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La reivindicación patriótica de Perón y el justicialismo frente a los piratas ingleses usurpadores de las Islas Malvinas

 Las Malvinas siempre ocuparon un lugar protagónico en el pensamiento y en la acción política del General Juan Domingo Perón. Dos son las razones primordiales: la reivindicación patriótica y su importancia económica y estratégica, no sólo por su ubicación en el tránsito bioceánico, sino también para la consolidación de nuestros derechos sobre la Antártida.

Apenas llegado a la Presidencia de la Nación, en 1946 planeó que el Congreso planteara que el Ejecutivo haga un reclamo ante el Consejo de Seguridad de la ONU su devolución. Este pedido se canalizó a través de una presentación a la Comisión de Fideicomisos del Consejo Económico y Social de la ONU.

En la Conferencia de Bogotá de 1948 la delegación argentina, con el Canciller Atilio Bramuglia a la cabeza, planteó que la emancipación americana no estaba concluida mientras existieran en el continente regiones sujetas a régimen colonial.

Años después, en la Conferencia de Caracas de 1954, se reafirmaron los derechos argentinos sobre Malvinas y su deseo de que los pueblos se pronuncien contra la rémora del sistema colonial residual en el continente.

Los reclamos en los foros internacionales se complementaron con la reafirmación de los derechos soberanos argentinos sobre el territorio antártico, con la asistencia del General Hernán Pujato. En tal sentido se avanzó en la exploración y fundación de bases científica, lo que provocó un altercado con Gran Bretaña que terminó con una escaramuza entre navíos en aguas australes, en 1948.

“El magno asunto de la Antártida tiene una sola directiva: defender la soberanía de la República y acreditar ante el mundo, los derechos imprescriptibles de la zona discutida.”-afirmó Perón en 1947: 10.

La tarea de concientización

Para concientizar a la sociedad argentina sobre nuestros derechos sobre las tierras australes, el gobierno de Perón impulsó la inclusión de contenidos educativos que se incluyeron en los textos escolares usados durante el período mencionado, que respondieron a lo dispuesto en la Ley Nº 14184/52, en su objetivo IV E.1, inciso d, referido a la enseñanza.

Por ejemplo, la cuestión geográfica de Patagonia-Antártida-Islas Malvinas se presenta en un texto escolar de 1952 en los siguientes términos: “El archipiélago de las Malvinas, capital Puerto Stanley, es una prolongación natural de la zona patagónica, cuyas características geográficas presenta. Lo mismo podría decirse de la región antártica próxima a Tierra del Fuego”, (La Argentina de Perón, libro de lectura, Buenos Aires: Lasserre, 1954: 80- 82). Hoy varias páginas web de turismo del sur del país, publicitan la información usando esta vinculación: “ Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur – Patagonia Argentina”.

El golpe cívico-militar de 1955 -que contó según reiteró Perón con apoyo británico-, provocó un retroceso de algunas posiciones nacionales con relación a Malvinas durante una década, hasta que finalmente la Resolución 2065 de 1965 en la ONU reactivó nuestra petición en foros internacionales.

Tanto por la influencia del revisionismo histórico como por el legado programático de Perón, la cuestión Malvinas estuvo presente en la militancia peronista durante la Resistencia, y se expresó en los objetivos algo difusos del MNRT y, decididamente, en el Operativo Cóndor, en el que miembros de la juventud peronista del MNA ocuparon las islas australes en 1966, al mando de Dardo Cabo.

Con el retorno del peronismo al gobierno después de su larga proscripción, en 1973 el presidente Héctor J. Cámpora incluyó nuestro reclamo en su discurso de asunción. Poco después, Perón lo incluyó en su histórico Mensaje a la IV Conferencia de Países No Alineados de Argelia, en septiembre de 1973.

Complementariamente, la Argentina avanzó en la asistencia en vuelos y materiales a los habitantes malvinenses. En 1974 hubo avances diplomáticos importantes sobre la base de establecer un condominio argentino-británico sobre Malvinas durante 25 años, para realizar una explotación conjunta de los recursos naturales australes. A su finalización, las islas retornarían definitivamente al control argentino.

El 8 de mayo de 1974, el embajador británico James Hutton se entrevistó con el Canciller Alberto Vignes en el Palacio San Martín para transmitir esa propuesta. Entre otros puntos, planteaba que las banderas de Gran Bretaña y Argentina fueran juntas" en tierra malvinense, que allí convivieran el inglés y el castellano como idiomas oficiales y que el gobernador de las islas fuera "designado de manera alternada por la Reina y el presidente argentino".

"Sobre estas bases, el gobierno de Su Majestad propone que, si el gobierno argentino está de acuerdo, deberían realizarse conversaciones oficiales o preliminares en Buenos Aires lo antes posible.", concluía.

Al ser consultado Perón al respecto, contestó con su habitual pragmatismo: “Aceptemos. Una vez que pongamos pie en las Malvinas no nos saca nadie y poco tiempo después la soberanía será argentina por completo.”

Pero la muerte del General Perón, el 1 de julio de ese año, y el reemplazo de dicho embajador, hicieron abortar el proyecto. Al año siguiente, Gran Bretaña buscó desautorizar esta propuesta a través de la misión Shacketon sobre recursos australes en materia petrolera, reclamando su explotación exclusiva, que continúa hasta el presente.

Los avances alcanzados durante el tercer Gobierno de Perón fueron pulverizados por la Dictadura Cívico-Militar en 1982. Pero eso es parte de otro capítulo de esta historia.




agencia nova