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LA NECESIDAD DE SEGUIR CONSTRUYENDO LA MOVILIDAD DEL FUTURO


La pandemia ha generado una serie de efectos en varios niveles, desde la salud humana, pasando por las economías globales hasta el medioambiente. Uno de los impactos más notorios que se evidenciaron al inicio de esta crisis fue una gran mejora en la calidad del aire producto de la drástica reducción de la circulación de vehículos. De hecho, en la Ciudad de Buenos Aires, sólo por mencionar un ejemplo, los niveles de contaminación del aire habían bajado un 50%, según la Agencia de Protección Ambiental (APrA).

Se estima que el transporte es responsable del 30% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y, de este total, la mayor parte (72%) proviene de los vehículos de calle*.

Por su parte, los neumáticos tienen una incidencia frente a esta problemática. Estudios demuestran que el mayor impacto en el ambiente no se da en el proceso de fabricación ni una vez descartados los neumáticos. El 86% de las emisiones de CO2 a la atmósfera se producen mientras el neumático está en pleno proceso de utilización.

La resistencia al rodamiento de los neumáticos es uno de los principales factores que incide en el consumo de combustible, que, a su vez, es responsable de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Esto quiere decir que cuanto menor sea la resistencia, se requiere un menor consumo energético y, como consecuencia, se generan menos emisiones de gases tóxicos. En otras palabras, por cada litro de combustible no consumido, el ambiente se ahorra cerca de 2,66 kg de CO2.

Frente a este panorama, la tecnología que incorporan los neumáticos es vital para mitigar el impacto. Para Michelin el cuidado por el planeta es prioridad desde sus orígenes y forma parte de su estrategia de sustentabilidad, con foco en neumáticos más eficientes en términos de economía de combustible y más duraderos. La compañía fue pionera en el desarrollo de la tecnología radial, introducida hace más de 40 años y permite reducir en un 30% la resistencia al rodamiento. Y hace más de 20 incorporó la tecnología sílice, un compuesto en la banda de rodamiento que disminuye en un 20% más la resistencia.

Hoy en día, los consumidores tienen la posibilidad de optar por productos que les aporten beneficios no sólo económicos, traducidos en ahorro de combustible y mayor tiempo de uso (durabilidad), sino también a favor del medioambiente.

La necesidad de incorporar esta clase de neumáticos resulta sustancial hoy más que nunca, si se contemplan las proyecciones post pandemia. Diversos estudios señalan que habrá una mayor tendencia en el uso del transporte privado: el 32% de los argentinos consultados confirmó que utilizará con menos frecuencia el transporte público; lo que se traduce en la necesidad de una mayor responsabilidad para el cuidado del ambiente.


De la planificación a la acción: metas y proyectos para avanzar hacia la movilidad del mañana

La innovación es un eje crucial de Michelin que la ayuda a avanzar en todo momento hacia una movilidad más eficiente, limpia y accesible para todos. Por eso, viene trabajando en varios proyectos y se ha propuesto diversas metas para lograr sus objetivos.  

En el 2018 Michelin anunció su plan para 2048 en el que se compromete a producir neumáticos con un 80% de materiales sostenibles y reciclar el 100% de estos. Actualmente, sus productos están fabricados con 28% de materiales sostenibles, de los cuales, el 26% proviene de origen biológico como el caucho natural y aceite de girasol; mientras que el 2% restante corresponde a recursos reciclados como acero o neumáticos reciclados en polvo.

Siempre a la vanguardia y adelantándose al futuro, la compañía presentó Uptis (2019)El prototipo, que aún se encuentra en prueba y se estima se lance al mercado en 2024, representa una nueva generación tecnológica de cubierta sin aire para vehículos de pasajeros. Su innovación radica en los beneficios que aportará no sólo para el conductor, sino también para el planeta ya que es un desarrollo 100% sustentable: sus materiales son totalmente renovables o provienen de fuentes biológicas. Además, al no tener aire, evitará los millones de descartes prematuros que se producen anualmente debido a pinchazos o daños causados por el estado de los caminos.

Michelin también entiende que avanzar hacia una movilidad eléctrica es la mejor solución en el corto plazo para mejorar la calidad del aire ya que los vehículos eléctricos reducirían el 95% de las emisiones de CO2 y otros gases. Entre sus proyectos, la compañía participa desde el 2014 en la Fórmula E, donde desarrolló exclusivamente los neumáticos MICHELIN Pilot Sport EV. Son neumáticos que se caracterizan por ser más livianos; dado que poseen menos masa y esto hace que requieran menos energía para desplazarse. Además, ahorran materiales en su composición, por lo que reducen las emisiones en la producción, transporte, uso y reciclado.

Siguiendo con los vehículos eléctricos, el Grupo hace tiempo apoya la tecnología de celdas de combustible alimentadas con hidrógeno. Este año avanzó un paso más al unirse con Symbio para desarrollar esta tecnología en competición deportiva, actuando como un verdadero laboratorio de prueba previo a lanzar una nueva tecnología a las calles.

A través de estos proyectos, Michelin se mantiene fiel a su compromiso de incidir positivamente en las comunidades donde opera, adelantándose al futuro al crear las distintas formas de movilidad con una fuerte impronta en el cuidado del planeta.