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Un frágil acuerdo de deuda y devaluación ARS: Café con Traders

Traders y analistas conversan con Bloomberg News sobre la situación del mercado de Argentina y las principales claves a seguir en el corto plazo. Aquí lo más destacado.
Participan:
Siobhan Morden, directora de estrategia de renta fija para América Latina de Amherst Pierpont Securities en Nueva YorkFernando Losada, jefe de investigación de mercados emergentes de Oppenheimer & Co.Juan Manuel Pazos, jefe de research de TPCG en ArgentinaAlejo Costa, jefe de estrategia para Argentina en BTG Pactual
Lo que asusta: habrá un frágil ‘deal’ de deuda
La negociación de deuda no seguirá estancada. Para los analistas, las diferencias entre el gobierno y los tenedores de bonos son pequeñas y la probabilidad de acuerdo sigue siendo alta para los próximos meses, a pesar de los comunicados públicos cruzados. El Gobierno ya mostró que tiene voluntad de cumplir con la deuda al haber pagado los compromisos durante el comienzo del año. Pero hay dudas sobre el tamaño de adhesión de los acreedores y la sostenibilidad del acuerdo: ¿habrá que sentarse nuevamente dentro de dos o tres años para revisar las condiciones?
La macroeconomía cruje, el atraso cambiario es evidente, el déficit fiscal creciente forzará a la Argentina a acumular más deuda. El cupón promedio a pagar después del 2023 se estima cercano al 4% en dólares. Por si fuera poco: si el acuerdo apenas supera el 50% de participación, en el camino habrá que convivir con holdouts. ¿Podrá el país hacer frente a sus obligaciones sin un frente fiscal sano y una economía sólida?
Lo que preocupa: devaluación del ARS, en la agenda
Se sabe: ningún gobierno peronista es proclive a defender una flotación cambiaria “limpia”. No ha ocurrido en la historia, y probablemente no ocurrirá. Por la misma razón, es muy improbable que este Gobierno decida eliminar las actuales restricciones cambiarias. Pero, aún así, un ajuste de la paridad cambiaria parece ya inevitable.
Hay un raro equilibrio monetario por las restricciones de movilidad de la gente por la pandemia: la velocidad de circulación del dinero ha disminuido y eso hace que la inflación sea baja. Pero a la salida de la cuarentena se espera que el exceso de oferta de pesos presione los precios y al peso. Se sabe que una brecha cambiaria superior al 40% no es estable en el tiempo. Y que tarde o temprano este diferencial se cierra en un nivel más cercano al del dólar informal. Nadie duda de que esto alguna vez llegará. La única gran incógnita es el momento.
Lo que desalienta: la Argentina post-pandemia
Argentina saldrá de la pandemia con una estructura del sector público muy grande y falta de acceso al crédito internacional. La disponibilidad de recursos para financiar la inversión no sería suficiente y la tasa de crecimiento potencial de Argentina será mucho más baja que la que dan los pronósticos más pesimistas. Si bien la gran capacidad ociosa daría lugar a un rebote en la actividad, la perspectiva es que el crecimiento de la Argentina se ubique entre los de menor ritmo de los mercados de Latinoamérica. La gran esperanza de la campaña, aumentar las exportaciones de Vaca Muerta, se ve cada vez más lejana a la realidad. Así, habrá que agradecer un rebote del 1,5% en 2021.
Lo que inquieta: Vicentín no es un caso aislado
La intención del Gobierno de intervenir Vicentín no anticipa la proximidad de una ola de expropiaciones de empresas. Tampoco representa un giro hacia una política similar a la de Venezuela.
Pero sí es señal de un reflejo peligroso: cuando hay crisis, la reacción del Gobierno puede ser extremista. Ante ciertos dilemas, el presidente Alberto Fernández podría virar hacia los deseos de su principal base electoral, que son los votantes “kirchneristas” de su coalición. Esto no ayuda a la popularidad de su gobierno. Y lo hace, al mismo tiempo, mucho más dependiente de su masa de votantes. El círculo vicioso genera temores y acrecienta los riesgos de un avance sobre las instituciones o el capital privado

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