éxito en varios negocios vinculados a la tecnología. Cuando se liquidó Patagon, los activos físicos más valiosos que tenía esa compañía eran los sillones ergonómicos que habían comprado a razón de 1000 dólares, cada uno, para las coquetas oficinas que el portal supo alquilar en Puerto Madero.
7) No tener objetivos de inversión bien definidos
Una gran parte del público inversionista no cuenta con un plan con objetivos bien claros, sino que realiza sus operaciones en forma esporádica y espontánea. Tener un objetivo bien definido es la clave para un planeamiento financiero exitoso.
"El hecho de invertir no pasa sólo por ver que una acción esté barata y comprarla, o comprar una acción porque sufrió una caída muy fuerte, o venderla porque experimentó un rally alcista – , afirma Rodrigo Conde, analista de InvertirOnline.com -. Es mucho más complejo. Al realizar una inversión, uno tiene que tener en cuenta, primero, por qué razones lo está (ya sean fundamentales, técnicas u otras) y luego tener en claro cuál es el plan de acción".
Cada necesidad puede contar con un portafolio distinto. No es lo mismo ahorrar durante un año para las vacaciones, que hacerlo para comprar un automóvil o mudarse a una casa más grande.
También, varía mucho el rango de tiempo en el cual se puede realizar la inversión. En el primer caso se tratará de una colocación de corto plazo, en tanto que para ahorrar para un auto está hablando de mediano plazo y, en el caso de un plan de jubilación privada o retiro, de largo plazo.
Los horizontes más largos permiten asumir cuotas de riesgo mayores teniendo en cuenta que en caso de un cambio drástico de las condiciones del mercado, siempre hay un horizonte de tiempo más largo para recuperar potenciales pérdidas.
Lo que los expertos señalan es que una vez que se determinaron los objetivos, se torna mucho más fácil tener un orden y una disciplina financiera. El plan y los objetivos, claro está, deben incluir cuestiones básicas como el tiempo, la tolerancia al riesgo y futuros ingresos requeridos.
Una vez que dicho plan esté armado, de alguna manera "blindará" las decisiones de caminos que lo desvían, como seguir la tendencia en un determinado portafolio o sector o acción de moda.
Como en todas las inversiones, el riesgo y el rendimiento van de la mano. Cuanto mayor es, la tasa tiende a incrementarse. Lo cual no es lo mismo que decir, será mayor.
Los mercados financieros siempre son imprevisibles, sobre todo en su desempeño en corto tiempo. ¿Cuánto riesgo está dispuesto a asumir? Es una respuesta fundamental a la hora de trazar sus objetivos financieros.
Si, por ejemplo, quiere irse de vacaciones y sólo necesita que el dinero que va ahorrando mes a mes no sufra la merma de la inflación, quizás lo mejor pueda resultar un plazo fijo.
Si, en cambio, sólo puede guardar una porción de lo que necesitaría para irse de viaje. Quizás, esté dispuesto a asumir una cuota de riesgo grande apostando a las opciones. Claro está, puede que le vaya mal y se tenga que quedar el verano en su casa.
¿Será usted capaz de seguir sus inversiones o necesitará a alguien que monitoree lo que sucede con su dinero? Si la respuesta es la segunda alternativa, tenga en cuenta no caer en un asesor, que en rigor trabaja por una comisión, como se señaló en el punto dos.
¿Cuán rápido va a poder vender y hacerse de efectivo? Al tener un plan financiero con objetivos claros, usted se asegura que las alternativas que escoja tengan la liquidez adecuada para asegurarse el retiro de su inversión en el momento que lo necesita.
Una vez que elija un plan con objetivos definidos, en cuanto a tiempo, riesgo que está dispuesto a asumir y otras cuestiones, consultar con un profesional puede ser una ayuda valiosa para que le explique qué productos financieros están disponibles y encajan con el plan que usted tiene. Independientemente de si usted, luego, dejará el manejo del día a día de este dinero en sus manos o las seguirá usted personalmente.
Invierta en lo que conozca
Por Juan Pablo Vera,
Jefe de Análisis Financiero de Tavelli Sociedad de Bolsa
A mi juicio un error que se suele cometer bastante seguido es invertir en algún tipo de instrumento sobre el cual no se posee el necesario conocimiento que nos lleve a interpretar adecuadamente sus potenciales riesgos y beneficios.
