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Un banco australiano empieza a vincular las transacciones de sus clientes a la huella de carbono

 Traducido de GreatGameIndia.com por TierraPura.org

Con la ayuda de Cogo, un importante banco australiano, el Commonwealth Bank of Australia (CBA), ha empezado a vincular las transacciones de los clientes con la huella de carbono.

La nueva función, que forma parte de la plataforma bancaria en línea del CBA, se ha introducido gracias a la colaboración entre el Commonwealth Bank de Australia (CBA) y Cogo, un proveedor de “soluciones de gestión del carbono”.

El banco ofrece a los clientes la posibilidad de “pagar una cuota” para compensar su huella de carbono, cuya media es de 1.280 kilogramos, muy lejos de la cifra “sostenible” de 200 kilogramos.

Australian Bank Begins Linking Customer Transactions To Carbon Footprint 2

“Combinando los ricos datos de nuestros clientes y la capacidad de CoGo, líder en el sector, para medir las emisiones de carbono, podremos ofrecer una mayor transparencia a los clientes, de modo que puedan tomar medidas prácticas para reducir su huella ambiental”, dijo el ejecutivo del Grupo CommBank, Angus Sullivan, en un comunicado.

El banco se ha comprometido a reducir la complejidad del cálculo y a mostrar la cantidad de CO2 que puede atribuirse a compras específicas.

A algunos les preocupa que estos programas puedan llegar a ser obligatorios algún día e imponer restricciones a las compras de los clientes que superen su “asignación de carbono”, a pesar de que en un principio se comercializaron como una forma cómoda de que la gente controlara sus hábitos de consumo y el supuesto impacto que tienen en el medio ambiente.

Los tecnócratas pretenden utilizar la ansiedad del público por el cambio climático, como hemos señalado anteriormente, junto con los bloqueos climáticos para ejercer un mayor control financiero sobre las personas.

Cuatro “expertos en medio ambiente” hicieron una sugerencia de este tipo en la publicación científica Nature como forma de reducir las emisiones de carbono en todo el mundo.

“Todos los adultos recibirían una asignación de carbono comercializable por igual que se reduciría con el tiempo de acuerdo con los objetivos de carbono nacionales”, según la “tarjeta de asignación de carbono” que se entregaría a todos.

La estrategia sería una “política nacional obligatoria”, según los autores.

Cualquiera que superara el límite tendría que comprar más unidades en el mercado personal de carbono a los individuos que tuvieran más para ofrecer. Las unidades de carbono se “deducirían del presupuesto personal con cada pago de combustible para el transporte, combustibles para la calefacción del hogar y facturas de electricidad”.

Naturalmente, los ricos no tendrían problemas para costear las compensaciones, y muchos de ellos tienen inversiones directas en los sistemas de comercio sobre los que se construiría el programa.

En la propuesta se explicita que los métodos para calcular el consumo de unidades de carbono de una persona por sus desplazamientos funcionarían “sobre la base del seguimiento del historial de movimientos del usuario”.

Según los autores, el cumplimiento generalizado de las normas de bloqueo de COVID-19 ha allanado el camino para una dictadura aún más intrusiva, y como resultado, “la gente puede estar más dispuesta a aceptar el seguimiento y las limitaciones relacionadas con los PCA para lograr un clima más seguro.”