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Bajante del Paraná: una crisis hídrica histórica que afecta al medio ambiente y la economía de siete provincias

 Sequía, incendios forestales y cambio climático son las causas de un fenómeno que transformó lagunas en desiertos de arena, cuyo fin aparece todavía incierto y podría repetirse.


La cuenca del Paraná, una de las más importantes de la Argentina, abarca a Misiones, FormosaChacoCorrientesSanta FeEntre Ríos y Buenos Aires.

Según el Instituto Nacional del Agua (INA), toda esa extensión sufre la bajante más pronunciada desde 1944 y se presenta, especialmente, desde Corrientes hacia el sur, donde desemboca en el río de la Plata.

Por ese motivo, en julio pasado el Gobierno declaró la "emergencia hídrica" por 180 días en la región de la cuenca del río Paraná.

Para el Gobierno, la bajante del río Paraná es "técnicamente un desastre"

El viceministro de Medio Ambiente, Sergio Federovisky, opinó tiempo atrás que la bajante es “técnicamente un desastre" ocasionado “por una sequía muy pronunciada en la cuenca alta del río Paraná, en Brasil”, la "deforestación en masa, la perdida en la capacidad de control en los caudales de los ríos y el cambio climático".

La extraordinaria situación hídrica impacta en las provincias del litoral desde el punto de vista ambiental, social, productivo y económico.

La Bolsa de Comercio de Rosario informó que a causa de la bajante se perdieron 620 millones de dólares en exportaciones de harina y soja. Esto se debe a que los buques de transporte son cargados con una menor cantidad debido a que los puertos del Gran Rosario, por ejemplo, perdieron calado por la falta de agua.

El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indicó que el bajo nivel del río comenzó a observarse en septiembre de 2019 y se acentuó en los últimos meses. Únicamente en febrero pasado el Paraná tuvo un promedio de altura superior al mínimo de referencia.

El impacto de la bajante del Paraná en las exportaciones desde Rosario

El fenómeno hidrólógico, además, llevó a la baja los precios de exportación de los granos argentinos que se despachan desde los puertos del Gran Rosario con relación a los valores pactados en terminales portuarias de otros países de la región, debido a que los problemas que enfrentan los barcos para transportar encarecen los costos logísticos,

Argentina exporta por el Paraná el 80% de su producción agroindustrial. A las dificultades en la navegación se sumó la presión estacional de la cosecha de maíz, especialmente.

Ni siquiera las lluvias caídas en el inicio de la cuenca en las primeras semanas del mes y la apertura de las compuertas de Itaipú, la represa binacional de Paraguay y Brasil significaron un gran alivio.

"En los 38 años que tiene el sistema de alerta de monitoreo (del INA) que se hace desde la Cuenca del Plata nunca se dio una sequía tan prolongada", dijo a la prensa Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto.

La escasez de lluvias también agravó la situación en el Paraná

Según la Entidad Binacional Yacyretá, que opera la central hidroeléctrica de la ciudad correntina de Ituzaingó, desde el inicio de 2021 hubo entre 200 y 400 milímetros de lluvias menos que lo habitual.

Agosto pasado, por ejemplo, concluyó como el mes con menor caudal afluente en 50 años a esa región del Paraná. “Finalizó con un caudal promedio de 6.600 metros cúbicos por segundo, apenas un 20% más que el mínimo registrado en agosto de 1970”, indicó la EBY.

Frente la gravedad de la situación, el gobierno nacional y la empresa AySA acordaron ejes de trabajo conjunto por la bajante, que se prevé afecte el abastecimiento y calidad del agua potable, la navegación y operaciones de puerto, el ecosistema y la generación de energía hidroeléctrica.

La mirada de los ambientalistas sobre la bajante en la cuenca

La situación causada por la bajante del Paraná “está generando una serie de inconvenientes paras las comunidades de pescadores, pero también para acceder al agua potable y saludable”, comentó a A24.com Lucas Micheloud, miembro de la Asociación de Abogados Ambientalistas de Argentina.

Micheloud destacó que una disminución del caudal del Paraná también se observa en tres de sus afluentes: el Paraguay, el Pilcomayo y el Bermejo. La bajante, explicó el ambientalista, pone en riesgo la vida de los ecosistemas fluviales, porque dejó sin agua a las lagunas situadas en la periferia del cauce, que es donde la fauna ictícola deposita los huevos y larvas de sus crías.

Esas lagunas son actualmente grandes desiertos de arena. A lo que se suma que los humedales están literalmente secos y, en muchos casos, son intervenidos para el desarrollo agrícola ganadero”, indicó Micheloud.

Así, la bajante está alterando los ciclos reproductivos de peces, roedores y aves, y también generando la migración de animales como los carpinchos, que en las últimas semanas regresaron a la zona de Nordelta, allí donde el desarrollo inmobiliario sobre los humedales de la región los había expulsado décadas atrás, recordó el ambientalista.

¿Qué causó esta bajante del Paraná?

Para Micheloud, las razones de la histórica bajante del Paraná son multicausales, aunque en todas ellas se ve la mano del ser humano: el extractivismo, la expansión de la frontera agrícola, la explosión del uso de agroquímicos desde la década del 90 y la deforestación indiscriminada en toda la región. “Todo el Cono Sur está siendo deforestado de una forma atroz”, aseguró.

El ambientalista detalló que, según distintos estudios científicos, en los últimos 50 años fueron arrasadas más de 50 millones de hectáreas de bosques nativos en la Amazonia, la selva misionera, los montes del Gran Chaco. Solo en la Argentina la pérdida asciende a 8 millones de hectáreas en los últimos 20 años.

La deforestación, además de maquinaria pesada, utiliza como herramienta los incendios. Según el Servicio Nacional del Manejo del Fuegoel 95% de los incendios son intencionales y esto sucede en toda la región.

“Donde antes había selvas y montes, hoy hay desiertos o grandes extensiones de monocultivo. Y las llamas emiten a la atmósfera millones de toneladas de dióxido de carbono que agravan el calentamiento global y el cambio climático”, indicó Micheloud.

Los bosques y selvas como sumideros de dióxidos de carbono

A esto se le suma que los bosques nativos y selvas funcionan como grandes sumideros de dióxido de carbono. “Para la ciencia, hay una relación entre la degradación de los ecosistemas forestales y salud de los ciclos hidrológicos”, agregó.

“Desde mediados de 2019 empezaron a producirse patrones de variabilidades climáticas que dieron lugar a déficits de precipitación, y por ende a las bajantes”, detalló a la prensa Carolina Vera, investigadora del Conicet y vicepresidenta del Grupo del Intergubernamental de Expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

El IPCC difundió semanas atrás un documento de casi 4.000 páginas con informes, datos y representaciones más que preocupantes sobre el futuro inmediato: "La humanidad ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra” con una consecuencia negativa: provocó “cambios generalizados y rápidos”, indicó

La crisis del Paraná es tan grave por la pronunciada bajante como también su prolongación en el tiempo.

¿En cuánto tiempo se recuperaría el caudal del Paraná?

La normalización de su régimen hidrológico “llevará tiempo y dependerá de la regularización de las lluvias; y no solo deben recuperarse los niveles hídricos de todos los reservorios naturales y de las represas en cuenca alta, sino también el nivel de reserva de agua en el perfil del suelo de cinco estados del Brasil en situación de sequía histórica”, explicó Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA.

“Dependemos de la magnitud y la frecuencia de las lluvias durante la primavera para visualizar el escenario futuro más probable”, afirmó Mercuri.