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¿El Foro Económico Mundial está tras nuestro ADN?

 Por María C. Caminos – esvisiontimes.com

En este último tramo de la humanidad, el ser humano está transitando un peligroso abismo en el que el mismo concepto de lo que es humano y su configuración más íntima que lo define, el ADN, está sufriendo golpes demoledores entre por un lado el autoritarismo mundial y por el otro, el horizonte incierto de la pandemia sin fin.

Uno de los últimos sucesos que pudimos ver en tiempo real, entre esos dos lados de la actual realidad, el autoritarismo y la pandemia, fue la protesta de los camioneros en Ottawa, Canadá.

Cuando el parlamentario canadiense Colin Carrie, del Partido Conservador, preguntó el pasado 20 de febrero de 2022 al gobierno del primer ministro Justin Trudeau cuántos ministros canadienses estaban «a bordo de la agenda del Foro Económico Mundial» (FEM), y antes de que su conexión se «interrumpiera» en la videoconferencia, fue acusado de difundir «desinformación», por el diputado del izquierdista Nuevo Partido Democrático Charlie Angus.

El propio fundador del FEM, Klaus Schwab, respondió esa pregunta años atrás.

Durante una audiencia en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard en 2017, dijo: «De lo que estamos muy orgullosos es de la generación joven, como el primer ministro Trudeau… Penetramos en los gabinetes».

Trudeau invocó poderes de emergencia para sofocar las protestas legítimas en Canadá.

Asimismo, vimos en acción a la actual ministra de Finanzas y viceprimera ministra canadiense, Chrystia Freeland, que forma parte del consejo de administración del FEM, junto al ex gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, Mark Carney.

La última vez que se vio a Freeland fue anunciando la congelación de activos y las medidas de represión contra los camioneros y los partidarios en las calles de Canadá que exigen el fin de los mandatos y restricciones de Covid. Y Carney calificó recientemente el Convoy de la Libertad de «sedición» en un artículo publicado en el periódico Globe and Mail.

Trudeau fue acusado de tirano y autoritario.

¿Qué relación tiene todo esto con el ADN humano?

La agenda del FEM, al que pertenece Trudeau y algunos de sus ministros, incluye una mayor integración digital y digitalización, una respuesta «urgente» al cambio climático y una visión de una «Cuarta Revolución Industrial».

Esta última, se «caracteriza por una serie de nuevas tecnologías que están fusionando los mundos físico, digital y biológico, (…) desafiando las ideas sobre lo que significa ser humano». La organización también explora la noción de «mejora humana».

La edición de genes, la robótica, la inteligencia artificial, están dentro de esas tecnologías, que forman parte de La Cuarta Revolución descrita por Klaus Schwab.

El mensaje de Schwab va dirigido a crear un futuro en el que las desigualdades se reduzcan, la salud, el bienestar y la prosperidad aumenten. Para ello entre otras cosas es necesario reestructurar los sistemas económicos, sociales y políticos.

Esto no es más que el comunismo del pasado apelando al público con la seguridad del avance tecnológico y la inclusión social, según Mises Institute.

A ello se suma el atractivo de ofrecer longevidad, y un ambiente ecológico.

Lo más inquietante es el empeño en la mejora humana por vía tecnológica.

“El transhumanismo es parte de la transformación que viene con la cuarta Revolución industrial, ya que la inteligencia artificial (IA) superará incluso las mejores actuaciones humanas en tareas específicas. Las nuevas tecnologías no se detendrán en formar parte del mundo físico que nos rodea, sino que se convertirán en parte de nosotros—declara Schwab”, según Mises Institute.

Este tránsito de las nuevas tecnologías a formar «parte de nosotros», es muy inquietante.

La confluencia de esas tecnologías deben alterarlo todo: sentir, calcular, organizar, actuar y entregar, y también la forma en que nos comunicamos, colaboramos y experimentamos el mundo que nos rodea.

El cambio será tan profundo que los avances en las neurotecnologías y biotecnologías «nos obligan a cuestionar lo que significa ser humano».

Como explica la Cuarta Revolución Industrial «llevará a una fusión de nuestras identidades física, digital y biológica».

El ser humano tendrá una “nueva identidad”, o mejor dicho, el transhumano tendrá una identidad distinta a la que posee el humano hoy en día.

