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El kirchnerismo no se va del Gobierno y presiona para torcer el plan económico

 La relación personal entre el Presidente y su vice está quebrada y no habrá intentos inmediatos por recomponerla. Pero según se escucha en el kirchnerismo, Cristina Kirchner no renunciará a su cargo y tampoco lo harán los funcionarios de La Cámpora. El ministro de Economía Martín Guzmán, el blanco elegido. Los escenarios de crisis económica que proyecta el kirchnerismo. 

Las tensiones internas en el oficialismo serán parte del paisaje durante lo que resta del mandato de Alberto Fernández. Cristina Kirchner no renunciará a su cargo, tampoco lo harán los funcionarios de La Cámpora, y el kirchnerismo no abandonará el Frente de Todos. Pero la fuerza que lidera la vicepresidenta seguirá dando la discusión a cielo abierto para que el Gobierno modifique su política económica. 

Son las conclusiones principales que surgen de conversaciones con dirigentes que participaron en las últimas semanas de la rebelión contra la ley de respaldo al acuerdo con el FMI. Otro dato queda a la vista: el ministro de Economía, Martín Guzmán, es el blanco elegido por el kirchnerismo. Los dirigentes cercanos a la vicepresidenta entienden que solo a partir de su salida, Alberto Fernández podrá encarar una etapa de gestión con el frente interno reunificado. O algo así.

En la lógica de la vicepresidenta y de los dirigentes que la acompañan, es el Presidente el que debe dar explicaciones por haberse desviado del plan trazado en la campaña de 2019. “¿Por qué nos preguntan qué va a hacer Cristina? Hay que preguntarse qué va a hacer Alberto Fernández. Los argentinos se expresaron muy claramente en las elecciones del año pasado”, dijo a elDiarioAR uno de los 13 senadores que votó en contra del entendimiento con el Fondo.

Dirigentes que conocen el pensamiento de Cristina destacan que nunca dejó de cumplir su papel institucional como vicepresidenta, ni siquiera ante una ley con la que no estuvo de acuerdo, como la que se votó el jueves. “No estuvo en la votación, pero todos saben que hizo todo lo posible para facilitar el tratamiento, lo más rápido posible”, argumentan en el despacho de uno de los senadores díscolos. Ponen como ejemplo la actitud de Juliana Di Tullio y Ana Ianni, dos senadores que, aunque finalmente votaron en contra del proyecto, firmaron (en disidencia) el dictamen en comisión.

“Cristina no es Cobos. Ella no es opositora ni va a romper el frente que ella misma armó. Pero ¿qué debería hacer frente a un Presidente que no la escucha y que hace lo contrario a lo que dijimos en la campaña? No nos vamos a quedar callados”, dice otro de los senadores que votaron en contra. Otra certeza: la relación personal entre el Presidente y su vice está quebrada y no habrá intentos inmediatos por recomponerla. 

La discusión interna será más tenue si mejoran los números de la economía y se intensificará si todo empeora. Aunque en el entorno de la vicepresidenta rechazan cualquier lectura en clave electoral, dirigentes del kirchnerismo también defienden la necesidad de preservar la identidad propia. “Si todos somos Massa, un sector va a buscar representación en otro lado”, dice un funcionario nacional que tiene como jefe a Máximo Kirchner, y advierte que el año pasado la izquierda sacó un 25% en Jujuy. 

En un contexto de incertidumbre, surgen algunas certezas precarias. Los funcionarios de La Cámpora, como Luana Volnovich (PAMI), Fernanda Raverta (ANSeS) y el ministro del Interior, Eduardo De Pedro, no dejarán sus puestos, al menos que el Presidente así lo requiera, dicen en la agrupación que lidera Máximo Kirchner. Pero hay preguntas que hoy no tienen respuesta: ¿Convalidará Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, un aumento de tarifas superior al 20% anual? ¿Qué hará en el mismo escenario Federico Bernal, interventor del Enargas?

El pedido de renuncia de Guzmán ya es explícito. En el discurso que insertó por escrito en el diario de sesiones, Oscar Parrilli acusó al ministro de haber colocado al país al borde del precipicio, por “inexperiencia, inocencia, ingenuidad o complicidad”. El senador remató con otra frase demoledora: “Si el auto está al borde del precipicio es obvio que no hay que acelerar. Hay que frenar, dar marcha atrás, cambiar la tripulación y volver a negociar”.

En conversaciones reservadas, el grupo de senadores que votó en contra del acuerdo trata a Guzmán de “mentiroso”. Señalan que durante los largos meses de negociación les aseguró, a varios de ellos cara a cara, que el acuerdo incluiría cláusulas que finalmente no se lograron, como la quita de las sobretasas. “Nos mintió a nosotros y le mintió al Presidente”, se queja una senadora. ¿Una forma de darle un último y precario resguardo a Alberto Fernández?

Si el corto plazo está dominado por la incertidumbre, el análisis del mediano plazo es un ejercicio de ficción. Un dirigente del kirchnerismo paladar negro imagina dos escenarios en los que Cristina y Máximo recuperarán parte de la centralidad perdida. Los dos son de deterioro de la situación económica. En uno, el Presidente seguirá su rumbo, sin atender los reclamos de la vice y, al final del mandato, ella habrá sido la que advirtió sobre las consecuencias de un programa equivocado. En otro escenario, el plan de Guzmán entrará en crisis y Alberto Fernández no tendrá más remedio que recostarse en el kirchnerismo para dar un giro y cambiar la política económica. “Nosotros vamos a estar para acompañar. La pregunta es qué va a hacer Alberto”.

Gabriel Sued