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Domingo Cavallo: “La diferencia entre Kirchner y Cristina es que Kirchner era más pragmático y menos ideológico”


 

Domingo Felipe Cavallo, ministro de Economía en dos oportunidades, entrevistado por Ernesto Tenembaum en Conecta2 por CNN en Español, Cavallo habló de actualidad económica, 2001, del ajuste de Massa, la comparación de Cristina Fernández con Néstor Kirchner y la mirada económica de la vicepresidenta, entre otros temas. “Conceptualmente este gobierno no cree en que valga la pena dejar que algún mercado funcione libremente”, afirmó el exministro respecto del dólar. La entrevista fue previa a los anuncios del ministro Massa. Afirma que Mauricio Macri no lo desilusionó y que “a Kirchner lo valoro bastante. Por supuesto era muy inescrupuloso y desde el punto de vista ético moral es muy criticable. Pero era un hombre que era más pragmático, no estaba ideologizado y por supuesto, a diferencia de ella, él manejó la economía en los momentos más favorables”.

 

 


En este momento electoral, frente a un montón de economistas que imaginan un plan de estabilización rápido y a veces bastante radical −que incluye devaluaciones, liberación del tipo de cambio, un ajuste fiscal muy fuerte− , les empezó a decir: “esto mejor no”, “mejor esperar”. ¿Qué se puede hacer y qué no a partir de que asuma el próximo gobierno?

“Yo opino que lo primero que debe hacer el próximo gobierno es explicar qué ideas de organización económica tiene y hacia qué tipo de organización económica avanzamos. Si la economía va a tender a ser muy cerrada, como es actualmente, o si va a ser una economía abierta que le va a dar importancia tanto al comercio exterior como también a los movimientos de capitales. O sea, si va a haber, si se va a avanzar hacia una economía que esté financieramente integrada a los mercados de capitales con libre movimiento o no, si la inversión se va a tratar de hacer desde el sector privado bajo riesgo del propio sector privado y la conducción de las empresas y de las actividades económicas van a estar en manos del sector privado. O si el Estado se va a meter como se está metiendo en todos los sectores y en todo el proceso de toma de decisiones. Yo creo que lo primero que tiene que hacer el próximo gobierno es definir estas futuras reglas de juego. No significa que las pueda poner en vigencia desde el primer día. Tiene que pensar muy bien la secuencia de las distintas modificaciones que tiene que introducir en las reglas de juego. Va a ser muy importante el presupuesto que se apruebe, que ya va a ser en la transición de un gobierno a otro. Este gobierno tiene que presentarlo el 15 de septiembre y normalmente se trata de terminar de tratar y se aprueba a fin de año, o sea cuando ya va a estar el nuevo gobierno. A diferencia de los presupuestos anteriores, yo espero que este sea muy realista, es decir, que no haga hipótesis imposibles de cumplir, porque van a tener que tomar una serie de decisiones que al principio van a ser difíciles, resistidas. Así que, por ejemplo, uno de los temas que yo he tratado de explicar es que si bien al final se necesita un mercado único y libre de cambio −es decir, tiene que producirse lo que se llama una unificación del mercado cambiario−, posiblemente ese proceso lleve casi un año, o a lo mejor lo pueden hacer menos de un año, pero no es cuestión de decir ‘bueno, ahora unificamos’ provocando una fuerte devaluación en el mercado oficial y hasta que se unifique con los mercados libres, que es mercados pseudo lineales.”

 

Ahora hay muchos economistas que a lo largo de estos años han dicho hay que salir del control de cambios o de lo que acá vulgarmente se llama el cepo y hay que salir el primer día porque eso genera confianza y eso genera ingreso de capitales. Bueno, eso no ocurriría.

