https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS
En la última semana los mercados financieros de todo el mundo vivieron jornadas de alta tensión y Argentina no estuvo al margen. Dada la relevancia de estos eventos, en este informe repasamos los principales acontecimientos y las potenciales implicancias por estas latitudes.
En primer lugar, al borde de caer en default, Estados Unidos logró elevar su “techo” de endeudamiento, aunque las dificultades para evitar la cesación de pagos pusieron de manifiesto serios problemas de liderazgo, que motivaron una reducción en su calificación crediticia. Asimismo, para lograr el necesario apoyo republicano, Obama debió aceptar un severo ajuste fiscal, poniendo en riesgo la débil recuperación en marcha.
Como si esto fuera poco, las noticias desde Europa también fueron negativas. El nuevo rescate a Grecia evitó el colapso financiero y compró tiempo, pero a costa de un ajuste recesivo y un canje de bonos que potenció el stress sobre los bancos europeos. Al caso griego, se sumaron además las dudas sobre la solvencia de España e Italia, agregando una fuente de tensión adicional, dada la magnitud de sus economías (28% del PBI de la Eurozona).
Ante estas noticias, los mercados financieros reaccionaron dramáticamente, con un fuerte pesimismo. Las bolsas experimentaron uno de sus peores retrocesos desde la crisis de 2008. En medio del pánico bursátil, sólo la cotización de los bonos norteamericanos aumentó, confirmando que aun se los considera uno de los activos más seguros (a pesar de la baja en las calificaciones), en un marco de “vuelo a la calidad” que incluyó al oro y al franco suizo.
Sólo tras una agresiva intervención del Banco Central Europeo comprando bonos españoles e italianos, sumada a la aparición de algunas oportunidades de compra tras las fuertes correcciones en los activos, se congeló transitoriamente el ataque especulativo.
Sin embargo, con tantos frentes abiertos, la incertidumbre respecto al rumbo de la economía global se mantiene elevada. La experiencia pasada indica que la volatilidad seguirá presente hasta tanto no se vislumbre una solución definitiva a los problemas que acosan a las economías avanzadas, sobre todo en Europa. Los países del viejo continente se enfrentan una encrucijada, donde la consolidación fiscal y las reformas estructurales necesarias para garantizar la sustentabilidad de largo plazo, agravan las perspectivas en el corto.
Posando la lupa sobre los gráficos, se aprecia que hasta ahora las caídas en los precios de los activos fueron similares a las de la quiebra de Lehman Brothers en 2008. En aquel momento, a la corrección inicial le siguió una elevada volatilidad por varias semanas, acompañada por una nueva baja, una vez que los mercados internalizaron el escenario recesivo que se avecinaba. Si se toma en cuenta lo sucedido en el pasado, no se pueden descartar nuevas turbulencias ante la falta de soluciones a los problemas subyacentes.
En este contexto, ¿qué puede pasar con Argentina? En nuestra visión, los actuales eventos no necesariamente derivan en una recesión local, pero sí en un escenario de menor crecimiento y mayor incertidumbre. Nuestro país no se encuentra desacoplado del frente externo, sobre todo por la vía comercial. Un estancamiento de los commodities afecta las exportaciones, compuestas en más de 50% por productos agrícolas. Sus mayores precios venían impulsando las ventas externas, arrastrando consigo los ingresos fiscales. Otro dato clave es lo que pase con Brasil (nuestro principal cliente, responsable del 40% de las exportaciones industriales), sumándose como potenciales perjudicados el turismo y las exportaciones de servicios.
En materia financiera, la clave pasa por frenar la aceleración en la fuga de capitales, gatillada por la superposición de la incertidumbre pre electoral y el deterioro del frente externo. La fuga de capitales, que entre mayo y julio superó cómodamente los USD 2.000 millones mensuales, se aceleró en las últimas dos semanas, obligando al Banco Central a jugar fuerte para mantener el tipo de cambio estable. De reanudarse las turbulencias financieras, estos engranajes se reactivarían, con impacto en la demanda interna.