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Hernán Lacunza: “Sin un programa consistente, cualquier alquimia financiera o cambiaria será transitoria”


 

En Perspectivas desde Buenos Aires, con Juan Pablo Varsky, el ex ministro de Hacienda de Mauricio Macri, Hernán Lacunza, detalló las diferencias entre el cepo impuesto al final del gobierno de Juntos Por el Cambio y el actual establecido por Fernández, alertó que si no se miran las causas que provocan la demanda de dólares y apuntó como claves la necesidad

 

 


 

Te comparto los principales textuales de la entrevista emitida por CNN En Español:

Causas y efectos de la nueva restricción en la adquisición de moneda extranjera:

“Hay una causa central que es el drenaje de reservas que ha tenido el Banco Central, en particular en los últimos tes meses, que pone ya en zona de riesgo la capacidad de intervención o de reacción de la autoridad monetaria en el mercado de cambios. Entonces, ante esa situación, una especie de drenaje en un paciente en terapia intensiva que está sufriendo una hemorragia, la primera terapia a mano es lo que aquí se llama un torniquete, o parar y cicatrizar esa herida para que el paciente no colapse. Es una terapia válida para una emergencia, no puede ser una terapia permanente. La Argentina hace casi un año que tiene restricciones cambiarias, que es reprimir la demanda justamente, para poder realmente revertir ese flujo de salida de divisas. Lo que tiene que explorar son las causas, la presión arterial que provoca esa hemorragia, y la verdad que sino cada torniquete, cada restricción de la demanda va teniendo una vida útil cada vez más corta y en esa secuencia se van complicando, se van agudizando los controles.”

 

Sobre las diferencias del cepo que puso él como ministro y esta medida de profundizar el cepo:

“Eran situaciones críticas ambas, no idénticas, análogas en algunos condimentos del escenario económico, financiero y cambiario en particular. En aquella oportunidad fue después de unas elecciones primarias donde justamente el gobierno actual sacó una diferencia prácticamente indescontable. Siempre este tipo de medidas tiene que ver con el futuro, no con el pasado, en el sentido de cuál es la expectativa que genera la política económica de un país. El mercado de cambios, particularmente en la Argentina −no porque seamos genéticamente distintos al resto del mundo sino por nuestra experiencia de inestabilidad en materia cambiaria− la primera y casi instantánea caja de resonancia de políticas económicas inconsistentes o que no generen buenas expectativas se traslada inmediatamente al mercado de cambio. Aquel cepo tuvo que ver con ese trauma en la transición electoral o esa incertidumbre, para ser más preciso, en torno a la transición electoral y solo puede ser una medida transitoria para superar una emergencia: no puede ser una medida permanente. La Argentina ya tuvo un cepo estricto, que también fue agudizándose entre 2011 y 2015 y a lo largo de ese periodo no hizo más que perder un goteo más lento pero igual de persistente de reservas. En ese momento fueron 30 mil millones, ahora hay mucho menos entonces los márgenes de acción son menores. Pero como decía antes, la clave es explorar cuáles son las causas de que la demanda supere a la oferta aun en un escenario de pandemia, de cuarentena, donde no hay viajes al exterior, donde las importaciones están deprimidas por la recesión local y además reprimidas por algunos controles de las compras al exterior. De modo que puede ser una medida en la emergencia, no permanente.”

 

¿Podría haber hecho otra cosa el gobierno con este nivel de reservas?

“Siempre se puede hacer otra cosa, lo que pasa que esa pregunta es mucho más fácil de contestar en un estudio de televisión que sentado en el Banco Central o en el Ministerio de Economía, donde las variables y las consecuencias son mucho más complejas. Además, no hay respuestas correctas de carácter parcial. Obviamente que hay alternativas, como un desdoblamiento formal. Todas tienen costos y beneficios: ninguna es gratis, porque ningún gobierno es irracional y lo haría inmediatamente. Esta que se adoptó es bastante híbrida, en una combinación de racionamiento por precio, porque le puso un impuesto al atesoramiento en moneda extranjera; algo de racionamiento via cantidad porque extremó el cepo; y un desdoblamiento también para las deudas de empresas privadas, que pueden más o menos pagar la mitad de sus deudas al dólar oficial y la otra mitad a un dólar paralelo bastante más alto. Así que es una técnica bastante híbrida y puede ser para ganar tiempo mientras se piensa una política más consistente o que revierta esa expectativa. Y se podría haber hecho otra técnica también con sus efectos colaterales positivos y negativos, pero lo principal es que podamos mostrar un sendero consistente, un sendero fiscal, monetario, financiero: un programa que muestre que la Argentina va a consistentemente −sin prisa pero sin pausa− recuperar el equilibrio fiscal y eso va a permitir una menor emisión de pesos del Banco Central  −que es la contracara de la dolarización− y recrear un mercado voluntario de deuda, primero en el mercado local y después en el mercado externo. Mientras eso no exista, cualquier alquimia financiera o cambiaria será transitoria.”

 

Su revisión de lo que sucedió con el dólar durante el gobierno de Macri, especialmente luego de diciembre de 2017:

“En su momento, fines de 2015 con la asunción del nuevo gobierno, fue posible levantar la restricción cambiaria del cepo en un día por la expectativa que generaba el gobierno entrante. Y a fines de 2019 hubo que reponerlo también por la expectativa que generaba, en sentido contrario, el gobierno entrante. Pero no es hora de establecer responsabilidades sino de analizar esa historia para mirar a futuro. Y por supuesto, en aquel momento que se tomó esa decisión: las decisiones en política pública, quizás para hacer alguna autocrítica y pensar a futuro, no se pueden tomar pensando exclusivamente en un momento determinado, tienen que tener en cuenta la historia del país, la idiosincrasia de esa sociedad, los márgenes de acción que permiten que esos ahorristas hipersensibles a la cotización de la moneda extranjera −mucho más que en el resto de América latina−, bimonetario. Hay que tener en cuenta el presente pero también el pasado, cuáles son los márgenes de acción que tolera esa comunidad y también el futuro. Uno no puede pensar que las políticas presentes van a ser para siempre. Justamente, gracias a Dios hay democracia y nadie tiene garantizado el poder por la eternidad. Así que la prudencia, en este tipo de países, de contextos de incertidumbre: la prudencia siempre paga. Entonces a veces hay que sacrificar algo de crecimiento presente, de impulso presente, por ejemplo con alguna regulación prudencial de la cuenta capital. No la que tenemos hoy, que es muy rudimentaria, tiene el cepo, la restricción a la salida o a la dolarización, pero sí prudencialmente que suavice la entrada ara que no haya un péndulo.”

 






CNN