Yo sostengo que controles de cambio o cepo se pueden aplicar con muchas limitaciones, pero solamente para las transacciones comerciales, es decir, para exportaciones, para importaciones y para algunos servicios muy conectados con la actividad comercial. Para todas las otras transacciones, por supuesto las turísticas, las financieras, transferencias al exterior, atesoramiento: todo eso tiene que hacerse en un mercado realmente libre. Es muy importante eso. El Banco Central no tiene que intervenir en ese mercado, y eso es importante porque solo de esa forma es posible que cuando el precio del dólar en ese mercado está suficientemente alto haya gente que tiene dólares. Hay muchísimos dólares en la Argentina que los venda, que los ingrese. Y después cómo se produce una unificación no traumática del mercado cambiario por apreciación de ese dólar libre, cosa que se va a conseguir si realmente el gobierno en los anuncios que hace y las cosas que empieza a ejecutar, demuestra que va a ajustar las cuentas fiscales y va a tomar medidas de reforma estructural que crean confianza. Y esa confianza se va a reflejar en una apreciación de ese tipo de cambio tan desvalorizado que se va a dar en el mercado libre inicialmente. Pero bueno, esta es una idea que yo tengo.”

 

Esto le está usted diciendo, en algún lugar, tiene puntos de contacto con algo que planteaba el ex ministro de Economía del actual gobierno, Martín Guzmán. Hablaban del desdoblamiento del mercado cambiario donde los bienes transables tuvieran un dólar oficial regulado y todos los demás dólares se negociaran libremente y algunas personas no estaban de acuerdo con esto porque decían va a haber dos tipos de dólares y los precios van a tomar como referencia el del mercado libre, y entonces eso va a generar un salto inflacionario similar a que si se liberara el mercado cambiario, ¿no es así?

“Cuando opera un mercado libre que no está unificado con el mercado oficial, algún efecto sobre algunos precios y, sobre todo, las expectativas de cuánto puede valer en el futuro el dólar y por lo tanto, el que tiene un bien dolarizado piensa en venderlo recién cuando al precio futuro que imagina para él. Algo de eso es una dificultad objetiva, pero eso ya existe actualmente con un sistema cambiario totalmente complejo y que crea un montón de distorsiones y oportunidades de ganancia fáciles en base a simple arbitraje entre un dólar y el otro. Lo que yo sostengo es, primero una simplificación que, entre paréntesis, el Fondo Monetario se las está pidiendo, aunque no dice expresamente que había un desdoblamiento formal, pero que, salvo en la parte del tipo de cambio que está controlado para las transacciones comerciales, que son las que más influyen en la estructura de precios, el otro, el dólar, tiene que ser libre. Va a haber una brecha y la brecha puede ser muy alta mientras las expectativas sean muy desfavorables. Pero si el gobierno es capaz de trabajar sobre las expectativas, anunciando medidas que sean creíbles y que después las vaya a poder ir implementando, esa brecha se va a ir cerrando. Además, el tipo de cambio en el mercado oficial lo tienen que ajustar como mínimo al ritmo de la inflación, lo que se llama un crawling peg pasivo, es decir, que vaya siguiendo el ritmo de la inflación por este mes que pasó, es el primer mes en que el ritmo de ajuste del tipo de cambio en el mercado oficial fue levemente superior a la inflación mensual. La inflación mensual está del 6%. Es un poco reflejo de aumentos de precios muy altos de la carne y de otros productos que se habían dado los meses anteriores y entonces en este mes se atenuó. Pero la inflación para mí está en un rango de 6 a 7% mensual y el ritmo de ajuste en el mercado oficial tendría que ser levemente superior a ese, a esa tasa de inflación. Pero ahora he escuchado que posiblemente el ministro anuncie que ha llegado a un acuerdo con el Fondo que le va a permitir crear algunos dólares especiales, como el dólar Agro a 350 $. Y además van a poner un impuesto a todas las importaciones, salvo las alimentarias y las energéticas. Eso es una especie de devaluación fiscal, ¿no?, que va a tener también efecto sobre los precios, pero menos que si hubiera ahora inmediatamente una unificación y liberalización del mercado cambiario. Que, por otro lado, este gobierno es imposible que lo haga, porque conceptualmente este gobierno no cree en que valga la pena dejar que algún mercado funcione libremente.”

 

Usted decía que hay que desdoblar de alguna manera el tipo de cambio y admitía en esa discusión que el comienzo, por lo menos algún efecto del tipo de cambio libre aumentando, iba a tener sobre la inflación. Pero además, en varias notas previas, usted y muchos economistas dicen hay que ir al equilibrio fiscal. La forma de equilibrio fiscal es, por ejemplo, aumentar tarifas, disminuir subsidios. Eso también es un golpe al bolsillo. Entonces, si por un lado ya tenemos una inflación alta, ¿cómo uno puede pensar un plan de bajar la inflación si al principio la aumenta fuertemente?

