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REACCIONEMOS

Las estructuras del gobierno de Alberto Fernández crujen y se resquebrajan por todos lados, sus constantes contradicciones hicieron eclosión con la renuncia del Ministro de Economía Martín Guzmán y lo aproximan a un eventual fin. Las sucesivas crisis nos indican indubitablemente que el presidente nunca tuvo, ni tiene plan alguno de gobierno, que se conduce tratando de complacer los cambiantes humores e intereses de la vicepresidenta, esto se traduce en las inconsistencias de las medidas que diariamente toma, en el orden interno nos están asegurando inexorablemente que somos un país concursado que desesperadamente clama por no caer en la quiebra, esto pone en peligro la paz social.


Este caótico funcionamiento de la Administración de Alberto Fernández, con las mutuas incriminaciones y amenazas publicas entre el presidente y la vicepresidenta desconcierta y ponen en peligro la gobernabilidad, se acrecienta la inflación y acelera la emisión monetaria que alcanza dimensiones que preanuncian una cercana hiperinflación, la cosecha, la siembra y el transporte se paralizan por la escasez de gasoil, la industria se detiene por la carencia de dólares para importar insumos provocando aumento de precios y desabastecimiento, se multiplican los movimientos sociales con protestas que paralizan rutas y ciudades, el Banco Central agotó sus reservas, el dólar libre supera los 270 pesos, el contado con Liqi los $300, el Riesgo País los 2.700 puntos, la incertidumbre domina los mercados como lo evidencian el derrumbe de los bonos argentinos en Walll Street que cotizan por debajo del 20% de su valor nominal es decir se convirtieron en lo que en la jerga del mercado se llaman bonos basura. No dudemos estas calamidades que nos acucian nos están llevando inequívocamente al desastre.


El presidente se encuentra extraviado y confundido, adolece de credibilidad y de los consensos básicos que puedan inspirar confianza mínima para gobernar, esto nos coloca ante una delicada disyuntiva para la que hay que encontrar solución.


Lograr ser fiable y creíble cuesta mucho, perder estos atributos es muy rápido y recuperarlos más difícil, es de destacar que el presidente inicialmente en los primeros meses de su gestión los tenia para amplios sectores de la sociedad, sin embargo ante los primeros vaivenes su gobierno los perdió y ni siquiera atinó a recupéralos.


Así llegamos a lo que quizás sea el último acto de este sainete trágico, lo acontecido estos últimos días con la sorpresiva renuncia del Ministro de Economía Martín Guzmán y la desesperada búsquela de su reemplazo puso en evidencia el caos de la coalición gobernante; tres jugadores participaron en la confrontación y lo hicieron a fondo; el Presidente Alberto Fernández que solo logró que su figura como presidente deje de existir; el Presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa que se jugo a todo o nada y se quedo con nada, es decir solo seguir jugando desde atrás con la esperanza que todo se derrumbe y eventualmente por la ley de acefalía el pueda llegar a la presidencia, la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner una experta jugadora política que ganó, pero que solo logró una victoria a lo Pirro porque solo consiguió potenciar el incendio en el que todos nos estamos consumiendo, pero esta vez debió ella salir de la retaguardia y ponerse al frente del combate, ahora se encuentra haciendo equilibrio sobre la cuerda sin red de contención.


Esta incertidumbre se intensifico con la designación de Silvina Batakis como Ministra de Economía igual cargo desempeño durante la gobernación en la Provincia de Buenos Aires con Daniel Scioli el resultado de la misma lo descalifica, ahora inicia su nuevo destino haciendo declaraciones como: “Vamos a seguir el programa económico de Alberto Fernández”, cuando todos sabemos que no lo tiene ni nunca lo tuvo o “El derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo” son dispares mayúsculos que solo auguran más problemas, acrecentado así fundados temores y dudas en cuanto a su gestión


Esta lucha de poder e intereses se desarrolla y define en Buenos Aires, el interior es un espectador que solo aporta su trabajo y las divisas que dan sostén al gobierno para que continúe con sus desvaríos.


Crisis es oportunidad, la oposición debe aprovecharla y no permanecer silenciosa, la gente le esta demandando que fije su posición y proponga un plan de salvataje para dar un poco de luz y esperanza en este oscuro túnel de incertidumbres y fracasos por el que transitamos.


La experiencia nos enseño que las revoluciones y los golpes de estado con raras excepciones resuelven los problemas económicos, ni terminan con las tensiones y conflictos políticos y sociales, la solución pasa por la prudencia, discreción, energía y patriotismo de su clase dirigente para restablecer el orden administrativo, la moral y el imperio de la ley, virtudes estas que tenían Carlos Pellegrini y los hombres que lo acompañaron durante la crisis de 1890 a la que dieron rápida y exitosa solución, su gestión fue llevada a cabo bajo la consigna de “La libertad dentro del orden”.


Tenemos que reconstruir la República, también sabemos que como la historia nos lo demuestra resulta absolutamente imposible detener de un momento a otro situaciones de crisis profunda y terminal como en la que estamos inmersos, por otra parte la inestabilidad y el enfrentamiento político continúa agravándose, esto ahora coloca a toda la clase dirigente ante la tremenda responsabilidad histórica de encontrar el camino dentro de la Ley y la Constitución a fin de dar sustentabilidad y continuidad al orden constitucional.


Las circunstancias nos imponen la absoluta necesidad de mantener la seguridad y el orden público para salvaguardar y mantener la paz social y ello requiere que se proceda con energía frente a eventuales acontecimientos de descontrol que puedan producirse.


Llego la hora para los argentinos de librar el gran combate que nos devuelva la dignidad perdida, las batallas a dar son muchas y en diferentes frentes sin embargo la más significativa sin duda está en la educación, en lo inmediato hay que rescatar a cientos de miles de niños y jóvenes que abandonaron sus estudios dejando así su futuro librando a la incertidumbre y la marginalidad.


El estado mayor que deberá conducir todas estas batallas lo tenemos pero esta adormecido y disperso. ¿Donde está?...¿Quienes son? Los tenemos en las universidades con profesores que se distinguen por la calidad de su saber, en la justicia con magistrados que silenciosamente día a día pese a las enormes dificultades y carencias la mantienen viva, con fuerzas de seguridad que luchan desventajosamente contra el narcotráfico y el delito, con empresarios que todos los días pese a la adversidad apuestan a la producción junto a trabajadores agobiados por la necesidad que con dignidad y esfuerzo crean riqueza dando sustento a la economía y la paz social.


Debemos concientizarnos que el próximo gobierno para ser exitoso tendrá como única salida la formación de un gabinete de notables de todos los sectores de la civilidad para comenzar así una nueva etapa de autentica conciliación nacional. De proceder con idoneidad y honestidad nuestro futuro es promisorio tenemos lo que el mundo demanda, granos, combustibles, minería, alimentos y talento.


Tomemos conciencia de lo delicada y riesgosa que es la situación, las circunstancias requieren de coraje, comprensión, equidad, orden, disciplina, esfuerzo y trabajo mucho trabajo, debemos arriesgarlo todo por nuestra dignidad y honor, la República nos lo demanda.


Diego Lo Tártaro Presidente de IADER