La pandemia nos enfrentó a una situación excepcional en todos los aspectos, con un impacto directo en lo que esperábamos del futuro inmediato. De un día para el otro, no sólo las marcas y los pequeños comercios tuvieron que reinventarse y asegurar el canal de venta digital; si no que también los consumidores se vieron expuestos a repensar su forma de consumir y disminuir gastos innecesarios.
Parece innegable que la distancia social haya acelerado la digitalización en todos los aspectos, desde videoconferencias y compras online hasta trabajo remoto y aprendizaje a distancia; lo que aceleró el desarrollo tecnológico.
El sector financiero no ha sido ajeno a esta tendencia, y así continuará durante este año. Pagos online, firmas digitales, bancos digitales, créditos y muchas nuevas opciones; que aseguran el crecimiento del sector y una evolución en el uso de las plataformas. Ante esta oportunidad, las principales marcas buscan disminuir los costos de interés en sus compras, para beneficiar al comprador que los estuvo apoyando; a través de los nuevos sistemas de financiación que hay en el mercado.
Sin dudas, el aumento de la conectividad favorece e impulsa las nuevas plataformas, las nuevas formas de pago y pone a disposición de los consumidores un catálogo de opciones para elegir cómo operar en el mercado, sin gastar de más y sin emplear productos bancarios.
Las fuentes de financiación públicas van a priorizar una recuperación de activos esenciales, dejando pocas posibilidades al resto de sectores, que tendrán que buscar fuentes alternativas de capital.
Maru Reginatto
Directora de Operaciones de Wibond