“Yo sostengo que hay que evitar que todas las decisiones que puedan empujar para arriba bastante la inflación se tomen al mismo tiempo. Una crítica que yo he hecho a la unificación cambiaria que se produjo en 2015 es precisamente que con la unificación y la devaluación del tipo de cambio comercial que tuvo un efecto sobre la tasa de inflación, quedó mucho más atrasado el sistema de precios controlados de los precios del día, del transporte Y entonces el tarifazo que había que dar después era mucho más grande que si lo hubieran ajustado antes, ¿no? Yo creo que ahora algo está ajustando el actual gobierno con un sistema de segmentación bastante inteligente, es decir, a toda la gente que está en estratos de ingreso altos y que no ha pedido específicamente que le mantengan el subsidio. Ya las tarifas van al nivel de que cubre todos los costos y ya no se necesita para eso subsidio. Ahí va a quedar muy atrasado también el precio del transporte y eso se va a tener que ajustar. Eso va a agregar algunos puntos a la inflación. Lo importante es que no agregue además puntos a la inflación una fuerte devaluación, o sea, la secuencia en la que se tomen las decisiones es muy importante. Además, en materia de gasto público no es solo disminuir subsidios, van a tener que cortar gastos dentro de la organización del Estado. O sea, es desde la década de los 90, desde fines de 2001 hasta ahora, el tamaño del Estado se agrandó enormemente y va a haber que reducirlo. Sin duda está todo el tema de las empresas públicas que se privatizaron en los 90. No había ninguna pérdida de empresa pública, ni el gobierno financiaba las inversiones de las empresas públicas. Eso fue el gran alivio presupuestario.”

 

Aerolíneas, YPF

“Bueno YPF yo no la considero una empresa pública es una empresa.”

 

Entonces, ¿qué empresa?

Por ejemplo, el correo. El Correo pierde 400 millones de dólares al año, cuando el Correo había empezado a dar ganancias en los 90, cuando lo manejaba Grisanti. Está por ejemplo AYSA. AYSA también pierde mucho dinero. Cuando estaba manejado por los franceses no perdía nada de dinero. Y, además, uno de los mayores errores que se cometieron a partir del año 2002, primero, virtualmente se expropió el capital a todos los que habían invertido en privatizaciones, con lo cual ya no hubo incentivos a invertir en todos esos sectores. Me refiero a energía y todos los sectores de infraestructura. Después el gobierno dijo: para el cubrimiento de los costos variables vamos a dar los subsidios, pero las inversiones las vamos a financiar nosotros desde el presupuesto. O sea, se estatizó la inversión en infraestructura. Ahora, especialistas que yo conozco que saben cuánto puede costar una obra de infraestructura, han empezado a constatar que los precios que el Estado había estado pagando son altísimos cada año, porque todo eso crea mecanismos de corrupción.

 

¿Macri lo desilusionó?

“Bueno, Macri nunca me había. Yo lo conocía mucho a Macri de antes. Mientras estuvo en el gobierno nunca me consultó para nada. Incluso dijo yo no quiero un Cavallo diciendo que no quería un súper ministro, etc. Después que terminó me invitó y hablamos varias veces y él advirtió yo había escrito post y parece que alguno de los colaboradores de él lo leían y se lo comentaban. Y él reconoció que yo le podría haber dado algunas buenas ideas. Pero yo creo que Macri ha hecho una tarea positiva, sobre todo en el tema de relacionamiento de Argentina con el mundo, que hay que valorar y destacar. Y, por otro lado, ha tenido funcionarios en áreas específicas que han hecho aportes importantes. No pudo manejar la macroeconomía y llegó un momento en que se le fue de las manos. Yo no soy muy crítico del gobierno de Macri. Sí soy crítico de este gobierno, bueno, de todos los gobiernos de Cristina. Y yo tenía alguna expectativa de que Alberto Fernández pudiera −de acuerdo a las declaraciones que él había hecho antes de ser elegido por Cristina Presidente− haber manejado mejor la economía. Pero lo que pasa es que Cristina, después de la muerte de Kirchner, se reeducó en materia económica a partir de lo que le fue diciendo Kicillof. La teoría económica de Kicillof luego está resumida en el libro de Alfredo Zaiat. Yo le dediqué un capítulo −el libro se llama Economía contra mano− en el año 2015. Dice: todas las afirmaciones que hace en materia económica están equivocadas. Entonces, claro, ella tiene una concepción.”

