Empiezan las reuniones con las empresas líderes para lanzar el programa "Precios Justos". Pero todas las miradas confluyen hacia el BCRA
Sergio Massa cumplirá este jueves los primeros 100 días al frente del Ministerio de Economía. Como el mismo ministro admite, hasta ahora se puso como prioridad evitar el colapso de la economía. El riesgo de una hiperinflación se diluyó pero no se apagó del todo, tal como señaló su viceministro, Gabriel Rubinstein.
Esta nueva etapa que se abre, entonces, intentará dar vuelta la página. Así como Cristina Kirchner en el acto de la UOM, el último viernes, que puso proa a la campaña electoral y a vender futuro, Massa también sabe que buena parte de su éxito (o fracaso) dependerá de dos variables claves, que desafiarán su gestión con total crudeza en las próximas semanas.
Todas las miradas están puestas en el dólar y en la inflación
Como no había sucedido en septiembre -por el dólar soja- ni en octubre -por la inquebrantable barrera a las importaciones-, este mes el Banco Central volvió a ser un vendedor neto de divisas.
En la semana, el BCRA vendió u$s243 millones. Un ritmo que no puede sostenerse por mucho tiempo. Dicho de otra manera: el Banco Central no puede perder de a u$s1.000 millones mensuales hasta la próxima cosecha de soja. Para eso falta atravesar todo el verano, que ni siquiera comenzó.
Antes de que eso ocurra, las preiones se harán sentir sobre el mercado cambiario. Y nada más fácil que ganarle una pulseada a un Banco Central exhausto, sin posibilidad de defenderse.
El tironeo por los precios
Cristina Kirchner, antes del fin de semana, ponderó el trabajo de Massa en Economía. Más por lo que está haciendo en la administración de la herencia recibida de este mismo Gobierno que por la eficacia de las medidas que puso en marcha. Por ahora, el respaldo es por lo que evitó más que por lo conseguido.
Esta especie de tregua -iniciada por la vicepresidenta- se da a pesar de las críticas que en el propio kirchnerismo le hacen al ministro por la falta de resultados en torno a los precios, sobre todo en el rubro de los alimentos.
Desde el escenario, Cristina desafió a dos cosas. La primera, el anuncio de un bono para los trabajadores del sector privado. "No va en detrimento de las paritarias", cruzó a la CGT, que se opone a este tipo de medidas.
La otra cuestión involucra directamente a Massa: "El Gobierno tiene que terciar en la distribución del ingreso", reclamó.
Una política de fondo de ese tipo no se lleva a cabo de la noche a la mañana, pero CFK pretende que el titular de Hacienda se ponga firme frente a las empresas formadoras de precios. Como apuntó durante su exposición, para ella las empresas están engordando sus balances y relegan a los trabajadores en la distribución de sus ingresos.
Se viene una semana con negociaciones
Las empresas líderes serán convocadas a negociar un acuerdo para que mantengan sin cambios los precios de una canasta de entre 1.000 y 1.500 productos durante 120 días, entre diciembre y fines de marzo.
Las empresas ya dijeron en su momento -cuando la secretaría de Comercio realizó el primer sondeo- que no están dispuestas a congelar los precios durante cuatro meses, en un contexto inflacionario de entre 6% y 7% mensual.
De todas formas, antes del fin de semana hubo señales de las propias compañías a favor de un acuerdo.
La clave a la que habrá que prestarle atención refiere a la promesa por parte del Ejecutivo de que las compañías que adhieran al congelamiento de esa canasta de alimentos, bebidas, productos de higiene y de limpieza, tendrán un acceso fluido al dólar oficial para pagar sus importaciones de insumos.
Nada mal, en medio de una brecha cercana al 100%. Para algunas de esas compañías, hoy en día es más relevante asegurarse los dólares "oficiales" que perder puntos de rentabilidad en la comercialización de algunos de sus productos. La fórmula para acceder a esos dólares "baratos" se va a negociar a partir de esta misma semana.
Los empresarios dudan: antes del fin de semana hubo contactos asiduos entre empresas que compiten entre sí y la conclusión es que no existen demasiadas certezas de que el Gobierno pueda asegurar esos dólares, en un contexto donde las reservas netas del BCRA llegan a tan sólo u$s6.000 millones.
"¿No será la típica promesa de Massa, que es incumplible, más allá de la buena onda y su propio deseo?", preguntaba, en forma retórica, uno de los directivos que esta semana se encontrará con Matías Tombolini en la secretaría de Comercio.
De qué va la pelea con las empresas
Lo dicho más arriba: la negociación más relevante será efectivamente el flujo de dólares que el Banco Central les garantizará para pagar compras de insumos en el extranjero. La fórmula ya estaba siendo trabajada por técnicos de Comercio.
A cambio, las empresas mantendrán sin cambios los precios de una canasta de alrededor de 1.000 productos entre el 1° de diciembre y el 31 de marzo. Aunque algunas empresas lácteas plantearon que el congelamiento abarque hasta el 28 de febrero y en marzo se autorice una suba similar a la que se está habilitando ahora, en torno del 4% a 5%.
En estas negociaciones, Massa se juega la suerte de la segunda etapa en Economía. Por ahora, pudo sacar a la economía del precipicio pero está fallando en la promesa de desacelerar la inflación.
Esta semana empieza a jugarse el partido de fondo, que como tantas veces en la Argentina protagonizan, por un lado, la escasez de dólares y, por el otro, la elevada inflación.
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