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¿Por qué un mal acuerdo con los acreedores es peor que un default?

¿Cuál es la verdadera situación de la Argentina? ¿La que tiene una inflación que bajó a la mitad o la que presenta un número que hay que mirarlo con doble lupa por cómo se midió y en las condiciones que se midió? ¿Es el país que está al borde de acordar con los acreedores o el que está a punto de entrar en default? ¿El precio del dólar es el que marca el oficial o el blue?

Pero a los inconvenientes diarios de la propia situación de la economía de la Argentina se suma un mundo que no colabora. Brasil, el principal socio comercial, anunció que proyecta una caída de 4,7% de su Producto Bruto Interno (PBI). Tal situación no pasó desapercibida para las empresas con fuertes vínculos con el país vecino. Es que a la situación crítica que se vive por estas horas producto de la pandemia del coronavirus, la caída de Brasil es más que preocupante para algunos sectores. El automotriz es un caso. En abril fue el primer mes desde que en la Argentina se fabrican autos, que no salió ningún 0 Km de una línea de producción. Pero si el impedimento para trabajar era un problema ahora se sumará la menor demanda de Brasil el principal mercado para los autos ensamblados en el país. El automotriz es un caso, pero no es el único.
En otro plano, no menos preocupante, está la inflación. La lógica indica que la emisión que tuvo que realizar el Gobierno para asistir a empresas, asalariados y trabajadores en situación de vulnerabilidad, no se corresponde con una inflación que se precipitó. Uno de los atenuantes es que varios de los rubros medibles estuvieron parados. Ejemplos son el turismo y la recreación. Otro de los atenuantes es cómo se midió lo que se tenía que medir. En este último punto es donde el Indec tuvo los mayores inconvenientes ya que está claro que abril fue tal vez, junto al diciembre de 2001, el mes en el que cualquier intento de medición fue una suerte de aproximación en la que hubo que tener tantos ítems en cuenta que hay que tomar el resultado con pinzas. Y acá no se trata de un Indec mentiroso. Se trata de un mes muy especial para medir.
Teniendo en cuenta todas las consideraciones, el precio de los alimentos creció el mes pasado un 3,2% y más que duplicó el nivel general de la inflación, que se ubicó en 1,5%. Al mismo tiempo, los mayores aumentos de ese rubro fueron liderados por productos como las naranjas, con un 57,2%, y la cebolla, con un alza del 31,6%. Por otro lado, la carne y los lácteos también aumentaron muy por encima del precio promedio que marcó la inflación.
En el Gobierno ven con mucha preocupación varios temas. La inflación es uno de ellos y por eso preocupa también la escapada de los dólares financieros (contado con liquidación y MEP) que están mucho más cerca del blue que del oficial. En el medio de todo este panorama, la Argentina negocia con los acreedores, un tema que está lejos de ser menor, pero parece.

Horacio Riggi
Subdirector Periodístico