 

¿A Kirchner sí lo valora?

“Sí, a Kirchner lo valoro bastante. Por supuesto era muy inescrupuloso y desde el punto de vista ético moral es muy criticable. Pero era un hombre que era más pragmático, no estaba ideologizado y por supuesto, a diferencia de ella, él manejó la economía en los momentos más favorables, cuando los precios estaban muy para arriba. Pero de todas maneras, yo creo que la diferencia entre Kirchner y Cristina es que Kirchner era más pragmático y menos ideológico. Cristina se ideologizó en una dirección que a mí me parece que es totalmente inconveniente.”

 

Alguna gente cree que la Argentina tiene un gran futuro porque tiene una enorme fuente de capital bajo tierra, sea el litio, sea el gas no convencional, el petróleo, etcétera, que va a generar mucha plata a la Argentina. En ese contexto uno puede pensar si el año que viene la sequía no existe, va a tener ingresos por exportación agropecuaria que este año no tuvo. Va a tener cada vez más vía el Gasoducto y vía la construcción de nuevas obras de infraestructura, más ingreso por energía. El ingreso de dólares permite financiar más importaciones, con lo cual más actividad, con lo cual más recursos fiscales. También la exportación genera más recursos fiscales. ¿ No es posible hacer esto paulatinamente, es decir, generar recursos fiscales por esta vía, de esa manera incrementar la cantidad de divisas de esa manera y que cada año haya un poquito menos de inflación, un poquito más de producción y que de esa manera la Argentina salga suavemente del lugar y con un plan traumático?

“Yo no creo que tenga que haber un plan traumático. Por ejemplo, todos esos recursos que Argentina tiene, que los tuvo desde siempre, por ejemplo, los recursos agropecuarios de Argentina fueron enormes y muy valiosos. Pero, sin embargo, las políticas hicieron que esos recursos no se aprovecharan durante muchísimas décadas. Recién en la década del 90 hicimos una reforma de todo lo que se relacionaba con el sector agropecuario y agroindustrial y pegó un salto para arriba. En la última década de nuevo se ha empezado a reprimir toda la actividad agropecuaria y agroindustrial y mientras se liberaba en Brasil. Y Brasil ha tenido una expansión agropecuaria y de la exportación agropecuaria enorme. Ahora, tanto la parte energética, que es cierto, tenemos una riqueza de recursos energéticos muy, muy importante −shale gas, shale oil y como las de litio−, pero todas esas son inversiones muy intensivas en capital. Para que realmente lleguen los capitales o los empresarios argentinos que quieran explotarlo, consigan el financiamiento para ese tipo de inversiones, tiene Argentina que conseguir volver a los mercados de capitales y conseguir tasas de interés razonables, O sea, en un país que no ha perdido totalmente el crédito.”

 

¿No puede ser paulatino eso, que a medida que, por ejemplo, se construye el gasoducto, la Argentina muestra que eso lo puede producir y que va, como ahora, ¿creciendo la exportación o bajando la importación de energía y así construir?

“Construir el gasoducto requiere capital y hay que construir más gasoductos. Y después es muy importante la planta de licuefacción, si es que se quiere.”

 

Lo que me da preocupación es que de repente un plan que generó un ajuste, que genera más inflación, que genera recesión por vía.

