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De dónde venimos y hacia dónde vamos

 

De dónde venimos y hacia dónde vamos
5 marzo 2023

El Monte Rushmore del peronismo, estanflación a la vista, viento de frente y una oportunidad que no debe perderse

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El Monte Rushmore del peronismo, estanflación a la vista, viento de frente y una oportunidad que no debe perderse

Hola, ¿cómo estás? Espero que en un lugar con aire acondicionado, ventilador, disfrutando de aire fresco o, al menos, bajo una sombra que te permita sobrellevar este tiempo abrasador en el que la ola de calor que se instaló en el país subió más la temperatura de los argentinos.

Como le ocurrió al propio presidente Alberto Fernández, sin ir más lejos, días atrás, al abrir el período de sesiones ordinarias en el Congreso antes que un apagón dejara a medio país masticando bronca, en parte porque se produjo en pleno ascenso inclemente de la temperatura, pero también por la distancia que el discurso presidencial pareció mostrar frente a los problemas que padecen muchos. 

Alberto estuvo lejos de exponer sus planes para dejar atrás una inflación que con el cierre de febrero ya alcanzó los tres dígitos y dejó al país en un escenario de estanflación, al que se le suma un viento de frente que nos comenta hoy Mariana Shaalo.

Prefirió, en cambio, escalar el Monte Rushmore del peronismo y abocarse a levantar el tono contra una Corte Suprema impertérrita, en procura de conseguir el visto bueno de un kirchnerismo que brilló por su ausencia, tanto por la física de Máximo Kirchner y Axel Kicillof, como por la espiritual de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien evitó conceder cualquier gesto de aprobación a su compañero del Ejecutivo. Un capítulo más del loop oficialista que en este envío analiza Andrés Fidanza.

Fue, sin duda, una clara señal de la debilidad institucional que atraviesa a un país en el que no solo los jueces se pelean con el Gobierno, sino también diputados -incluyendo gritos e insultos en el Congreso-, y hasta intendentes y gobernadores, sobre todo luego de la situación de inseguridad, intimidación y mafias narco que estalló en Rosario con el caso que afectó al propio Lionel Messi, pocos días antes de su regreso a la Argentina para festejar el Mundial con dos partidos. 

Una pelea de poderes inoportuna por las necesidades económicas que se mantienen, como la renegociación de metas con el FMI y la llegada de inversiones que aporten los dólares que hacen falta para salir del pozo. 

Interés hay, sobre todo por aprovechar las riquezas minerales del país que apuntalan el presente y proyectan el futuro del sector automotriz, como se comprobó en los últimos días, aunque no todo es materia prima a la hora de sumar inversiones, como comenta en un interesante informe Juan Manuel Compte, sobre el cierre de este newsletter en el que nos proponemos revisar de dónde venimos para tratar de entender hacia dónde vamos.

Soy Walter Brown, jefe de Redacción de El Cronista, y te invito a disfrutarlo...

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Empantanados

Por ANDRÉS FIDANZA, editor de Política

Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz escucharon el discurso de Alberto Fernández con la misma gestualidad que exhiben, esculpidos en granito en el Monte Rushmore, los presidentes George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln. No se inmutaron. Ambos supremos sobrevivirán al presidente argentino, pese a las acusaciones y reproches y al juicio político impulsado por Fernández. Lo saben ellos y lo sabe él.

El mensaje presidencial fue también una muestra de impotencia. Ya que no avanzan las reformas judiciales deseadas por el Gobierno, no se mueve la designación de un nuevo procurador, ni se alivia la situación judicial de Cristina Kirchner, Fernández practica punching ball retórico con los dos jueces de la Corte.

La jugada encierra una paradoja: lo acerca ideológicamente al kirchnerismo, pero no alcanza ni por asomo para la reconciliación. Ni siquiera para restaurar la confianza perdida. Mucho menos para que los sueños reeleccionistas del presidente sumen alguna simpatía extra en el Gobierno. Y la maniobra a la vez lo aleja de su marca personal: la moderación de la que hace gala, en busca de una identidad propia.

La familia ampliada del peronismo sigue dando vueltas en loop. Y los inminentes 100 puntos de inflación interanual no ayudan para salir del pantano.

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Estanflación, falta de dólares y viento de frente

Por MARIANA SHAALO, subeditora de Finanzas y Mercados

La inflación se apresta a alcanzar el 100% anual en febrero, si las estimaciones de la mayoría de los analistas finalmente se cumplen. Y son cada vez menos los que creen que la suba del IPC en 2023 será menor al 94% del año pasado y cada vez más quienes prevén que incluso la superará.

A este contexto de alta inflación se añade un menor nivel de actividad que ya se evidenció en los últimos meses del 2022 y que sólo se acentuaría en 2023. La actividad económica cayó 1% en diciembre y tuvo la primera baja interanual de la post-pandemia al cerrar 1,2% debajo de diciembre 2021. Cinco de los quince sectores relevados por el EMAE registraron retrocesos interanuales.

Bancos de inversión como JP Morgan cambiaron esta semana sus estimaciones respecto al PBI argentino y prevén que la economía argentina tendrá un "aterrizaje forzoso", con un retroceso de 1,7% y una inflación del 100 por ciento.

La sequía que azota al país con el consecuente impacto en las reservas y la recaudación fiscal, sumado a un viento de frente con más subas de tasas de la Fed que las previstas hace sólo unas semanas, complican el panorama de la Argentina en materia económica y financiera en un año electoral donde los cimbronazos políticos todavía ni acaban de empezar.