Pero esto no es ciencia ficción, estas tecnologías han estado formando parte de la respuesta a la pandemia, e incluye la secuenciación genética, la biotecnología de las vacunas (plataformas de ARNm y vectores) y el rastreo de contactos (vigilancia masiva).

Durante la pandemia, hubo científicos que alertaron de que las inyecciones experimentales de ARNm modifican el genoma humano, que son terapia génica y no una “vacuna”.

Las inyecciones de covid son mutagénicas, lo que significa que alteran permanentemente el ADN humano.

Un nuevo estudio descubrió que la nueva vacuna de terapia génica de ARN mensajero contra la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) de Pfizer se transcribe de manera inversa en ADN humano en tan solo seis horas después de la exposición.

O sea, el ARN mensajero (ARNm) de la vacuna COVID-19 de Pfizer es capaz de entrar en las células hepáticas humanas y convertirse en ADN.

Se requieren otros estudios para evaluar si afectó la integridad del ADN genómico.

«Se necesitan más estudios para demostrar el efecto de BNT162b2 en la integridad genómica, incluida la secuenciación del genoma completo de las células expuestas a BNT162b2, así como tejidos de sujetos humanos que recibieron la vacuna BNT162b2”, dijeron los investigadores.

O sea, que parte del reseteo incluye el uso de las vacunas, y el pasaporte mundial de vacunación.

La página web del Foro Económico Mundial sobre el «Gran reinicio» y proclama que “la crisis de Covid-19” presenta, “una ventana de oportunidad única para dar forma a la recuperación”.

«Esta pandemia ha supuesto una oportunidad para un reinicio o (reseteo)», dijo Trudeau, en su intervención en una videoconferencia de las Naciones Unidas en otoño de 2020.

Si se toman las publicaciones del Foro como una indicación de cómo la «cuarta revolución industrial» cambiará la sociedad, el mundo se enfrenta a un ataque masivo contra la libertad individual, a la vida y la propiedad privada.

¿No era eso justamente lo que reclamaban los camioneros en Ottawa? Y, ¿no es también lo que están reclamando los miles de camioneros que ahora se dirigen hacia Washington D.C.? Ellos piden el fin del pasaporte de vacuna, y que se les devuelvan sus derechos y su libertad.

Modificar genéticamente al ser humano ha sido un deseo de la modernidad

Otros también han estado alertando acerca de que es posible que los planes para modificar y poseer humanos se hayan estado gestando durante más tiempo del que creemos.

El ADN complementario (“ADNc”) es una forma de ADN sintetizado artificialmente a partir de una plantilla de ARNm.

Se utiliza en ingeniería genética para producir clones de genes.

En 2013, la Corte Suprema de EE. UU. dictaminó que el ADNc podía patentarse: “el técnico de laboratorio sin duda crea algo nuevo cuando se produce el ADNc ”.

«El fallo de 2013 es importante en el contexto de Covid porque significa que los genes sintéticos codificados en las inyecciones y, en consecuencia, la proteína espiga fabricada dentro de los cuerpos de las personas, son propiedad del titular de la patente y pueden utilizarse para obtener ganancias privadas».

En este punto podríamos preguntarnos lo siguiente: cuando se completen los estudios sobre el efecto en la integridad genómica del mensajero (ARNm) de la vacuna COVID-19 de Pfizer, y si se demuestra que alteró la integridad genomica, ¿que pasará con ese nuevo ADN que fue creado artificialmente?

«Además, si el código genético de la proteína espiga se integra en el ADN humano, en términos legales, es posible que las personas alteradas por él se consideren OGM, que están patentadas y podrían ser objeto de acuerdos de licencia cuyos términos podrían negociarse sin sus conocimientos».

Estados Unidos: ARNm, Cáncer y COVID-19

Esa sentencia de 2013 involucraba la impugnación de una patente sobre pruebas genéticas para determinados genes que aumentan el riesgo de cáncer de mama y ovario.

Alrededor del 12% de las mujeres de Estados Unidos desarrollarán cáncer de mama en algún momento de su vida, y aproximadamente el 3% morirá a causa de la enfermedad, según los Institutos Nacionales de Salud (en inglés: National Institutes of Health, NIH).

Datos de esta agencia muestran que en el 2013, el cáncer de mama y de ovario se cobró la vida de unas 53.000 mujeres y dio lugar a más de 250.000 nuevos diagnósticos.

