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Se acerca un ‘invierno nuclear’: ¿Cómo preparamos la cartera?

 Alan Lancz, veterano de Wall Street, anticipaba estos días en MarketWatch que se avecinan unos cuantos meses en los que nos morderemos mucho las uñas con el mercado. “Nuestra ansiedad irá a más en los próximos 60-90 días”, aseguraba, aludiendo a factores como las presidenciales en Estados Unidos, el aumento de los casos de COVID-19, y la posible evolución de un paquete de ayudas económicas en Estados Unidos.

La carrera electoral, que había sido clara hasta antes de verano, se torna cada vez más dudosa conforme se acerca la fecha. Dice nuestro analista Jesse Cohen que, “son muchos los que apuestan por ver este año una noche electoral sin precedentes en EE.UU. Existe una elevada probabilidad de que dichas elecciones sean un caos, y los inversores se han estado preparando para proteger sus carteras de las caídas repentinas. En el peor escenario para los mercados globales, podríamos enfrentarnos a la combinación de una ausencia de nuevas medidas fiscales y unos comicios sin claro ganador. Si eso sucede, la volatilidad se impondrá y la presión sobre la renta variable será elevada en las próximas semanas”.

Ya hemos sido testigos, en las últimas jornadas, de una elevada volatilidad, fruto de una serie de variables que van afectando por momentos. Los índices intentan rebotar, pero en las últimas semanas se ha terminado imponiendo el rojo que, en el caso de nuestro selectivo, el Ibex 35, no le ha permitido salir a flote ninguna semana. Los expertos hablan del peor mes de septiembre en 18 años: el importante S&P 500 se estaría dejando, si esto sigue así, más de un 7%. Sería la peor caída en este mes desde 2002.  

En este contexto, ¿cómo podemos proteger nuestras carteras? Vincent Deluard, estratega macro global de StoneX, aseguraba en una entrevista en agosto al Financial Times que ha llegado el momento de testear la visión de largo plazo de carteras en las que se distribuía el capital entre un 60% de acciones y un 40% de bonos. “Es una combinación que podría ser puesta a prueba este otoño, si una baja rentabilidad no compensa los problemas de rentabilidad de la renta variable”.

“La historia ha demostrado que, si tenías paciencia suficiente como para esperar, en un plazo de 10 años podías alcanzar un retorno real total de entre un 8-9% con este planteamiento. Solo hubo un ‘pero’ a esta práctica: la última crisis del petróleo. Ahí las carteras se vieron tocadas, pero luego todo volvió a positivo, con un rally tanto en el tesoro como en la bolsa. Además, la ausencia de inflación incrementó la rentabilidad hasta el 10%. El problema es que ya no va a suceder lo mismo a partir de ahora”.

En lo que el describe como un ‘invierno nuclear’, la gestión de activos tradicional podría provocar ahora una década de rentabilidad real negativa. “El ajuste será doloroso, pero cuanto antes mejor. Y para recupera la rentabilidad perdida, deberemos asumir un precio de inicio más bajo, básico para recuperar el valor de nuestra cartera”.

En este contexto, Deluard cree que otros activos podrán aprovechar el tirón: orobitcoin, activos menos tradicionales, etc. En el caso del oro, recomienda comprar siempre que el horizonte temporal sea superior al año. También tiene palabras para el dólar: aunque cree que todavía es pronto para proclamar la muerte del billete verde como valor refugio, creo que eso terminará sucediendo. Si miramos a Europa, cree que podría ser una buena oportunidad en cuanto a valor siempre y cuando tengamos vacuna más pronto que tarde. “Si se confirma una nueva ola, no creo que la economía europea pueda sobrevivir a la COVID-19”.

Las divisas, ¿la mejor alternativa?

Es creciente el número de expertos que están viendo a las divisas como la alternativa más factible a los bonos gubernamentales, sobre todo por es lo que “mejor puede reflejar la dinámica de los fundamentales”, afirmaba a MarketWatch Ugo Lanzioni, responsable de gestión de divisas de Neuberger Berman. “Ahora los fundamentales tendrán que utilizar a las divisas como válvula de presión”.

En otras palabras, las divisas pueden ser ahora el principal activo que se ajuste a los cambios económicos cruzados entre países en lugar de los tipos de interés.

Entre las opciones que pueden ayudar a limitar el daño de la debilidad en los activos de mayor riesgo, los expertos recomiendan mantener franco suizo y yen japonés. Clifton Hill, gestor de carteras macro global de Acadian Asset Management, añade que otra opción sería la de mantener posiciones cortas en divisas de Latinoamérica, que se verán presionadas cuando se produzca una venta masiva de commodities y renta variable.





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