Te lo digo así, directo: hoy vamos a analizar los pasos necesarios para que no tengas que preocuparte más por el dinero. Para ello, hablaremos de las 4 batallas que deberás librar partiendo desde cero. La meta es conseguir la Independencia de Cadenas Morosas, la Independencia Laboral, la Independencia Económica y la Independencia Financiera. No me interesa crear falsas expectativas. Si pensás transitar este camino rápido, lo más probable es que no alcances tus metas porque esta senda se recorre con pasos lentos, aunque firmes, sin retroceder un solo metro. ¿Seguís ahí? ¡Muy bien! Comencemos: 1) Independencia de cadenas morosas Las cadenas morosas constituyen el camino contrario al de la independencia financiera. Si la independencia se encuentra hacia el este, las cadenas morosas te llevan al oeste. Tus ingresos activos, esos que generás con tu trabajo, entran y salen rápidamente de tu órbita y se transforman en los ingresos pasivos de un tercero, que te cobra intereses por la deuda que contrajiste y no lográs cancelar. Para librarte de las cadenas morosas necesitás seguir otro plan de 4 pasos que consiste en: a) Clarificar tu situación financiera: saber con certeza a cuánto asciende tu pasivo total para comenzar a tratar la adicción a las deudas. b) Involucrar a familiares y amigos de una manera distinta: hablar con ellos con sinceridad acerca de tu situación financiera y tu nivel de deudas. También, de tu situación judicial (si hubiese algún problema legal) y otras cuestiones sensibles. c) Eliminar los vehículos de acceso al crédito inmediato: dejar las tarjetas de crédito descansando en algún cajón de la casa y no llevarlas encima, para evitar las tentaciones. d) Confeccionar un plan de austeridad: eliminar el café al paso, el taxi, las comidas fuera de casa y todos los gastos hormiga que se te ocurran hasta tanto el caudal de deudas haya disminuido. ¿Querés obtener más detalles sobre cómo librarte de las cadenas morosas? Esta columna de 2015 podrá ayudarte. 2) Independencia laboral Muchas personas confunden la independencia laboral con la independencia económica, pero son cosas distintas: si bien la segunda puede alcanzarse con un trabajo en relación de dependencia, es mucho más sencillo lograrla cuando se invierte el tiempo en proyectos propios y no en proyectos ajenos. La buena noticia es que la pandemia del coronavirus facilita esta transición al tornarla compulsiva (por la pérdida de empleos que obliga a iniciar proyectos propios para generar ingresos) o permisiva (más empleadores forzados o dispuestos a promover el teletrabajo, que puede liberar tiempo para encarar un proyecto de manera paralela al trabajo en relación de dependencia, siempre que el empleado no termine siendo esclavo de la conexión interminable con la oficina y los deberes laborales. De su lado del mostrador, el teletrabajo lo puede ayudar a abandonar la mentalidad de empleado tan cómoda como alienante. Para lograr la emancipación laboral necesitás contar con una buena autopista financiera. Así, tu tiempo valdrá más en términos de ingresos y podrás focalizar tus esfuerzos en la generación de distintas fuentes de ingresos pasivos, tal como veremos a continuación. 3) Independencia económica Se logra cuando tus ingresos pasivos anuales permiten cubrir tus gastos totales anuales (costos fijos + costos variables). Para ello, debés comenzar a generar ingresos en cada una de las 4 fuentes de ingresos pasivos existentes: a) Ingresos Pasivos Propietarios: alquilar un bien a un tercero. Puede ser un departamento, una cochera, un galpón o un vehículo, entre muchos otros. b) Ingresos Pasivos Patentados: desarrollar un bien o brindar un servicio que tenga cierta utilidad, patentándolo a tu nombre y cobrando luego regalías. c) Ingresos Pasivos Monitoreados: aprovechar Internet para generar negocios que requieran de un monitoreo regular. d) Ingresos Pasivos Financieros: invertir dinero en instrumentos que brinden ingresos en forma de dividendos, intereses, cupones, etc. Alcanzar la independencia económica no significa lograr ingresos sin hacer absolutamente nada, sino dedicándole 16 o menos horas semanales, aunque sin descuidar los gastos y evitando caer en el derroche. |