Dado que este comportamiento puede, incluso, llevar a perder completamente el capital invertido, lo ubico en el primer puesto en cuanto a un eventual ranking de errores típicos.
Un ejemplo clásico de esta conducta lo observamos en la operatoria con opciones. No pocas veces el inversionista se ve tentado por los significativos retornos que promete la negociación con derivados y actúa en consecuencia, desconociendo los también significativos riesgos que conlleva su operatoria. Por supuesto que, en el ínterin, también pasan de largo sus beneficios.
La manera de evitar este tipo de error es, a priori, muy sencilla: interiorizarse sobre los activos en donde se planea invertir. Una vez conocidos o, al menos, interpretados, sus riesgos y beneficios, es cuando se deberán comenzar a planificar más detenidamente las distintas alternativas de inversión. En este punto, el asesoramiento con un especialista resulta de vital importancia.
¿Cómo evitar errores en sus inversiones?
Por Rodrigo Conde
Asesor Financiero de InvertirOnline.com
Un inversionista suele cometer errores en su operatoria, en su mayoría, muy fáciles de evitar. Sólo hay que reconocerlos y saber cómo actuar. El primero y más común es no conocerse a sí mismo como inversionista. Esto quiere decir que el primer paso que debe realizar a la hora de colocar su dinero es encontrar un perfil de inversión con el cual sentirse cómodo.
Esto funciona principalmente en dos planos. Uno relacionado con cuánto riesgo está dispuesto a asumir y cuál es el horizonte temporal donde se va a realizar la operación.
Con la cantidad de oportunidades que existen en los mercados, debería entender que hay distintos instrumentos para cada perfil. Un claro ejemplo de esto son los conservadores que operan acciones y no pueden tolerar una pérdida del 5% (normal en estos días), o no tener claro cuál es el horizonte temporal, realizando, por ejemplo, un negocio que debería madurar en un horizonte de dos años, pero querer retirarse mucho tiempo antes.
El segundo es no tener un plan de inversión. El hecho de hacerlo no pasa sólo por ver que una acción esté barata y comprarla, o adquirirla porque sufrió una caída muy fuerte, o venderla porque experimentó un rally alcista. Es mucho más complejo.
Al realizar una operación, tiene que tener en cuenta primero por qué está haciéndolo y luego tener en claro cuál es su plan. Éste consiste en contar con un precio de entrada, uno de salida, y tener claro qué hacer si el papel toma la tendencia no deseada.
A su vez, hay que saber cómo realizar cada uno de los pasos, es decir, se va a hacer una sola entrada en el papel seleccionado o entradas múltiples. Al efectuar la salida de la acción, será una completa o sólo una parte.
En síntesis, la mayoría no tiene un plan definido y esto es un claro error, ya que hay que dejar muy poco margen para la improvisación porque estos son los momentos cuando, dada la velocidad que posee el mercado, se cometen más errores.
Existen otras equivocaciones regulares, no tan comunes, pero que son igualmente valiosas de observar. La mayoría no opera con un stop loss (cargar una venta automática si el papel que se compró cae en determinado porcentaje con el fin de no tener pérdidas severas), que es fundamental, tanto para inversionistas de corto plazo, como para horizontes más largos.
La utilidad de esta herramienta no se reduce sólo a evitar pérdidas severas, sino también para proteger las ganancias ya obtenidas elevándolo en la medida que el papel comience a mostrar la tendencia deseada.
Su utilización depende de la volatilidad que tenga la acción que se seleccionó y de la tolerancia al riesgo que tenga cada uno, pero como regla general se puede tomar entre un 5 y un 7% por debajo de su precio.
Muchas veces los inversionistas no operan con el stop loss, ya sea porque no es de su agrado o por desconocimiento, obteniendo rentabilidades ampliamente negativas.
Es aquí donde surge el típico caso que sólo vende su tenencia cuando le dejen ganancias. El error reside en que si una se encuentra un 20% por debajo del precio de entrada lo ideal no es esperar que este título comience un rally alcista y le deje cierto retorno.
La reacción más apropiada sería, en estos casos, asumir la pérdida e intentar recuperar el capital perdido en otro título que tenga mejores perspectivas que el primero de los activos.
