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Las empresas venden dólares obligadas para pagar gastos

 Pero los que reciben pesos siguen comprando

Mientras el dólar financiero tiró a la baja el blue subió por segunda rueda con
Mientras el ala albertista del Gobierno dice seguir avanzando con el FMI, en una puja que ya dura dos años, con el Fondo ratificando ayer, inamovible, que no bajará las sobretasas que le cobra a los países incumplidores y que los acuerdos son con un plazo máximo de dos años, el Ejecutivo argentino plantea -como sugiere la receta del Fondo- que bajará la emisión, que bajará los subsidios, que normalizará el tipo de cambio y que armará un plan plurianual, pero ayer ocurrió todo lo contrario.

Como en el fútbol y en el tango, la gambeta fue nuevamente lo que marcó el ritmo del mercado argentino en el día de ayer. El oficialismo está apuradísimo para aprobar el Presupuesto en Diputados, planteando un supuesto inflacionario del 33%, cuando lo que estima el promedio de las consultoras está para 2022 en el 57%, y si se le da un guiño a ese «dibujo», el ministro Guzmán tendrá vía libre para gastar discrecionalmente todo lo que se recaude de dinero extra por el impuesto inflacionario.

Tarifas

Y ayer, por si quedaba alguna duda, en un momento en el que el Gobierno dice estar acordando con el Fondo una suba de tarifas para que los subsidios estatales sean menores y para que se vaya a un menor rojo fiscal, el Frente de Todos agregó en el último minuto en el Presupuesto un movimiento absolutamente contrario, con aumento de subsidios al transporte en el interior, lo cual requerirá más dinero del erario público.

Además, mientras se hizo un amague de empezar a realizar un crawling peg más acelerado, ayer el Banco Central volvió al micro ajuste, con subas mínimas en los tipos de cambio oficiales, por lo que con una inflación que sigue mordiendo los bolsillos de todos, el tipo de cambio marchando a un ritmo menor hace que Argentina tenga alta inflación en dólares, complicando notablemente a la exportación y beneficiando a los importadores.

La respuesta política

Frente a esto, la oposición está en un gran dilema. En principio se hará presente para discutir la ley de leyes para fijar los movimientos argentinos del año próximo, pero rechazará un cúmulo de artículos que fueron calificados por varios economistas como un dibujito.

El especialista en cuentas públicas Nadín Argañaraz dijo que esta inestable situación no es nueva en Argentina: «En ocho de los últimos veinte años la inflación proyectada en los presupuestos fue siempre más del doble que lo dibujado. Gracias a esa falsedad, el jefe de gabinete de turno termina reasignando gastos y el presupuesto se desvirtúa, y además ayuda a que la inflación licúe el ingreso de la gente. Y eso convierte en todo en una trampa, porque los empleados agremiados reclaman ajuste por inflación, pero el resto de los trabajadores quedan afuera y todo se distorsiona. O sea, todo está centrado en una política económica inconsistente que termina con un déficit fiscal infinanciable. Y como derivación, se termina aumentando un empleo público que crece, en detrimento de un empleo privado cada vez más chico que financia cada vez menos».

Así, mientras Guzmán dice estar negociando con el FMI una cosa, con Alberto diciéndole a Cristina «quedate tranquila, no voy a acordar un ajuste», las tarifas de los servicios públicos siguen con más subsidios, los tipos de cambio oficiales se atrasan, el impuesto inflacionario sigue generando desconfianza en el peso, por lo que continuamos entre cortes y quebradas, en una gambeta que finaliza con la total desconfianza en el peso argentino, con más goteo de depósitos y renovada presión sobre el tipo de cambio.

Una decisión clave

Ayer, además, fue un día importante para las finanzas internacionales, ya que terminó la reunión de dos días de la Fed, y finalmente Jerome Powell anunció que habrá tapering más rápido y suba de tasas, pero todo será muy gradual porque el daño que sigue causando el Covid en territorio norteamericano es muy grande, más de 18.000 muertos por semana, y no le queda al Gobierno más que sostener la actividad haciendo que los estímulos se acorten pero con una velocidad nade importante.

Powell indicó que el tapering será rápido, recortarán el estímulo por compra de bonos achicándolo en US$ 30.000 millones por mes, rápidamente hasta abril. Y confirmó que en 2022 se iniciará la suba de tasas, pero de una manera muy escalonada: llevará la tasa corta que hoy está en torno al 0% anual, hasta 0,9% en diciembre de 2022, a 1,6% en 2023 y luego al 2,1%. Detrás de eso, las tasas largas de los bonos de la Fed siguieron subiendo hasta 1,3% anual a 5 años, 1,5% a 10 años y 1,9% a 30 años.

Chile

La movida de la Fed le hizo perder alguna preferencia al dólar en el mundo, ya que el billete verde ya no estuvo tan firme contra todas las monedas. En el exterior el dólar subió 1% en Chile (Bachelet apoyó al candidato de izquierda y el peso chileno se convierte en la moneda más devaluada de la región, el dólar sube 22,5% en Chile en pocos meses) y 0,3% contra el yen, pero bajó 0,2% en Brasil, 0,3% contra el euro y la libra y cedió 0,9% en México.

