Esta nota no es para llorar sobre la leche derramada. Se trata de asumir cuanto antes el cambio de paradigma y que los damnificados puedan rearmar su esquema laboral y de ingresos antes de que sea tarde.
Se habla mucho en los medios de que el coronavirus no atacó a todas las profesiones por igual, pero falta dar un paso más y determinar qué trabajos, entre los más afectados, pueden reformularse para regresar en buena forma cuando termine la cuarentena y cuáles quedarán en coma, al menos hasta que se descubra una vacuna o una cura a la enfermedad.
Hoy analizaremos juntos algunos casos y brindaremos tips para los más perjudicados por el aislamiento social. A lavarse bien y poner manos a la obra.
Actividades “protocolizables”
Existen trabajos que ahora se encuentran inactivos, pero que muy probablemente vuelvan al ruedo con protocolos de seguridad.
Un ejemplo es el caso de los odontólogos, que actualmente solo atienden casos de urgencia por el riesgo que implica el trabajar sobre la boca, una zona del cuerpo con alto riesgo de contagio. Con el regreso de la actividad, las obras sociales y las prepagas deberán proveer los insumos necesarios para que las medidas de seguridad se implementen. También, dictar el protocolo de seguridad para la atención de pacientes. Las mismas obligaciones se aplicarán al resto de las especialidades de consultorio hoy suspendidas.
Algo similar ocurrirá en comercios, restaurantes y otros espacios donde el negocio no dependa de un contacto estrecho ni demande un alto tránsito de personas. Es probable que estas nuevas medidas reduzcan los márgenes de ganancias así como también el personal necesario para la actividad.
Casi todo es “protocolizable”: las labores de las empleadas domésticas, los personal trainers, los administrativos y los empleados de atención al público. En consecuencia, todos ellos se irán restableciendo de manera gradual, por más que el desarrollo de una vacuna y su posterior aplicación se demore.
¿Cuáles son las actividades que no cumplen estos requisitos y seguirán en boxes durante meses o años? Pensemos.
Actividades difícilmente “protocolizables”
El turismo, ya sea interno o externo, está en coma y golpea directamente los balances de aerolíneas, hoteles, agencias de viajes, servicios de guía, alquiler de vehículos, etc.
Los eventos masivos tampoco tienen lugar en el mundo del coronavirus, por lo que penden de un hilo boliches, discotecas, pubs, salones para fiestas, estadios para recitales. También clubes, canchas para alquilar, teatros, cines.
El sistema educativo presencial difícilmente se retome este año, pero se sigue adaptando al contexto con clases a distancia, más allá de las críticas recurrentes de padres y alumnos a la falta de flexibilidad de muchas instituciones y de algunos de sus docentes.
Seguramente existen muchos más ejemplos.
La idea es plantear algunos casos para que se entiendan las características principales de esta clasificación: estamos hablando fundamentalmente de actividades que implican la aglomeración de personas o los traslados a otras regiones. En todos estos casos el riesgo de contagio y circulación rápida del virus será alto mientras no se encuentre una cura o una vacuna u otra forma de inmunización de la población mundial.
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