“Más inflación no, el plan tiene que ser para que baje la inflación. Lo que pasa es hay inflación reprimida, o sea, cuando un gobierno ha intervenido como este, de manera muy discrecional y muy arbitraria, que a algunas empresas le hace ganar muchísimo dinero y a otras las castiga, y a la gente en general la castiga porque obviamente que la inflación es una máquina de pobres, ¿no? Entonces que se necesita implementar un plan. Cuando yo digo que hay que hacer ajustes de precios relativos, son cosas imprescindibles para salir de la inflación reprimida y para que la economía pueda entrar a funcionar adecuadamente, pero no para aumentar la inflación. Los que piensan siempre en un programa que comienza con un fuerte golpe inflacionario son los mismos que en el año 2002 decidieron abandonar la convertibilidad pesificando, forzando la transformación de todos los contratos que estaban en dólares −incluido depósitos y préstamos al sistema bancario− a pesos, con lo cual la gente se encontró con una cantidad de pesos que no quería porque la gente creía tener dólares y ahí entró a demandar dólares, dólares que aparecía y se produjo una devaluación de 1 a 4, que fue una barbaridad que destruyó toda la base contractual de la economía. Y después dicen ‘bajó la inflación’. Bajó la inflación porque veníamos de un impacto, de una inflación totalmente desatada sin inercia inflacionaria. Además, congelaron tarifas y todos esos precios, con lo cual fueron creando el problema. Hoy se vive de un de grandes subsidios y gran gasto público. Pero después la inflación empezó a subir porque ya la emisión monetaria vinculada al financiamiento de los déficits termina produciendo necesariamente inflación. Además, otra cosa que ocurrió en estos 23 años es que se agotaron todas las fuentes de ahorro que había en la economía. El golpe de 2002 hizo que el gobierno y los empresarios que estaban endeudados en dólares se apropiaron de una cantidad de ahorros de la gente. Se calcula más o menos en 60 mil millones de dólares esa apropiación. Fue la redistribución de riqueza más regresiva que se podría imaginar. Además, provocó una caída de los salarios reales y de las jubilaciones en términos de poder adquisitivo monstruosa. Por ejemplo, he visto que Massa la acusa a Patricia de haber bajado 13% las jubilaciones de más de $500  y los sueldos público de más de $500 en aquella en el año marzo de 2001 sin mencionarme a mí que era el ministro fue cuando aprobamos la ley del déficit cero.”

 

Hablemos del pasado porque le quiero contar con sinceridad lo que a mí me pasa. Todos somos, tenemos una trayectoria y vivimos aquellos años en los que usted fue ministro con muchísima intensidad. Esos años tuvieron distintos momentos. Un primer momento donde usted, como ministro de Carlos Menem, logra bajar la inflación, después entra en un conflicto político y termina saliendo del gabinete. Creo yo que fue a principios de 1996, y después usted vuelve en 2001, ya con una situación de muchísima crisis en la Argentina y todo termina muy mal. Y algo que yo veo mucho de dirigentes argentinos, o sea, una experiencia que lo tuvo usted en el centro de la escena, termina muy mal y uno cuando escucha a los distintos actores de la historia argentina, escucha un discurso donde todos están de acuerdo en algo: en que la culpa fue del otro. O sea, la culpa fue de Duhalde, la culpa fue de Alfonsín, la culpa fue De la Rúa, la culpa fue del Fondo Monetario Internacional. Pero usted estaba en el centro de la escena, con lo cual yo me imagino que en la intimidad usted debe revisar si yo hice o no debería volver al Gobierno, haber vuelto al gobierno de De la Rúa, porque eso no tendría salida. O las medidas que tomé en aquel año o aquellos meses tan terribles fueron equivocadas.

No, no es así. Yo no creo que sea así. Mentiría si dijera eso. A ver, yo creo que en ese año 2001, por de pronto, una parte grande del Partido Radical, en lugar de apoyarlo a De la Rúa le estuvieron moviendo el piso. Las declaraciones que hacían, por ejemplo, la señora Carrió fue una de las que ayudó a la desestabilización del sistema financiero y era del mismo partido De la Rúa en aquella época, ¿no? Declaraciones de Leopoldo Moreau y toda la gente que estaba bajo el ala de Alfonsín estaban minando. Ese fue un problema político. En realidad, había una crisis. Por supuesto, los precios internacionales estaban por el suelo, las provincias se habían endeudado demasiado con el sistema bancario. Había una crisis financiera como la que después se produjo en el 2008 en los Estados Unidos, porque los bancos habían prestado hipotecas que la gente no iba a poder pagar. Acá las provincias no podían devolver. Eso había que sacarle, había que encontrarle una salida ordenada, que era en lo que yo estaba trabajando. Pero ¿qué ocurre? Los que en realidad querían una gran devaluación y querían una redistribución de la riqueza a favor de ellos y en contra de la gente, motorizaron todo un golpe institucional que está bien retratado en esa película que ha salido ahora Diciembre 2001.”

