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“Haz lo que yo digo…” Polémica por los dirigentes K que recomiendan ahorrar en pesos pero acumulan dólares en el banco

Las palabras del presidente Alberto Fernández, quien aseguró que los ahorristas que compran 200 dólares por mes “son un problema”, desataron una controversia en torno al creciente grupo de funcionarios y políticos kirchneristas con abultadas sumas de moneda norteamericana.

A pesar de los cuestionamientos de numerosos economistas, el presidente Alberto Fernández aseguró que se está estudiando agregar mayores restricciones a la compra de dólar, ante la fuerte demanda en el mercado minorista. La reacción de los ahorristas tiene que ver con una creciente desconfianza en la capacidad del gobierno para cabalgar exitosamente la crisis económica generada por la cuarentena, una vez terminada la medida.
Según el presidente Fernández, tanto él como el ministro de Economía Martín Guzmán consideran a los pequeños ahorristas en dólares “un problema”. El gobierno intenta mantener a raya la divisa norteamericana vendiendo dólares del Banco Central, lo que ocasionó una situación alarmante al prácticamente vaciar las reservar.
En este escenario, el economista Agustín D’Attellis salió a defender las medidas potenciales del gobierno. Según el especialista y docente de la UBA, cuando “el trabajador, en lugar de ir al Fondo de Ahorro Nacional gestionado por el estado para que invierta en el aparato productivo, compra dólares, se rompe el círculo virtuoso”. Paradójicamente, D’Attellis estuvo complicado en septiembre de 2019, por ser suspendido por el Banco Central por intentar comprar más de 10 mil dólares en un mes.
D’Attellis también fue un duro crítico del acuerdo del gobierno de Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En una entrevista del 2019, aseguró que “habrá que volver a quitarse al FMI de encima”. En estos momentos, el gobierno de Alberto Fernández, al que D’Attellis apoya a ultranza, se apresta a pedir un nuevo crédito al mismo organismo.
Este escenario se repite, una y otra vez, con numerosos funcionarios del gobierno de Alberto Fernández y dirigentes de todo el arco político. A pesar de recomendar la utilización de los pesos, se agolpan unos sobre otros para ahorrar en dólares. Sólo un vistazo por las declaraciones juradas de Máximo Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, por sólo citar dos ejemplos, evidencia la generalidad de esta actitud. El hijo de la ex presidente declaró tener 2.3 millones de dólares en efectivo y otros 500 mil depositados en cuentas bancarias.
Por otro lado, prestigiosos economistas como Fausto Spotorno aseguraron que una intensificación del cepo difícilmente tenga un impacto de algún tipo sobre las reservas del Central. El especialista de la consultora Ecolatina, Matías Rajnerman, aseguró que si bien “la medida relajaría algunas presiones sobre el dólar oficial sobre el corto plazo, aumentará la demanda de dólares paralelos y acentuará la brecha”.
En pocas palabras, desde los inicios de la propia economía argentina la compra de dólares es señal inequívoca de una única cuestión: la desconfianza de la sociedad en la clase política del momento y de su capacidad de administrar una economía siempre inestable. En este sentido, medidas como cepos cambiarios atacan a los síntomas (la compra de dólares) y no a la enfermedad (la desconfianza).
La bola ya está corriendo. El gobierno se apresta a apretar aún más el cinturón del cepo, aunque aún resta saber qué tan bien podrá responder a una crisis sin precedentes una vez finalizada la cuarentena y la brecha con el dólar paralelo ya comienza a alcanzar límites históricos.