Además de la carga individual de la enfermedad y de los innumerables costes indirectos, el coste directo del tratamiento del cáncer en Estados Unidos se estimó en 124.600 millones de dólares en 2010 (solo gastos de atención médica), de los cuales la mayor parte (16.500 millones de dólares) correspondió al tratamiento del cáncer de mama femenino.

En este contexto, del uso de la vacuna ARNm y del objetivo del Foro Económico Mundial de crear una sociedad post humana, pasado martes de marzo, el presidente de EE. UU., Joe Biden, pronunció su primer discurso del Estado de la Unión.

Entre los puntos que destacó estuvo el hecho de que va a trabajar con las grandes farmacéuticas para usar la investigación de la vacuna ARNm del Covid para luchar contra el cáncer.

Se refirió a su propuesta de salud para la nación para prevenir, tratar e incluso curar una serie de enfermedades, como el cáncer, las enfermedades infecciosas, la enfermedad de Alzheimer y muchas otras que, en conjunto, afectan a un número importante de estadounidenses.

Biden anunció la creación de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Salud (HARPA), una rama de “Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa” (DARPA) pero para la salud.

Tiene la intención de producir tecnología de ARNm para casi todo, incluido el cáncer.

Reconoció además que fue un pedido que le hizo el ex presidente Barak Obama.

De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF), antes de desarrollar vacunas de ARNm para enfermedades infecciosas, los investigadores y las empresas farmacéuticas contemplaron el potencial del ARNm para tratar el cáncer.

Hay más de 20 vacunas de ARNm en ensayos clínicos en oncología, que prueban el ARNm como herramienta de tratamiento personalizado.

“Lo ideal sería que los médicos identificaran las mutaciones únicas presentes en las células cancerosas de un paciente e introdujeran esas letras en una vacuna de ARNm, enseñando al sistema inmunitario del paciente a atacar más eficazmente las células cancerosas”, dijo WEF.

El uso del ARNm para tratar otras enfermedades también es prometedor, según el Foro.

Al parecer existen afinidades e intereses comunes en cuanto a las vacunas ARNm, entre el gobierno de Biden y el Foro Económico Mundial.

Asimismo, el Dr. Anthony S. Fauci, Director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y principal asesor de la Casa Blanca para la pandemia y defensor de las vacunas, es un importante miembro activo de WEF.

No obstante, el propio Foro tuvo que reconocer lo innegable, «en cuanto a estas vacunas, aunque los ensayos clínicos y los primeros estudios de estas vacunas en el mundo real han mostrado resultados ampliamente positivos, todavía se desconocen los efectos a largo plazo».

Lo que es seguro es que quieren utilizar el ARNm para influir en la salud pública y en la medicina de precisión, aunque ahora sabemos con toda precisión, que las vacunas COVID-19 alteran nuestro ADN humano.

Tecnología o tradición

Actualmente, se debate si el transhumanismo debe definirse como una religión o no.

La mayoría de las religiones prometen el objetivo de la inmortalidad, ya sea en esta vida o después de la muerte.

Tradiciones como el cristianismo y el islam aspiran claramente a la inmortalidad después de la muerte (resurrección o cielo).

Otras tradiciones (como algunas formas de taoísmo) tienen como objetivo la inmortalidad en esta vida; normalmente a través de pociones alquímicas o la auto cultivación, como el yoga y la meditación.

El transhumanismo también busca la inmortalidad pero a través de la tecnología y no de la ayuda divina o la transformación espiritual.

Además, la mayoría de las religiones buscan un estado de felicidad permanente, ya sea en esta vida (nirvana en el budismo) o después de la muerte (paraíso en el cristianismo o el islam).

Los transhumanistas creen que esto puede conseguirse creando «drogas para la felicidad» e interfaces de chips cerebrales que manipulen los centros de placer del cerebro.

Todo esto demuestra que el transhumanismo se basa en la suposición de que el sufrimiento (como el envejecimiento, la enfermedad y la muerte) es un problema técnico y no metafísico o espiritual, y que por tanto puede resolverse con más y mejores tecnologías.

Por tanto, depende de cada individuo decidir si acepta esta visión del mundo y sus objetivos, y si desea apoyar la agenda del Gran Reajuste.



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