 

¿Le gustó la película?

“A mí me parece bastante buena, excepto que yo creo que ahí Colombo debe haber sido uno de los que explicó.”.

 

Pero a usted lo muestra, en lo que yo vi en la película, poco coherente, caprichoso, autoridad, peleándose con todo el mundo.

“Peleándome sí, sobre todo con los propios radicales. Ahí yo creí que De la Rúa tenía un control más completo del radicalismo, pero el radicalismo, digamos, quería volver al pasado, a la década del 80, en cuanto a la concepción económica. Y bueno, se volvió a peor que la década del 80.”

 

Pero a ver, la convertibilidad en sí misma, cuando uno fija el precio del peso, igual que el precio del dólar. Y hay países no en la región, en el mundo que progresivamente van devaluando, ¿no deja la economía argentina, la economía del país que tiene esa paridad, mucho menos competitiva sin una herramienta, y eso le genera problemas en su producción, le genera a lo largo del tiempo para sostener ese nivel del dólar necesidades de endeudamiento progresivo y no termina eso necesariamente en una crisis?

“No termina necesariamente en una crisis. Fíjense en Europa, todos los países que están atados al euro y el euro lo maneja el Banco Central Europeo, por supuesto tienen crisis, pero no terminan en crisis como la que hemos tenido nosotros de 2001 en adelante.”

 

Ese nivel no, pero uno piensa, por ejemplo, Brasil. Brasil devalúa antes y tiene una crisis, una crisis mucho menor que la que tuvo Argentina cuando le explota todo por el aire.

“La devaluación no resuelve ningún problema en mi opinión. El tipo de cambio real, el que determina la competitividad de la economía, es fruto de lo que pasa realmente en la economía. Si uno cree que devaluando la moneda crea competitividad, se equivoca. La única forma de crear competitividad es aumentando la productividad y eliminando distorsiones que todavía quedan y que encarecen los costos de producción. Eso es lo que había que hacer en el año 2001. Además los precios internacionales que estaban por el suelo y el dólar, que estaba muy fuerte, empezaron a revertirse a mediados del año 2002 y después todo lo que el kirchnerismo se atribuye como un gran mérito.”

 

Antes yo me acuerdo el riesgo país, lo que se medía cuando los mercados internacionales confiaban en Argentina. Me acuerdo de sus peleas personales con los operadores de Wall Streetm que decía “Esos muchachos no entienden nada de economía” y todo eso, lo que tiene que ver con generar confianza en un contexto donde la estructura macroeconómica argentina lo que generaba era desconfianza.

“No era la estructura, era la crisis financiera que se derivaba de la situación que tenían los bancos porque no podían cobrar los préstamos que le habían dado a las provincias. Además, las provincias habían gastado tremendamente y había que producir un ajuste fiscal. Era ineludible. Ahora, ¿qué ajuste fiscal produjeron? El peor de todos, con cuchillo de carnicero, al provocar una devaluación del de 1 a 4 el precio del dólar, el poder adquisitivo de las jubilaciones y de los sueldos y en particular de los sueldos más bajos, bajó 30 o 40%. Y resulta que Massa acaba de decir en contra de Patricia Bullrich, de que ella bajó 13% los salarios en el año 2001 y que él lo tuvo que devolver cuando era funcionario de Duhalde en la ANSES. Resulta que cuando él devolvió teóricamente el 13%, previamente las medidas que habían tomado habían bajado las jubilaciones y los sueldos en 30%. Sí ahora, por ejemplo, lo que dicen, hay que comenzar con una fuerte devaluación, más o menos. Incluso dicen hay que hacer un acuerdo como el de Duhalde y Alfonsín para hacer una generación de superávits gemelos, como aquella que se hizo en el año 2002. Y si entra la Iglesia también para que haya un consenso entonces sí se va a poder resolver el problema. Qué van a hacer, una fuerte devaluación en una economía que viene ya con una inflación muy, muy elevada y que no tiene ningún mecanismo de desindexación posterior, puede provocar una espiralización terrible, una hiperinflación.”

 

Tiene 77 años, con lo cual es una etapa de la vida donde uno va hacia el crepúsculo de alguna manera y mira. ¿Valió la pena?

