La curva de rendimientos típica de los mercados es un gráfico que se construye ubicando a los bonos de EEUU en función de dos variables: - La tasa de interés implícita que pagan.
- El vencimiento, que puede ser a un año, 3, 10, etc.
Representa un interesante indicador cuando hay un riesgo potencial de recesión económica, puesto que no suele fallar en anticiparlo. Ocurre que, cuando aumenta el plazo de vencimiento de los bonos, normalmente sube la tasa que pagan. Es lógico: si voy a prestar dinero, cuanto más tarden en devolvérmelo, más voy a pedir a cambio. En este caso, podemos decir que el mercado entiende que la economía está sana y todos los bonos se pagarán, aunque los de largo plazo conllevan más riesgo que los de corto. Si, por el contrario, la tasa se mantiene igual o incluso baja a medida que se alargan los plazos de vencimiento de los bonos, la interpretación mayoritaria indica que para el mercado se avecina una recesión. Pasemos a explicarlo: se asume que, si la tasa anualizada del bono a 3 meses supera a la del bono a 10 es porque existe un temor real a una crisis económica inminente. A corto plazo, tengo miedo de no cobrar lo pactado, mientras que a largo plazo creo que todo se solucionará y cobraré normalmente el dinero invertido o prestado. Por ende, exigiré un mayor rendimiento a corto plazo. Cuando el mercado de renta fija cree que la economía está sana y seguirá creciendo, la geometría de la curva de rendimientos es convexa. Eso sucede en la actualidad, donde un bono del Tesoro de EEUU rinde apenas el 0,05% anual, a un año 0,27%, a 5 años 1,25% anual y a 10 años 1,49% anual, todas tasas muy inferiores a la inflación actual en la principal economía del mundo. En cuanto a la capacidad de la curva de rendimientos de predecir crisis económicas, podemos afirmar que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente, esta curva se acható e invirtió antes de cada recesión, más allá de que en pocas ocasiones también lo hizo sin necesidad de recesiones posteriores, pero lo cierto es que, con el correr de los años, se convirtió en uno de los indicadores más precisos y confiables para economistas y analistas en general. Este fenómeno se hizo presente, por ejemplo, antes de la crisis de las acciones tecnológicas del Nasdaq en 2001, de las hipotecas subprime en 2008 y del derrumbe bursátil de corta duración como consecuencia del Covid-19, en marzo del año pasado. El costo político de aplanar la curva y sus consecuencias |