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Prueba de fuego de Alberto Fernández frente a los lobos de Wall Street

El martes, el Presidente mantendrá una reunión con la comunidad financiera internacional. Tendrá un mensaje moderado. El temor entre los empresarios por la disputa política en el oficialismo.

Roberto Lavagna​ mantuvo un encuentro secreto con un grupo importante de hombres de negocios de Argentina. Fue en los últimos días. El ex ministro habló de la crisis y sugirió ideas para enfrentar la depresión económica.
Lavagna expuso su experiencia en 2002 e insistió en las tres condiciones esenciales para combatir la crisis. Primero, generar consenso, y después, armar un programa que fuera una “ruta clara” para reconstruir el país. Lavagna hizo hincapié en lo que calificó como la actual “cuestión central”: la necesidad de un armado político sin fisuras, sin internas y que tenga como objetivo primordial la reanimación.
Así, hizo alusión a las turbulencias actuales de la Casa Rosada. En medio de conflictos internos, Alberto​ debe enfrentar las dudas sobre quién toma las decisiones.
La reunión secreta de Lavagna generó múltiples versiones y especulaciones. El ex ministro tuvo que aclarar: “No me voy a sumar al Gobierno”.
A Lavagna le quedó un sinsabor: poco después de que Alberto lo mostró como interlocutor en Olivos, el Presidente hizo lo contrario a lo que habían hablado. Anunció la expropiación de Vicentin​.
Ahora, el ex ministro transmitió un mensaje político claro. Así lo dijo: “Siempre dije que no voy a ser ministro y menos ahora, con todos los trasfondos políticos que hay ahí adentro”. Se refirió a la gran preocupación política: la dura interna que se manifiesta en el Frente de Todos, la agrupación que tiene el control de la Casa Rosada.
Se trata de la misma inquietud que existe entre lo hombres de negocios por la pelea política y las tensiones que se perciben entre Cristina Kirchner y el propio Presidente. La vicepresidenta envió a sus “voceros” a cuestionar los intentos de Alberto de buscar consensos para enfrentar la depresión. Cristina atacó directamente al influyente Grupo de los 6, que Alberto convocó a Olivos.
La sórdida disputa de poder genera diferencias inesperadas en la propia coalición: Máximo Kirchner y Wado de Pedro no comparten la ofensiva pública de Cristina contra Alberto. El hijo de la vicepresidenta mantuvo reuniones para bajar “las tensiones mediáticas”. Máximo prometió otra cosa: a la brevedad se presentará el polémico impuesto a los ricos. El temor en el movimiento empresario es que la disputa política en el oficialismo se constituya en el principal problema en medio de la “tormenta perfecta”.
Este jueves, el Grupo de los 6 evaluó emitir un documento: su borrador volvía a apostar por los acuerdos y evitaba entrar en la lógica kirchnerista de la grieta. Según la UIA, la Cámara de la Construcción y la Sociedad Rural, la grieta se ha convertido en un “gran negocio” político y económico para muchos dirigentes.
Daniel Pellegrina, el titular de la Rural concurrió al festejo del 9 de Julio. Alberto –en un gesto político- lo ubicó a su derecha. Pellegrina debió enfrentar la grieta interna: tuvo que dar explicaciones a socios que cuestionaron esa actitud dialoguista.
Ambos extremos –identificados con Cristina y Mauricio Macri– exacerban las peleas por mutuas conveniencias. Los dos sectores tuvieron gestión de gobierno y fracasaron. Cristina gestionó un pésimo segundo mandato y Macri, un tobogán económico. Ambos bandos tienen como rehén a la sociedad y saben que su vigencia aumenta con la división de la comunidad. Esto les genera redituables dividendos.
Lo absurdo de la estrategia se manifestó en la reciente pelea por el proyecto de moratoria. El debate se transformó en una disputa de prontuarios. Su redacción beneficia a Cristóbal López, el “zar del juego” que evadió –comprobado- 8.000 millones de pesos con Oil Combustible. El bloque del Frente de Todos contragolpeó: tiene un informe confidencial donde dice y acusa que la moratoria beneficia a familia Macri en el Correo, a Nicolás Caputo y hasta Daniel Angelici.
El Presidente prometió mucho e hizo poco para evitar los extremos y cerrar la grieta. Alberto –a veces- tiene una disociación entre sus declaraciones y sus hechos. También, posiciones ambivalentes fruto de los límites que le impone Cristina. La ex presidente exige que el Presidente la ayude a resolver su grave situación judicial.
Un poder “bifronte” dificulta la salida económica y las decisiones. Nadie sabe cuál es el rumbo económico.
Por eso, para la comunidad de negocios, el Presidente debe actuar en forma clara frente al tsunami económico. Muchos insisten en que el Gobierno actúa como la “orquesta del Titanic”.
Todos los zoom del G-6 tienen una línea argumental y los hombres de negocios coincide en cuatro pautas:
  • Buscar el mayor consenso posible a favor de medidas que permitan frenar la caída. Opinan que, a mayor grieta, menor chance de recuperación. Propician la creación del Consejo Económico y Social como un instrumento político para generar adhesiones a las duras medidas que hay que adoptar.
  • Convocar a figuras y utilizar ideas sin restricciones ideológicas. Argentina enfrenta una situación excepcional y negativa.
  • Elaborar un plan integral y no parches. Un programa global fiscal, antiinflacionario y de crecimiento.
  • Buscar a los mejores hombres para ejecutarlo. Piensan en la necesidad de un gobierno de coalición, que permita el ingreso de “figuras potables” al Gobierno.
En este reclamo, existe una directa crítica al actual Gabinete. Muchos ministros mostraron anemia a la hora de la gestión. La crisis dejó al descubierto una cosa: el Presidente gestiona sólo con ocho ministros y la docena restante parece sobrar. Alberto habló del Consejo Económico con Ignacio de Mendiguren. A solas y en Olivos el dirigente de la UIA dijo: “Debe servir para repensar el desarrollo de la Argentina”.
El martes próximo, el Presidente mantendrá una reunión con la comunidad financiera internacional. Susan Segal, la jefe del Council of the Americas, organizó una presentación de Alberto ante algunos “lobos” de Wall Street y jefes de “multis”. Existe mucha expectativa en Manhattan por las definiciones que allí se expongan. El Presidente tendrá un mensaje moderado, y será concreto sobre la deuda: dirá que Argentina quiere abonar y evitar el default.
Pero afirmará lo siguiente: que esta es la última propuesta de pago y que Argentina ya mejoró sustancialmente la oferta. “Ahora –insistirá– la pelota está del lado de los acreedores”. Ya se sabe que la cuestión política estará entre las preguntas. Los inversores serán directos: ¿quién gobierna en Argentina, Alberto o Cristina? El encuentro será una prueba de fuego. Venezuela estará presente en la reunión. Ocurre justo una semana antes del cierre de la deuda y cuando el Tesoro de los Estados Unidos continúa ausente en la negociación. El poderoso Steven Mnuchin confirmó que será prescindente en la negociación.
Y continúa la bronca por la candidatura del “halcón” Mauricio Claver-Carone en el Banco Interamericano de Desarrollo. Ocho ex cancilleres de Argentina repudiaron la candidatura de Estados Unidos. Fue una movida a favor de la candidatura de Gustavo Béliz. La carta la firmaron desde Domingo Cavallo a Rafael Bielsa. La Casa Blanca, ni respondió.

Marcelo Bonelli