En Argentina, con el Presupuesto en el Congreso, el mercado cambiario volvió a modificar todo. Las empresas siguen necesitando pesos y venden dólares para cubrir bienes personales, vacaciones, aguinaldos y otros gastos, pero los que tienen pesos sobrantes, vuelven a comprar dólares sin dudar, ya que nadie quiere quedarse con un solo peso sobrante en la mano.

El dólar en Argentina

Así, ayer, el mercado cambiario local siguió con los dólares oficiales anclados, los dólares financieros libres orientados a la baja, pero con un consistente rebote en el blue, en una tendencia que se profundizará según dicen los operadores una vez que sean superados los gastos de diciembre. De ese modo, con tasas que siguen quietas (por las leliq el BCRA pagó 38% y los bancos pagan 37% por los plazos fijos) persistió el goteo de depósitos y la autoridad monetaria volvió a perder reservas y en pocos días debe devolver los US$ 1.800 millones en DEG y se quedará con situación absolutamente cero en respaldo líquido.

Con todo eso, el dólar turista subió 3 centavos hasta $177,39, el oficial subió 2 centavos hasta $107,51 y blue saltó $2 hasta $198,50 y el mayorista subió 4 centavos hasta $101,82. El Banco Central perdió otros US$ 63 millones de las reservas. El dólar Senebi bajó $4,70 hasta $177,39, el dólar MEP bajó $2,69 hasta $191,69 y el contado con liquidación bajó $3,42 hasta $199,91. Y con toda esa realidad, la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 84,6% y la del CCL y el mayorista fue del 96,3%. Y, medidos en pesos, la libra saltó 60 centavos hasta $135,14, el euro subió 14 centavos hasta $115,05 y el real cerró sin cambios a $17,88.

Agujeros insostenibles

Lo más notable de todo esto es que Máximo Kirchner, el mayor promotor para que se mantenga el gasto de la política dijo que “el FMI no puede tener una actitud tan golosa”, sin admitir que lo que se gasta sobre todo en empleados públicos de alto rango es lo que ocasiona uno de los agujeros insostenibles, con ajustes por inflación a los empleados agremiados que están detrás. Detrás de esa actitud golosa de los políticos, el Indec confirmó ayer que en noviembre una familia tipo necesitó casi $74.000 para no ser pobre y para no ser indigente se necesitan $31.700.

La consultora Adeco recalcó algo dramático: la generación z (nacidos entre 1997 y 2004) cobra de sueldo un promedio de $50.000 por mes, el salario más bajo de toda la región, 33% de lo que se gana en chile y 50% de lo que se gana en Perú. Además, la tasa de desempleo en la generación Z llega al 26%, duplica al desempleo de la población total, lo cual explica el éxodo de estos jóvenes, que dejan a Argentina sin futuro.

El rumo de bonos y acciones

Con ese movimiento tan crítico, los titulos argentinos tuvieron ayer un movimiento lateral, con algunos fondos buitre absolutamente especulativos que están tomando alguna posición, esperando que un acuerdo con el FMI le dé a estos papeles una tendencia con joroba de camello, que puede hacerlos subir brevemente, formalizando un trading ideal para los que nadan en las finanzas, que compran ahora y venderán ni bien el acuerdo se formalice, ya que nadie espera que el acuerdo que se firme se cumpla. Así, los bonos repuntaron mínimamente y el riesgo país cedió en apenas 5 unidades, hasta 1.689 puntos básicos. En un día en el que se anunciaron por covid pocos muertos (31 personas) pero 4.819 nuevos contagios, que según el titular del Pirovano están creciendo de manera geométrica.

Los contagios por Covid también se expanden en EE.UU., pero el corte de estímulos y la promesa de suba de tasas muy lenta tampoco asustó a los especuladores de Wall Street, por lo que la Bolsa de Nueva York terminó en otro día de fiesta: sus índices principales subieron entre 1% y 2,2%, con el Nasdaq en la cima. Al tiempo que la Bolsa de San Pablo subió 0,6% y la de México cedió 0,2%.

En cambio, por toda la inseguridad que detallamos en la introducción, la confianza en la Bolsa porteña volvió a ser mínima y fue otra vez el peor de todos. Con $1.273 millones operados en acciones y $2.559 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires perdió otro 1,5%. Mientras que los ADR que se negocian en Nueva York estuvieron mixtos, con buen día para Macro, Francés y Galicia, pero con mal resultado para IRSA P, Despegar y Cresud.

Commodities y criptomonedas

El cuadro de commodities tampoco fue demasiado afectado por los esquemas de Powell, ni por «Juan Perón Biden» que le hizo decir a su vocera que la culpa de la inflación norteamericana es de la codicia de algunos empresarios, sobre todo los vinculados a la carne, algo que fue replicado con alborozo por Cristina Kirchner. Pero, a pesar de eso, los commodities bailaron más por el covid que por la Fed o Biden: el petróleo subió, los metales básicos bajaron, los granos estuvieron sostenidos, los metales preciosos estuvieron muy quietos, y las criptomonedas se reanimaron, con subas de hasta el 4%, sobre todo en el bitcoin y el ethereum, con criptoadictos que ven por delante todavía tiempos muy complicados, con todas las monedas del mundo licuándose.

Fuente: El Economista