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Para Pesce, la Argentina es "insostenible política y socialmente" sin cepo ni control de capitales

El análisis del Banco Central sobre el ciclo de endeudamiento 2015-2019 sostiene que el tipo de cambio para permitir la demanda libre de dólares para atesoramiento es demasiado alto para ser viable.

El Banco Central emitió este jueves su análisis sobre el ciclo de rápido endeudamiento externo que vivió la Argentina durante el macrismo y llegó a la conclusión de que es "insostenible política y socialmente" permitir que los argentinos compren los dólares que quieran con la cuenta capital y financiera liberada.
El informe hace hincapié en que el último ciclo de desregulación financiera y sobreendeudamiento es una película que ya vivió varias veces el país y siempre con el mismo resultado: recesión y devaluación y un salto en los niveles de pobreza.
"El dramático proceso de ajuste desencadenado en el contexto de desregulación, permite observar que los niveles de tipo de cambio requeridos para equilibrar la demanda para atesoramiento en un entorno de liberalización extrema son a todas luces insostenible política y socialmente", señaló el informe que Alberto Fernández le encargó a Miguel Pesce.

'Los niveles de tipo de cambio requeridos para equilibrar la demanda para atesoramiento en un entorno de liberalización extrema son a todas luces insostenible política y socialmente', señaló el informe que encargó Alberto Fernández.

Es que en la Argentina, el encarecimiento del dólar por la devaluación, lejos de desincentivar la demanda de moneda extranjera la acelera generando daño en el poder adquisitivo de los salarios. Por ende, para los directivos del Banco Central, "Los controles sobre la cuenta capital y financiera del balance de pagos son por lo tanto una condición necesaria no sólo para la recuperación económica del país, sino también en el marco de una estrategia integral de desarrollo".
El documento explica que lo que es malo no es el endeudamiento externo, sino el uso que se la da: "Enmarcada en una estrategia económica integral orientada a potenciar las capacidad tecnológicas y productivas requeridas para superar las limitaciones estructurales del país, la deuda puede funcionar como un facilitador del proceso de desarrollo". En cambio, es dañina si se la usa para sostener el atraso cambiario y postergar el ajuste de las cuentas externas del país.
En el caso del ciclo 2015-2019 el 80% de los dólares que ingresaron a país fueron para inversiones financiera (especulación y deuda) y se destinaron fundamentalmente a financiar el turismo en el extranjero y, principalmente, la formación de activos externos (FAE) o "fuga de capitales" de los argentinos, que se triplicó y superó los 86.000 millones de dólares.
Ese monto hubiera permitido cubrir "los gastos de más de 3 años y medio en materia de importaciones de bienes de capital e insumos de uso difundido" con los que actualizar y mantener funcionando la industria, estimó el Banco Central, aunque no explicó los motivos por los que los argentinos prefieren sacar los ahorros del sistema financiero en lugar de usarlos para financiar la producción.
"La fuga de capitales presenta en el período una notable concentración en unos pocos actores económicos. Un reducido grupo de 100 agentes realizó compras netas por USD 24.679 millones", detalló el informe.  De estos, solo el 1% de las personas físicas que compraron dólares en el período acumuló compras por 16.200 millones y solo en 1% de las empresas adquirió 41.124 millones de dólares, casi la mitad de lo fugado a lo largo de esos cuatro años.
Cabe aclarar que la compra de dólares para atesoramiento, el "canuto" o los dólares abajo del colchón también se contabilizan como "fuga". Los argentinos que compraron dólares en blanco pasaron de ser 1,9 millones de 2015 con los permisos de la Afip a 5,5 millones de argentinos en 2019, incluso con el cepo light de Guido Sandleris.
"Aún durante la primera fase de auge e ingreso de capitales, la formación de activos externos de los residentes alcanzó los USD 41.100 millones. En la etapa de aceleración de salida de capitales, a partir de mayo de 2018, la FAE alcanzó los USD 45.100 millones", precisó el reporte.
Al igual que en ciclos de endeudamiento anteriores, la mayor parte de la formación de activos externos terminó fuera del sistema financiero local. "El stock de billetes que el sector privado mantiene en su poder por fuera del sistema (el denominado "colchón"), cerró 2019 en USD 175 mil de millones (aumentó USD 55 mil millones respecto de diciembre de 2015) y los depósitos en el exterior alcanzaron USD 44 mil millones, USD 14 mil millones por encima de diciembre de 2015", detalló el informe.
La consecuencia de esta entrada especulativa de divisas, que se destinó prioritariamente a la compra de Lebacs bajo el mandato de Federico Sturzenegger, luego se retiraron del país con enorme pérdida de Reservas Internacionales. Si a esto se le suma el endeudamiento del Tesoro Nacional para financiar gasto corriente, el resultado fue una devaluación y el pedido de un salvataje al FMI de 44.500 millones de dólares, un enorme ajuste fiscal con recesión, más inflación y más pobreza.
"Como expresó el Presidente de la Nación en su mensaje de inauguración de las sesiones del Congreso de la Nación, así como un país se unió para desterrar el terror y la muerte, también digamos NUNCA MÁS a las políticas que instauran pobreza y dolor entre los argentinos", concluyó la nota introductoria del informe.