Muy en línea con este desacierto, se encuentran los inversionistas que sólo compran papeles para reducir el precio de su entrada original. Nuevamente, aquí lo ideal no es adquirirlo para reducir el precio de entrada, sino buscar uno con mejores perspectivas, de manera que la cartera obtenga un mejor rendimiento, sin importar cada título en particular.
Finalmente, en un mercado como el local en el que cada día el volumen es más reducido, todavía existen personas que al realizar una compra o venta, la hace a precio de mercado.
Esto puede castigar a los retornos, ya que los spreads entre precios de entrada y salida son significativos, incuso dentro del panel Merval. A su vez, al hacerlo, uno no tiene noción de a qué valor finalmente se va a realizar la operación. De manera que puede pagar un amplio sobreprecio innecesario, muy distinto a la operatoria a precio de límite.
Qué no deben hacer los inversores ángeles
Por Mariano Ruani
Director Ejecutivo del Club de Business Angels del IAE
El principal error que cometen los inversores ángeles es no hacer el debido due diligence con la profundidad que se merece y dedicándole el tiempo suficiente. Cuando hablamos de due diligence en este ámbito nos referimos al análisis de la oportunidad y del negocio en todos sus aspectos.
Según un estudio de Kauffman Foundation el rendimiento de una inversión está tan directamente relacionado al tiempo dedicado a su análisis que, por ejemplo, aquellos que dedicaban 20 horas en promedio obtenían un multiplicador sobre su inversión de 1,1 veces, mientras que los que habían invertido más de 40 horas en promedio multiplicaban su inversión por 6.
Dentro de este marco el error más importante es la evaluación del emprendedor o equipo emprendedor. Es ampliamente aceptado que lo más importante en la evaluación de un proyecto es el emprendedor.
Sin embargo, las que se hacen suelen ser bastante livianas, no siempre se toman el trabajo de llamar a referencias y a referencias de referencias. Desarrollar el vínculo antes de colocar el dinero, de manera de no sólo evaluar el negocio y el curriculum, sino entender cómo piensa el emprendedor, cómo es su relación con el emprendimiento y cómo se llevan debatiendo ideas, ya que tendrán que interactuar por largo tiempo y tomar decisiones difíciles en las que pueden no estar de acuerdo.
Muchas veces se evalúa más a un candidato a empleado en una empresa que a la persona que va a liderar un nuevo emprendimiento, la que va a manejar nuestro dinero. Éste es, claramente, el principal error, por lo que muchas veces, se terminan encontrando sorpresas.
Otro error habitual es no establecer algunos parámetros de funcionamiento a futuro, por ejemplo, debatir de antemano qué pasará si el emprendimiento necesita capital adicional.
Es habitual que una nueva empresa necesite más capital del esperado inicialmente y que no lo consiga como deuda en el sistema financiero. La responsabilidad recae entonces sobre los fundadores-inversores.
¿Qué pasa si el emprendimiento comienza más lento de lo esperado? ¿Todos podrán aportar dinero? ¿Se aportará como deuda? ¿Como capital y los que no tengan esta posibilidad se diluirán? Aclarar esto al comienzo evita dificultades posteriores.
Una vez en marcha, se suele cometer el error de creer que una planilla de cálculo tiene la verdad. Cuando un emprendedor presenta un proyecto, suele mirar de manera optimista por la propia confianza que le tiene al mismo.
Luego de un análisis junto a los inversionistas, se ajustan estas proyecciones. El error es creer que ellas serán una realidad irrefutable; dicha realidad supera cualquier proyección en un start-up.
La mayoría de los emprendimientos debe cambiar el modelo de negocios una vez lanzado o, al menos, su forma de ejecución. La realidad es más dura que las proyecciones, al menos en el comienzo.
Hay que tener claro que si bien se debe mantener el objetivo manifiesto, lo que se haya proyectado va a tener muchas modificaciones y se debe ser muy flexible. Por esto mismo, es tan importante la figura del emprendedor que es quien reacciona a las señales del contexto y corrige para ir encontrando el camino del emprendimiento. Es quien hace latir al proyecto, todo lo demás es papel.
Hacer inversiones ángeles de manera profesional requiere de dedicación, tiempo y trabajo, por eso es muy bueno agruparse para compartir experiencias y minimizar los errores.
Los 7 errores mas comunes de los inversores
agosto 15, 2011