Corría el siglo XVI, época grandiosa de apogeo tanto para los imperios europeos, como para los otomanos. Hubo conquistas, guerras, invasiones, uniones, y traiciones. El mundo se seguía delineando, dividiéndose el territorio del planeta, entre Inglaterra, España, Holanda, Imperio Otomán, Portugal, y otros que iban surgiendo.
En el auge del comercio de esclavos, los portugueses ocuparon Luanda, que es la zona de la costa, en el sur de lo que hoy es Angola. Al tener salida al mar, les servía como puerto comercial. A través de los años, las décadas y los siglos incluso, muchos imperios tomaron Luanda como propia, entre ellos los españoles (al fusionarse su imperio con el portugués, y los holandeses), de cualquier manera, y luego de alguna guerra menor, los portugueses, derrotaron a los holandeses y retomaron el dominio de Luanda, y algunas otras tierras, mar adentro, transformándose en Angola.
Este dominio, empezó a debilitarse en el año 1973, con el nacimiento de varias guerrillas internas, que peleaban para la independencia de Angola, la que finalmente fue declarada en 1975. Su primer presidente, fue el autoproclamado, Agostinho Neto, líder de uno de los movimientos guerrilleros. En 1979, al morir este, su amigo fiel, José Dos Santos se hace con el poder, y queda como presidente, hasta el 2017, cuando se exilió en España. Este hombre presidió Angola por 38 años.
Precisamente en 1973, cuando se empezaba a gestar la rebelión contra los portugueses, Dos Santos se convirtió en padre, de una hija, a la que llamó Isabel. Adelantándonos hasta la fecha, Isabel Dos Santos, es la mujer más rica de África, gracias a decretos de su padre, en un comienzo, pero también, gracias a su habilidad para los negociados turbios y la corrupción.

Su padre le entregó por decreto tierras en Luanda, a orillas del Océano Atlántico, para el desarrollo y la modernización de la ciudad capital del país. Los habitantes que allí vivían, fueron desplazados por la fuerza, unos kilómetros al norte, donde no había nada. Muchas de las imágenes típicas que vemos en televisión mostrando la pobreza en África, provienen de esta zona. Una vez confiscada la zona costera, el cambio en la ciudad, fue monumental. Edificios de lujo, hoteles internacionales, viviendas a precios incompatibles con la realidad local, y todas estas construcciones, con materiales de dudosa calidad, y hechos por, entre otras empresas, la conocida nuestra de Odebrecht. Luanda, se transformó en un centro internacional de negocios y negociados, pero también un centro para el lavado de dinero.
El imperio de Isabel Dos Santos siguió creciendo, gracias a su padre (le otorgó el monopolio de la energía del país, y se hizo con el multimillonario negocio de los diamantes).
En 2012, el gobierno argentino de la entonces presidente Cristina de Kirchner, envió una delegación a visitar el país africano. Esta delegación, estaba constituida por funcionarios oficiales del gobierno argentino, y cerca de 400 empresarios de nuestro país, que organizaron una exposición de productos nuestros.
Según los discursos de Cristina, en su momento, era una oportunidad única y que no podíamos desaprovechar. Trazó comparaciones entre los dos países y llegó a decir que podrían complementarse bien, a nivel producción y economía.

Pero, nada salió de dicho viaje “comercial”. No hubo inversiones, no hubo ventas, no se ingresó en ese mercado. ¿Cuál fue la verdadera razón de tamaña delegación? La BBC británica, que investiga a Isabel Dos Santos, tuvo acceso a más de 700 mil documentos filtrados, en los que figuran todos los negociados de la hija del ex presidente.
Entre ellos, la turbia entrada de Cristina a las empresas de diamantes y en compañías petroleras, como la portuguesa GALP y la angoleña Sonangol. Esta “inversión” personal, fue hecha a través de empresarios testaferros que formaron parte de dicha delegación en el 2012.
Este dinero, era luego blanqueado, con pagos a sociedades inscriptas en Dubai, de la que dichos testaferros, eran directores. Entre los mencionados en los documentos, hay empresarios de carne, miel, vinos. La señora Isabel Dos Santos, niega toda ilegalidad, y a pesar de la enorme cantidad de pruebas, dice que sus detractores, solamente envidian su éxito y el de su padre, y que es todo una cacería de brujas.
Especial por Javier Pérez para Periodismo y Punto.