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Del cobre al litio, una oportunidad que necesita más que materia prima

Por JUAN MANUEL COMPTE, editor jefe de Negocios

Fue una de las noticias de la semana. La modorra del lunes se sacudió con el anuncio de inversión de Stellantis, el gigante automotor conformado por la fusión entre FCA Automobiles (Fiat-Chrysler) y el grupo francés PSA (Peugeot y Citroën). Compró, en u$s 155 millones ($ 30.000 millones, al cambio del comunicado oficial), el 14,2% de McEwen Copper, filial en la que la minera canadiense McEwen Mining canalizó las titularidades de los proyectos Los Azules (San Juan, Argentina) y Elder Creek (Nevada, Estados Unidos). A cambio, se aseguró la provisión de 100.000 toneladas anuales de cobre de máxima pureza producido en la mina sanjuanina durante, por lo menos, 33 años, a partir de 2027. El cobre, explicó Stellantis, es una materia prima estratégica para el futuro de la movilidad eléctrica y se estima que la demanda mundial de este metal conductor se triplicará en los próximos años. Con esta inversión, Los Azules se convirtió en uno de los 10 proyectos más grandes en el desarrollo de ese commodity. No será, tampoco, el último desembolso de este tipo que la automotriz europea hará en el país. Al contrario. "Es el primero de varios", sugieren fuentes de la filial. En tal sentido, el litio -otro insumo clave para los autos eléctricos- destaca en el GPS.

No sería una novedad. Seguiría, de hecho, la huella de otras terminales, que avanzaron con acuerdos para garantizarse el "oro blanco" que ya necesitan sus nuevas generaciones de vehículos. Hace un año, BMW firmó la compra de u$s 300 millones de litio extraído de El Salar del Hombre Muerto, Catamarca, en su marcha hacia el objetivo de alcanzar, en 2030, que la mitad de sus ventas globales de autos sean eléctricos. Lo proveerá Livent, minera estadounidense que, también en 2022, cerró un acuerdo por seis años, a partir de 2025, con General Motors. Una empresa del grupo Toyota, Toyota Tsusho, tiene el 25% del proyecto Sales de Jujuy en el salar de Olaroz, un desarrollo de u$s 400 millones. Volkswagen les comprará a los chinos de Lithium America el litio de Cachauri-Olaroz. Por su parte, Ford hizo dos deals. Con Lake Resources -empresa que tiene a Bill Gates y Jeff Bezos entre sus sponsors-, tiene un memorándum de entendimiento de u$s 540 millones para disponer de 25.000 toneladas anuales extraídas del proyecto Kachi, en Catamarca. Firmó otro con la angloaustraliana Rio Tinto, para que le provea producción de Salar de Rincón, en Salta.

Precisamente, si de algo supo el óvalo en sus 120 años de historia, fue de garantizarse recursos. "Lo único que resta, señores, es producir caucho, toneladas de caucho, para lograr dos cosas. Una, que los jodidos ingleses no nos molesten más con sus precios ridículos y su control del mercado. Dos, que haya siempre materia prima para hacer rodar a los Ford en el mundo entero", le atribuyó al mismísimo Henry Ford el escritor rosarino Leonardo Squiglia en "Fordlandia", novela de 1997 en la que narró la frustrada aventura del prócer de Dearborn en el amazonas brasileño para hacerse del insumo que demandaba su proveedor de neumáticos, Firestone. "No sólo tenemos que exportar litio: también, industrializarlo", arengó en más de una oportunidad Alberto Fernández. Espíritu que se refleja en la primera fábrica argentina de celdas de litio para baterías que desarrolla Y-Tec -a la que, se informó también en estos días, proveerá Livent- y, también, en el proyecto de ley de Electromovilidad que circula en el Congreso. La iniciativa -que no es, precisamente, la que promueve Adefa, la cámara de las automotrices- busca que las grandes terminales globales propicien la radicación en el país de sus proveedores de baterías. Pretensión para la cual hace falta mucho más que el atractivo más lógico -la existencia del recurso- y una sumatoria de buenas intenciones. Las causas son varias. Primero, escala -ningún business plan sobreviviría el papel bosquejado sólo para mercado local- y, asociada con ella, infraestructura: un déficit crónico de la Argentina que supera, con creces, la competitividad que podría dar la cercanía a la fuente del recurso. Sobre todo, para enviar insumos -baterías- a autos que, inicialmente, se van a fabricar en rincones muy lejanos del mundo.

Otro tema no menor, la seguridad jurídica, vital en apuestas fuertes de largo plazo y a la que la reciente ley de La Rioja, que atribuyó a la provincia la facultad de expropiar yacimientos, no es lo que se dice un estímulo a la inversión.

Como en el fútbol, goles son amores. Las automotrices de los Estados Unidos ya se anotaron para rodar con los beneficios fiscales que ofrece la Inflation Reduction Act (IRA), medida de la Administración Biden que privilegia a los productos de su país, fabricados con insumos locales o de países con los existe acuerdo de libre comercio. En ese sentido, Mercedes-Benz y VW firmaron convenios con Canadá para radicar allí fábricas de baterías. Y, hace tres semanas, Ford anunció una inversión de u$s 3500 millones para construir su primera planta en Michigan.