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Advierten por riesgos del “giro ofensivo” del BCRA

Tras el cambio de Gobierno, las nuevas autoridades del Banco Central (BCRA) llevaron adelante una progresiva y rápida reducción de la tasa de interés de referencia. En cuestión de mes y medio, el titular de la entidad monetaria, Miguel Pesce, bajó quince puntos la tasa, llevándola de 63% a 48% (de 4,1% a 3,3% mensual), ubicándose levemente por encima de la inflación esperada (es de 3% mensual para febrero, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado del BCRA).

Al mismo tiempo, el Banco Central ha mantenido al tipo de cambio casi anclado: el oficial avanzó sólo 1,4% en los últimos dos meses, muy por debajo de la suba de los precios, que habría alcanzado cerca de 7% acumulado. “Una menor tasa de interés y un dólar más calmo ayudarían a estabilizar la economía, a la par que relajarían las tensas condiciones financieras en moneda local”, describió en un reciente informe Ecolatina, en referencia al objetivo del Gobierno.

“Estas políticas expansivas tuvieron su contracara. Por un lado, la base monetaria creció 7% entre el promedio de noviembre de 2019 y el de enero pasado. Por el otro, el dólar contado con liquidación trepó cerca de 15% en el mismo plazo, rondando los $ 85 por dólar actualmente. De esta forma, la brecha con el tipo de cambio oficial saltó 25 puntos porcentuales en el período, acercándose al 40%”, señaló la consultora.

Ecolatina remarcó que el giro hacia políticas más activas no está exento de riesgos. “Si bien este cambio era previsible, ya que la política monetaria venía siendo demasiado contractiva tras el segundo acuerdo con el FMI, no queda claro todavía si la nueva estrategia será efectiva”, resaltó, y señaló que un tipo de cambio oficial estable es la “precondición” para comenzar a reducir la volatilidad y la incertidumbre y que, por otra parte, el dólar atrasado podría funcionar como “ancla nominal”, ayudando a desacelerar la suba de precios.
“Sin embargo, las mejoras no están aseguradas. Por caso, si el dólar oficial sigue sin moverse y la inflación sin ceder significativamente, la competitividad continuará en franco retroceso. En este sentido, el tipo de cambio real multilateral cayó 4% desde que asumió el nuevo Gobierno y 8% desde que se impuso el ‘cepo hard’ a fines de octubre de 2019, y ya está en línea con su promedio histórico, algo preocupante en un contexto de mayor presión impositiva”, afirmó.


Según el análisis, en este escenario de grandes pagos de deuda y nulo acceso al financiamiento, preservar la competitividad cambiaria es fundamental: la cantidad de dólares genuinos que genere nuestra economía –exportaciones netas de bienes y servicios– determinará la capacidad de hacer frente a los compromisos asumidos. “Más aún, incluso una renegociación exitosa de la deuda podría no alcanzar para sortear un default si la divisa se atrasa de forma tal que golpea sensiblemente a las exportaciones”, advirtió.
Adicionalmente, la consultora resaltó que si el tipo de cambio oficial se rezaga, aumentan las expectativas de devaluación futura. “Con un rendimiento de las colocaciones en pesos que va perdiendo atractivo, este mix generará presiones en los mercados cambiarios paralelos. Dado que una brecha elevada incentiva a subfacturar exportaciones y sobrefacturar importaciones, el impacto de esta variable no es despreciable”, indicó.

El informe destacó que el nuevo carácter de la política monetaria también tiene efectos significativos. En primer lugar, la estrategia de una menor tasa de interés podría aliviar financieramente a muchas pyme ahogadas durante el último año, complementándose así con la moratoria anunciada por la Afip, en un contexto de gran incremento del nivel de morosidad. “Reducir las posibilidades de una ruptura generalizada de la cadena de pagos (el reciente pedido de reestructuración de pasivos de Guardati Torti refleja su delicada situación) es fundamental para evitar que la crisis se agudice”, afirmó.

“Lamentablemente, al igual que con el tipo de cambio, esta relajación de la política monetaria presenta algunos desafíos. Además de la mayor brecha que provoca el menor rendimiento de las colocaciones en pesos, es posible que la mayor liquidez impulse a los precios en lugar de volcarse al consumo y a la inversión”, señaló Ecolatina, que además estima que en esta coyuntura es probable que la demanda de préstamos no se recupere.



eleconomista