La industria del transporte es fascinante. He tenido la fortuna de trabajar para compañías que operan servicios de trenes, subtes, tranvías y aviones.
Cada industria tiene su dialecto, un diccionario de 50 palabras y siglas que uno debe aprender lo más rápido posible para dejar de ser un outsider y formar parte de las conversaciones del día a día.
En el mundo de los transportes guiados (léase tren, subte, tranvía) se habla de rieles, catenarias, coches, boggies, trochas, gálibos, etc. El dominio de ese léxico equivale a pasar de oyente a protagonista en cualquier reunión de trabajo. Sirve, además, para poder traducir y simplificar todos esos términos, y convertirlos en temas de comunicación.
Una tarde, mientras conversaba con un más que experimentado hombre de los rieles, me dijo:
- "Te voy a contar cómo aprendí, hace cuarenta años, a saber si la frecuencia de los trenes era la adecuada. Porque hoy, con toda la tecnología disponible, se monitorea de manera remota. Pero cuando yo tenía 20 años, no. Recién había ingresado a la compañía. A mi jefe lo trataba de Usted, y no me animaba a dirigirle la palabra si él no iniciaba el diálogo. Un día me llamó y me dijo que lo acompañara. Me llevó a una mesa de un bar, justo en la esquina de las avenidas Jujuy y Rivadavia, sobre la estación Plaza Miserere de la Línea A. Nos sentamos, pidió un café para cada uno y se quedó en silencio, con la mirada sostenida. La situación era más que incómoda. Dejó pasar unos minutos y me preguntó: ¿Usted siente?. No sabía qué responderle, no entendía a qué se refería. Insistió con su pregunta, y no tuve más remedio que responder con otro interrogante. Disculpe, pero no sé qué hay que sentir, le dije. Y entonces se señaló los pies: en la suela de los zapatos Usted tiene que sentir las vibraciones de los trenes, hacia un lado y hacia el otro. Así se mide la frecuencia."
Ese hombre había crecido al compás de la inserción de tecnología, que mejora muchísimos aspectos de la operación, sobre todo en materia de seguridad.
Pero tenía, en el origen de su carrera, una experiencia única, propia de aquellos que se formaron a través del saber hacer.