“¿Lo que yo hice? Por supuesto que valió la pena. Valió la pena. Y ahora hay mucha gente que está mirando la experiencia de la década del 90, que si se quiere estabilizar la economía argentina ¿qué otro período vas a mirar? El único período en el que ha habido un período largo de estabilización fue la década del 90.”

 

¿Y no hay ningún arrepentimiento de nada?

“Bueno, arrepentimiento, quizás haberme dedicado tanto. Todo eso que dicen, qué es lo que habría que haber hecho diferente… Por supuesto que con el diario del lunes uno encuentra cosas que habría hecho diferente, pero yo no me siento, digamos, angustiado por las cosas que hice; por las que no pude terminar de hacer. Por ejemplo, a mí en el año 2001 me hubiera gustado terminar la reestructuración ordenada de la deuda. Habíamos avanzado hasta reestructurar más del 50% de la deuda que en total, deuda pública en dólares y en pesos pero era básicamente en dólares, eran 140 mil millones de dólares, de los cuales 20.000 eran de las provincias con el sistema bancario.”

 

Hubo un momento recién que usted me dice, empezó a decirme tal vez me arrepiento de haberme dedicado tanto a esto, y eso lo entendí como que iba y menos a la vida personal.

“Bueno, pero la vida personal mía ha sido muy agradable porque tengo hijos, tengo una mujer, tengo hijos, tengo nietos que están todos muy felices. Lamentablemente no están en la Argentina, eso es lo único que nos angustia a mi esposa y a mí, porque ellos cuando me empezaron a perseguir y atacar prácticamente porque se llamaban Cavallo no conseguían insertarse acá y todos tienen carreras muy bien armadas en el exterior y les va muy bien. Por supuesto, el meterse en actividad política y en el sector público, sobre todo si uno quiere provocar cambios que cree que hay que hacer y que afectan obviamente intereses e ideas. Pero si uno está convencido que esos cambios son para el bien de la gente, yo siempre pensé así, incluso desde que era estudiante, porque todo este tema de pensar en políticas públicas para resolver los problemas de Argentina es algo que yo vengo haciendo desde que era estudiante y era dirigente estudiantil y después a través de toda mi trayectoria. Y bueno, sigo haciendo lo mismo. Mucha gente me dice por qué no has, no has trabajado como desarrollado una empresa.”

 

¿Le gustaría volver a ser ministro Economía?

No, no, yo ya no voy a volver a ser nada de eso. Lo que yo estoy tratando de hacer es transmitir experiencia, que creo que es relevante. He escrito libros. Lamentablemente, mucha gente joven ahora está leyendo mis libros. Historia económica de Argentina, el que escribí con mi hija; en el año 2004 escribí un libro, Camino a la estabilidad, que lo pensé para Macri o para Scioli, el que ganara la elección como la forma de realmente poder re estabilizar la economía al final del año 2015. Mucha gente lo leyó, pero la gente que entró al gobierno, el mismo Macri y sus colaboradores, no le prestaron ninguna atención. Si le hubieran prestado atención, creo que podrían haber cometido menos errores. [46.7s]

 

¿Ya sabe a quién votar?

No, no voy a decir a quién votar porque…”

 

Pero sabe a quién no votar.

Yo no voy a pronunciarme sobre el tema de a quién voy a votar o a quién no voy a votar. Yo tengo una actitud de ayudar a quien le toque el turno próximo para gobernar y ayudar en el sentido de si me piden algún consejo, darle algún consejo. Pero yo veo ahora no solo el hecho de que hay recursos que se podrían utilizar para potenciar un crecimiento vigoroso de Argentina, sino que hay equipos de economistas que se están preparando para eventualmente gobernar. Está el de Melconian en la Fundación Mediterránea, la misma institución con la que yo armé, el equipo con el que después fui al Ministerio de Economía. Está Luciano Laspina, que es una persona muy, muy capaz y que también tiene un grupo de economistas y están trabajando muy cerca de Patricia Bullrich, está Hernán Lacunza, que me parece también muy serio y que tiene un buen grupo de economistas que están trabajando para Rodríguez Larreta. Los radicales creo que le prestará atención a Levy Yeyati, que también es un buen economista.”